Después de la noche que se encontraron en el cine, Nayeon no pensaba mucho en la invitación de Jeongyeon a la fiesta de la compañía, hasta que leyó al respecto, en la sección de sociales del periódico digital.
Una columna completa describía la importancia de la fiesta patrocinada por Extreme Sports como el evento de gala del año. Cualquiera que fuera alguien importante en Seúl e incluso de afuera, estarían allí.
Hasta leer la nota, Nayeon había pensado que se trataría de una fiesta sencilla, esa era la impresión que Jeongyeon le había dado cuando la invitó. Desde ese momento comenzó a preocuparse, aunque no estaba segura del porqué. Ella era una diseñadora reconocida dentro del ámbito social y comercial, pero ser la acompañante de nada menos que de Yoo Jeongyeon, una de las alfas más codiciadas por su atractivo físico, además de una posición social y económica envidiable, y ese impresionante intelecto y talento para los negociaciones, hacía activar su sensor de la preocupación.
El problema, decidió la omega, era el que había venido esquivando desde la fiesta en pijamas de Ryujin, aún no quería ventilar a los cuatro vientos su recién comenzada relación con Jeongyeon, estaba completamente asustada ante esa idea.
Ahora, vestida para la fiesta con un largo vestido azul royal que complementaba con cada detalle que había utilizado, y de amplia caída hacia sus pies, su intranquilidad creció alarmantemente. Tan siquiera era el vestido que tenía pensado usar desde un inicio, cambió de parecer ante la información en la nota y, ahora, unos largos guantes acompañaban la elegancia de su vestido y traía el cabello recogido prolijamente y algunos mechones lo adornaban. No escatimó en ningún detalle, porque sabía lo importante que era la velada para Jeongyeon y podía imaginar los comentarios que iban a salir en las notas de sociales. Todos en su familia, amigos y conocidos no tardarían en descubrir que, efectivamente, era la omega de una de las mujeres más exitosas de toda Corea del Sur. Intentó dejar de pensar en ello.
Jeongyeon se quedó sin habla al verla salir por la puerta de su casa. La admiración fue mutua cuando sus ojos se encontraron.
La pelicorta parecía haberse quedado demasiado perdida en cada detalle de su vestido azul. Su profundo escote y una fina capa de tul habían llamado la atención de la alfa, quien se acercó deseando haber prescindido de su lipstick rojo pues, en ese preciso instante solo deseaba besarla hasta que se quedara sin aire y de ser ella misma quien descubriese cada detalle en aquella hermosa prenda. Entonces no estaba tan segura de si quería compartirla con todas esas personas, su loba ronroneó ante su belleza y atractivo, estaba majestuosa, como si fuera la heredera al trono de un imperio.
Nayeon se dejó abrazar por ella y su impregnante aroma floral, sólo para poder pasar sus manos sobre su espalda descubierta por el largo vestido que se ceñía en su cintura y caía de forma muy similar al suyo. El negro era su color, supo reconocer la rubia, y cuando descubrió el profundo tajo que descubría una de sus largas piernas, pensó que se quedaría sin aliento. Era demasiado para su corazón. Se veía impresionante, no, despampanante, y tan siquiera era la palabra que deseaba emplear, tan siquiera sabía si existía una que la definiera correctamente porque llenaba sus ojos de una admiración entrelazada con un deseo sin igual.
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𝑭𝒂𝒍𝒍 𝑰𝒏 𝑳𝒐𝒗𝒆 ❈ [2Yeon] G!p
Fanfiction"-Mami, ¿has pensado en casarte alguna vez? -Preguntó aquella cachorra de hermosos ojos almendrados y oscuros. Im Nayeon no lo había pensado antes. Compartir su vida con un alfa era una experiencia que nunca consideró y en esa etapa de su vida no la...