La omega de cabellos claros y largos, echó una mirada furtiva por encima del hombro. Cielos, Yuna tenía mucha razón. Parecía que en efecto iba a encontrarse con alguien que la conocía esa noche.
—Soy yo, Ryujin. Si se acuerda de mí, ¿Verdad? —preguntó la pequeña omega, con ilusión y Nayeon no pudo evitar esbozar un intento de sonrisa al volverse a mirar a la mejor amiga de su hija.
—Hola, Ryujin... —Soltó con poco entusiasmo y alzó una mano en un discreto saludo —Me alegra verte. —Mintió descaradamente e intentó mejorar su expresión de bochorno.
Cualquier persona con el menor sentido de la discreción habría fingido no verla y seguir su camino. No Ryujin. Parecía como si todas las doceañeras del mundo se hubieran confabulado contra ella, esa noche.
Lo único que Nayeon quería era una harina preparada para hacer las galletas de chocolate con nueces a su querida hija, regresar a su casa, hornearla y meterse en la cama a dormir un par de horas. La omega pensó que cualquier persona razonable estaría en su casa a esa hora y con ese frío. Menos ella.
—La veo... diferente —Murmuró Ryujin, mirando con extrañeza a Nayeon —Bueno, es una manera de decirlo. Cuando la vi de repente, pensé que era una pordiosera —Meditó sin pena. Tan espontáneas las niñas, siempre.
Soltándose la bufanda un poco, Nayeon logró sonreír un poco y Ryujin continuó con sus preguntas incómodas.
—¿Qué hace aquí tan tarde? —Consultó siguiendo a Nayeon, quien se escurría hacia la caja.
—Yuna olvidó decirme lo de las galletas horneadas... —Lamentó Nayeon y no porque Ryujin se estuviera enterando, sino porque no sabría cómo recuperar esas horas de sueño reparador que estaba perdiendo mientras hablaba con esa niña, a esas horas de la noche en una tienda de veinticuatro horas.
La alegre risa de Ryujin, resonó a través de la tienda.
—Yo estaba viendo televisión con mi mami, cuando recordé que no había comprado los refrescos para la fiesta. Ella me está esperando ahora en el auto.
¿La madre de Ryujin le permitía que estuviera despierta tan tarde? Nayeon hizo lo que pudo para ocultar su desdén.
Por lo que Yuna le había comentado sobre la jovencita, sabía que la madre de Ryujin era una alfa viuda hace once años, cuando la madre omega de la niña murió en un accidente acompañada de su amante. Nayeon asumió que la jovencita, sin duda, no conocía el significado de la palabra disciplina y que aquella mujer debía de ser una de esas liberales de voluntad débil, tan inmersa en su carrera que no tenía tiempo para su hija. ¿Qué clase de madre podía dejar a una niña de doce años andar por una tienda a estas horas de la noche? Nayeon rodeó los hombros de la pequeña omega con un brazo, como para protegerla de las más ásperas realidades de la vida. La pobre cachorra.
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𝑭𝒂𝒍𝒍 𝑰𝒏 𝑳𝒐𝒗𝒆 ❈ [2Yeon] G!p
Fanfiction"-Mami, ¿has pensado en casarte alguna vez? -Preguntó aquella cachorra de hermosos ojos almendrados y oscuros. Im Nayeon no lo había pensado antes. Compartir su vida con un alfa era una experiencia que nunca consideró y en esa etapa de su vida no la...