Diez❈

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La música de kpop brotaba de los altoparlantes y vibraba por toda la pista de patinaje. Un DJ anunciaba las melodías desde una cabina rodeada de vidrio y bromeaba con los patinadores.

—No puedo creer que haya dejado que me convencieras —Bufó, sentándose a su lado para amarrarse los patines.

—Me niego a ser la única alfa mayor de treinta años en esa pista —Le replica con una amplia sonrisa, sin duda complacida por su talento para la persuasión.

Nayeon se quejó de que tenía años sin patinar, pero Jeongyeon declaró con esa sonrisa suya tan exasperante y seductora:

"Es como andar en bicicleta. Una vez que aprendes, nunca se te olvida."

Nayeon se quejó un momento, pero en realidad comenzaba a entusiasmarle la idea. De pequeña siempre le gustó patinar sobre ruedas y había algo en Jeongyeon que revivía en ella a la cachorra de hace años atrás. Y a la omega, también, se dijo, recordando el beso.

Las amigas de Ryujin ya estaban patinando con una facilidad que provocó la envidia de la omega mayor quien, lenta y cautelosamente, se unió al gentío que daba vueltas a la pista.

—Hola, mami —Yuna pasó frente a ella a la velocidad de la luz. 

Casi al instante, otra centella pasó frente a ella.

—Hola, Nayeon unnie —Saludó Ryujin yendo tras su hija.

Permaneciendo cerca de la orilla con toda cautela al alcance del pasamano, Nayeon se concentró en hacer que sus pies funcionaran correctamente. Pero sus movimientos eran cortos y torpes.

Jeongyeon patinó ante ella, dió un giro y regresó hasta donde estaba la omega desconcertada, quien alzó la mirada y le ofreció una débil sonrisa. 

Debió haber supuesto que sería tan diestra y segura de sí con los patines como en todo lo demás... excepto en lo relacionado con fiestas de cumpleaños para niñas. Mirándola, cualquiera diría que patinaba a diario desde hacía años, aunque ella aseguraba que llevaba veinte años sin entrar a una pista de patinaje. En cambio, Nayeon se sentía tan torpe como un bebé al dar sus primeros pasos.

—¿Cómo va todo? —preguntó con una amplia sonrisa.

—Bien. ¿No se nota? —En ese momento perdió el control de un pie y buscó con desesperación el pasamanos hasta que logró aferrarse al mismo antes de caer al suelo.

Jeongyeon estuvo a su lado al instante.

—¿Te hiciste daño? —Consultó la alfa, checando rápidamente con sus ojos.

—No —Murmuró la rubia.

—Ven, lo que necesitas es una mano fuerte que te guíe.

—El clásico comentario innecesario que solo puede llegar de parte de una alfa. —Bufó la rubia —Olvídalo. Estaré bien en unos minutos, en cuanto me acostumbre a las ruedas. Ve a rescatar a alguien más, cariño...

—¿Estás segura? —Bromeó la alfa, ladeando una sonrisa.

—¡Jeongyeon, por amor al cielo, al menos déjame conservar intacto mi orgullo!

Pero era difícil mantener intacta cualquier cosa en ese momento, con sus pies resbalando para todos lados mientras trataba de erguirse.

—Está bien, si es lo que quieres —Se encogió de hombros y se deslizó lejos de Nayeon con exasperante facilidad.

Quince minutos después, Nayeon se sintió bastante segura para unirse al resto del grupo que daba vueltas a la pista. Sus movimientos parecían un poco menos torpes, menos inseguros, aunque aún no conseguía un control completo.

𝑭𝒂𝒍𝒍 𝑰𝒏 𝑳𝒐𝒗𝒆 ❈ [2Yeon] G!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora