Hazel
Easton llama a mi puerta temprano y por suerte ya estoy lista para ir al trabajo. Admito que me siento un poco ansiosa ya que hoy trabajaremos con los chefs del Barlowe. Si yo estoy nerviosa, no quiero imaginar cómo se debe de sentir Easton.
─¿Estarás bien? ─Le pregunto en cuanto los dos estamos en la puerta de la cocina, compartimos una mirada cómplice y una mueca se forma en sus labios antes de asentir ligeramente con la cabeza.
─Lo estaré.
No me parece que suena muy convencido de sus palabras, pero al menos lo intenta.
Al entrar a la cocina, Herbert es quien nos recibe y nos reúne a todos con los empleados del Barlowe, quienes llegaron a tiempo. Tan pronto como nos presentamos, Easton, quien es el encargado de la comida, comienza a darnos órdenes y dejarnos diferentes tareas, yo por mi parte me concentro en seguir las indicaciones que me dan por mucho que me gustaría improvisar, pero sé que mi padre no estaría de acuerdo con ello y debo hacer caso a las órdenes de Easton, quien tiene una actitud muy seria.
Por la forma familiar en la que algunos empleados del Barlowe se dirigen a él, tengo la impresión de que lo conocen desde antes, tal vez sepan que es hijo de Jerome Barlowe solo que son discretos y no lo echan de cabeza en el Laurier.
Me pregunto si lo mismo sería conmigo, si supieran mis compañeros quién es mi padre, ¿cambiarían las cosas?
Intento no enfrascarme en esos comentarios que pasan por mi cabeza y me concentro en los platillos, en decorarlos con delicadeza y perfección. Para la hora del almuerzo, me reúno con Sheila y Johan.
─Uf, estoy agotada ─dice Sheila abriendo una botella de agua para luego beber de ella─. Este día está siendo estresante.
─Dímelo a mí ─dice Johan soltando una risa baja─. Tienen suerte de no estar en el grupo de Easton y los del Barlowe.
─¿Por qué?
Pregunto frunciendo el ceño, Johan mira a sus espaldas, no hay rastro de Easton, pero sí de algunos cocineros del Barlowe platicando con algunos de los nuestros.
─Easton y el chef Dillon han tenido una discusión ─nos cuenta a ambas bajando un poco la voz, Sheila se acerca más a los dos.
─¿Qué? ¿Es en serio? ─Aunque el comentario de nuestro amigo nos ha tomado por sorpresa, Sheila no parece tan sorprendida del todo.
─Sí, al parecer tenían ideas diferentes con algunos ingredientes para alguno de los platillos y ya saben como es Easton, no le gusta que le lleven la contrario y bueno ─se encoge de hombros para restarle importancia─. Han discutido un poco, pero no lo sé, la tensión que hay entre ellos es diferente, es como si se conocieran desde antes.
─Bueno, el Laurier no es el único trabajo de Easton ─dice Sheila como si fuera algo obvio─. Estuvo en otros restaurantes, tal vez conoce a ese tal Dillon de otro lado.
─Sí, es lo más probable ─dice Johan con un leve asentimiento─. ¿Saben? Son buenos, se ve que tienen experiencia, me refiero a los del Barlowe.
Dice haciendo un gesto de cabeza hacia atrás para dejar en claro que habla de ellos.
Lo cierto es que los empleados del Barlowe no todos son tan jóvenes, algunos se ven que es probable que lleven años trabajando para el restaurant y deben de tener demasiada experiencia.
Cambiamos de tema un poco y conversamos un rato hasta que Easton nos dice que debemos continuar preparando los platillos, tres horas más tarde, Herbert aparece en la cocina y se dirige con discreción hacía mí para pedirme que vaya a su despacho.
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Chef Kisses
RomanceEaston ha trabajado duro para convertirse en el siguiente chef en el restaurant que trabaja. Después de un largo tiempo lo ha conseguido, pero cuando su jefe le dice que tiene que trabajar con otro chef en la cocina cree que es una broma, en especia...