Ocho❈

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Los pasos ruidosos se oyeron hacia su dirección, antes de que apareciera por la puerta.

—¡Mami! —Gritó Yuna, pero su madre ya la esperaba —Te hablan por teléfono.

—¿Quién es, bebé? —Sin duda, alguien interesado en limpiar las alfombras o vender un lote en el cementerio supuso la omega, sin desatender sus papeles.

—No sé —Respondió la pequeña omega, deteniéndose el auricular sobre el hombro. Bajó su voz casi en un susurro —Pero sea quien sea, parece bastante raro...

—Habla Nayeon —Contestó la omega sonriendo a la extrañeza de Yuna, quien no tardó en regresar a su habitación.

—¿Puedes hablar? —Esa ronca voz femenina era sin duda la de Yoo Jeongyeon, pensó incorporándose de pronto y acomodándose el cabello.

Lo dejó estar cuando notó que no tenía sentido, ya que lógicamente la alfa no podía verla y se sintió ridícula. Vaya, tantas sensaciones en tan pocos segundos, esa alfa la desequilibrada bastante rápido.

—Sí —Miró hacia la habitación de Yuna para estar segura de que su hija no podía escucharla.

—¿Podemos vernos mañana para almorzar juntas? —Consultó Jeongyeon, lanzando un bufido.

—¿A qué hora? 

—Al mediodía en Sea Galley.

—¿Sincronizamos nuestros relojes? —Bromeó Nayeon, haciendo reír a la mujer al otro lado del teléfono.

Había pasado una semana desde la última vez que habló con Jeongyeon. Mientras tanto, Yuna no había vuelto a hablar de unir a las dos familias, y aunque eso en sí había sido bastante sospechoso, había tenido demasiado trabajo con el área de diseño anticipando el cambio de temporada, como para pensar en ello.

—No te hagas la graciosa, Nay. Necesito tu ayuda y es urgente...

—¿Nay? —Cuestionó la omega, ahora sonriente.

—¿Estamos en confianza o no? —La desafió Jeongyeon con ese tono de voz. 

Nayeon tuvo que detener el suspiro que casi se le escapó a causa de su loba cautivada. Al parecer, y por mucho de que intentara mentalizarse, su lado animal estaba muy a gusto con ella. Bah, ella también lo estaba, Jeongyeon era una amiga muy aplicada y atenta.

—Tienes razón, Jeongyeon-ah —Rió un poco más —Pues, invítame a almorzar y soy toda tuya —Nayeon se alegró de que no hiciera algún comentario sobre sus incautas palabras. Ella no podía creer que había dicho eso.

—¡Perfecto! Entonces, nos vemos mañana. —Respondió Yoo, muy animada.

—Bien... —La sonrisa osciló en las comisuras de los labios de Nayeon al colgar la llamada. Su mano permaneció allí por un momento mientras una inesperada oleada de dicha la inundaba, más se negó a analizar sobre ello.

—¿Quién llamó? —preguntó Yuna, asomando la cara por el borde de la puerta.

—Unaaa... amiga, si, que me invitó a... a almorzar con ella mañana.

—Ah —La cara de la adolescente era un estudio en escepticismo —Por un minuto me pareció que era Jeongyeon unnie, fingiendo voz de hombre para hablar contigo —Comentó Yuna, mientras se veía las uñas distraída. 

—¿Jeongyeon? Para nada bebé, era una amiga que tiene la voz muy grave —Dijo con una risilla forzada, luego cambió de tema —Yuna, son las nueve y media. Mejor acuéstate ya. —indicó la mayor y se alegró de hallar una buena excusa para huir de la mirada acusatoria de su hija.

𝑭𝒂𝒍𝒍 𝑰𝒏 𝑳𝒐𝒗𝒆 ❈ [2Yeon] G!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora