Tres❈

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Aunque tenía a cargo los de diseños más famosos de toda Corea, siempre sacaba tiempo para sus funciones como mamá, y esta vez, Nayeon, aprovechaba las clases de costura que en su momento obligó a su madre a disponerle en sus años de juventud.

Bajó con pericia el pedal de presión sobre la tela roja, luego usó las dos manos para empujar el material con lentitud bajo la aguja que subía y bajaba a toda velocidad. De su boca salían alfileres, firmemente apretados entre los dientes. Su concentración era absoluta y silenciosa.

—¡Mami! —Sofocada, la pequeña omega entró al cuarto como un huracán.

Nayeon interceptó a su hija con una mano en alto, hasta que terminó la costura. Yuna dio varias vueltas alrededor de la mesa de la cocina, como un tiburón que rodea su presa.

—Mami, apresúrate, esto es algo verdaderamente importante. —Advirtió la pequeña traviesa.

—¡Qué! —Masculló Nayeon, entre los dientes con los que apretaba los alfileres.

—¿Puede quedarse Ryu a pasar la noche aquí? —Consultó tan rápido, que Nayeon parpadeó viéndola con incredulidad.

Aún no era fin de semana y Yuna conocía las reglas: "Tenía permiso para invitar a sus amigas sólo las noches del viernes y el sábado" Nayeon se quitó los alfileres de la boca antes de contestar.

—Hoy es miércoles. —Le recordó, esperando que aquello solucione todo el asunto.

—¡Ya lo sé! —Yuna alzó los ojos al cielo con esa exasperación que sólo pueden causar las madres.

Permitir a una hija quedarse en la casa de una amiguita en una noche entre semana era exactamente el tipo de conducta irresponsable que Nayeon esperaría de una madre como Yoo Jeongyeon, su estimación de la alfa descendía cada vez más.

Esa tarde, Nayeon supo que Ryujin ni siquiera iba a decirle a su madre que participaría en el espectáculo artístico de la escuela. Aquella alfa no mostraba el menor interés en las actividades de su pequeña hija, Nayeon se sentía tan mal por la actitud de la pelicorta, que se había ofrecido a confeccionar también un vestido especial para Ryujin, así podría participar en el evento, aparte del que ya estaba haciendo para Yuna.

—Mami, decídete de una vez porque Ryujinnie está esperando al teléfono. —Señaló en dirección de donde habitaba el aparato.

—Bebé, mañana deben ir a la escuela. —Yuna hizo otra mueca de fastidio —Ustedes dos se quedarán hablando hasta tarde y luego no se podrán despertar temprano para ir a clases. La respuesta es no.

La expresión de la pequeña omega fue de absoluta decepción y desolación, pero solo para intentar convencer a su madre.

—Te prometo que no charlaremos. Sólo por esta vez, mami. ¡Por favor! —Juntó sus manos como quién implora al cielo por un milagro, y sus preciosos ojos suplicaron —¿Cuántas veces te pido algo?

Nayeon miró a su hija con incredulidad. La lista podría ser interminable.

—Está bien, olvida que pregunté eso. Pero esto es importante, mami, de veras importante... por el bien de Ryu. —Suplicó haciendo un tierno puchero infantil. Nayeon meció la cabeza, aún con los ojos en su obra.

—Lo siento, hija, no entre semana. —Canceló la omega, sin mirarla.

Yuna bajó la cabeza y avanzó hacia el teléfono, arrastrando los pies.

—Ahora mi pobre Ryu tendrá que pasar la noche en la casa de la Señora Lee, y es horrible para ella... —Murmuró caminando tan lento, como si fuera un perezoso.

𝑭𝒂𝒍𝒍 𝑰𝒏 𝑳𝒐𝒗𝒆 ❈ [2Yeon] G!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora