Doce❈

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Ya estaban de regreso del autocinema y ahora estaban estacionadas frente a la casa de Nayeon, pero no habían sido capaces de romper el silencio que se había impuesto en medio de ambas.

—Llegamos. Supongo que hasta aquí nos trajo el final de la noche. Aunque, ¿te confieso algo? —Susurró la alfa, acercándose algunos centímetros contra sí oído, golpeando sus labios contra su mejilla.

—¿Qué? —Respondió la rubia, con tremulidad.

—Quisiera que esta noche no se acabe nunca...

—Eres muy buena con las palabras... —Comentó la rubia, desabrochándose el cinturón de seguridad y bajando del auto sin más. 

—¿De verdad? —Consultó cuando la halló en camino hacia su casa, una vez siguió sus acciones fuera del auto.

—Ya Yuna debe estar durmiendo, y a mí... a mi me gustaría que me acompañaras a tomar un último café antes de ir a casa. —admitió la omega, intentando no delatar su deseo de que se quede junto a ella, aunque sea un breve un momento más.

—Nay... tú sabes que quiero algo más que café, de ti. —Se acercó a ella y la besó tiernamente, acariciando sus labios. 

Nayeon se apartó antes de que se apodere de sus sentidos y se adentraron hacia la casa de la omega  la alfa con una sonrisa divertida. Ingresar a su casa en ese horario de la noche y acompañada de la alfa que le alborotaba los sentidos, era una idea muy peligrosa...

Algunos minutos después de que Nayeon despidiera a la niñera de Yuna y Jeongyeon llamara a su niñera para indicarle que pernocte en su casa hasta que ella regrese, estuvieron sentadas frente a la otra, bebiendo una taza de café, pasando la medianoche, después de una estupenda velada que había rebasado las expectativas en ambas. 

Nayeon no lo admitiría, pero aún sobre todo su esfuerzo por negar sus sentimientos, deseaba tanto o más que su loba que Jeongyeon no se fuera esa noche.

—Nay, no sabes lo que esperé por una mujer como tu... eres ese tipo de mujer con la que cualquiera soñaría compartir su vida entera, eres... —Se detuvo cuando esos oscuros ojos no se despegaban de su persona.

Nayeon mantuvo esa expresión atractiva, cuando recorrió el tobillo de la alfa con uno de sus pies desnudos debajo de la pequeña mesa de la cocina. Jeongyeon detuvo el romanticismo de sus palabras torpes, dejándose llevar por la atracción que las envolvió desde un primer instante que se hallaron en sus ojos y que parecía al borde de una explosión si no se dejaban reclamar por sus lobas.

—Nayeon... —Murmuró, ronca y la omega sonrió desvergonzada cuando alcanzó su rodilla y se dió el impulso para escalar hacia su entrepierna. La alfa jadeó cuando ese suave pie se hizo un lugar entre sus piernas.

—Tu eres mucho más de lo que yo esperaba Yoo... eres como un sueño con tu perfecto aroma, tus valores tan íntegros, eres tan buena en todo lo que haces. Incluso cuando abres tu hermosa boca para hablar, eres perfecta... —Correspondió cuando sintió el floral aroma de la alfa reunirse con el suyo y convertir su pequeña cocina en un alegre jardín. 

Jeongyeon inhaló aquello, antes de sentir el pie de Nayeon en donde no debía estar y jadeó, aún intentando reprimir a su loba.

—Rayos omega, tu no... —Tragó cuando Nayeon presionó la caricia, sin poder ignorar el rubor que se extendía por su rostro tenso, haciéndola ver sensual y adorable a la vez a través de una sonrisa tímida.

El experimento se había salido de control, ya no se trataba de una posibilidad, sino de una necesidad entre las dos. 

La alfa jadeó cuando la caricia no tuvo un ápice de titubeo y se reencontró con esa preciosa mirada que le daba de beber de su atracción, la deseaba, podía sentirlo con tanta claridad

𝑭𝒂𝒍𝒍 𝑰𝒏 𝑳𝒐𝒗𝒆 ❈ [2Yeon] G!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora