Capítulo 10: Citas, Modas y Risas.

64 20 97
                                    

— ¿No puede ser? ¿Me estás jodiendo? .— Hizo una mueca de disgusto—. ¡Jamás dejaría que fueras con ese vestido! ¡No, no y no!

Abigail me hizo a un lado, como si fuera una muñeca de trapo, y se acercó al mostrador en busca de una prenda que supuestamente se ajustara a mi figura.

Después de mi "encuentro" con Nicolás, me vi obligada a compartirlo con Abby. Mis oídos todavía estaban en proceso de recuperación tras sus chillidos, que resonaron como un grupo de gatos peleando en un callejón.

— Bien, tengo tres opciones. Te probarás ambas y descartamos lo que no funcione. ¡Que empiece la acción! .— Dijo, dando dos palmadas como si estuviera en una competencia de belleza.

Se emocionaba más que yo, aunque en esta ocasión, la verdad es que sí lo estaba. Pero no quería darme color; eso sería demasiado.

Me moví hacia los vestidores, encontrando uno desocupado. Al entrar, un gran espejo me devolvió la mirada, mostrándome un reflejo que suplicaba a gritos una transformación.

Probé la primera opción: Un vestido de encaje color vino, corto y pegado. Resaltaba mis curvas, pero no me gustaba cómo enfatizaba mi trasero. Aunque, para ser justos, sí me favorecía en el pecho. Era bonito, pero no era lo que buscaba.

Salí del vestidor y vi a Abigail, quien había tomado asiento en un sillón circular, luciendo más como una espectadora que como una amiga.— Me dio una mirada que decía "¡Muero por verte!"

— Bueno... .— Dije, girando como si fuera una modelo en una pasarela—. ¿Qué opinas?

Ella caminó de un lado a otro, evaluando el vestido con gestos que me hacían reír.

— Mmm, nada mal. Pero no va contigo. Necesitamos un vestido que haga que Nicolás se quede embelesado. Y no solo eso, ¡Quiero que lo arranque esa misma noche! .—Dijo, en un tono sensual que le quedó como anillo al dedo.

No pude evitar reír. Su comentario me había hecho estallar en carcajadas.— Abigail me miró con cara de pocos amigos por un segundo, pero pronto nos unimos en una risa contagiosa.

— Eres una boba, Abby .— Le dije, mientras recuperaba el aire.

Volví al vestidor y probé la segunda opción: Un vestido negro de tirantes, muy lindo. Mostraba mi espalda y marcaba mi cintura. La abertura en "V" dejaba un poco de piel a la vista, pero la parte inferior era suelta. Un estilo más reservado, al menos en comparación con el primero.

Salí y la miré con picardía.

— Sé que dirás: "No me gusta, quiero algo más elegante y sexy." .— Imité sus expresiones.

Ella soltó una risa que retumbó en toda la tienda.

— ¡Ja! ¡Te hace bien juntarte conmigo! ¡Eres una amargada! .— Exclamó, entrecerrando los ojos y sacando la lengua, digna de un drama de secundaria.

— A veces me pregunto: ¿Por qué seguimos siendo amigas? .—La miré con expresión de "no sé si reír o llorar".

— ¡Porque eres una amargada! .— Espetó, entrecerrando los ojos y sacando la lengua como una niña traviesa.

Estaba a punto de responder, pero ella me interrumpió:

— Shh, no quiero que sigas. ¡Ahora, pon en marcha ese trasero y pruébate el siguiente vestido! .— Exclamó, señalando el vestidor como si fuera una sargento en entrenamiento.

Obedecí, riéndome por dentro. No quería que me empujara.

Finalmente, me puse el tercer vestido y, ¡bingo! Era color blanco, y hacía que mis curvas parecieran esculpidas por los dioses. Tenía una abertura en "v" que dejaba ver un poco de piel, pero era elegante y perfecto.

ETERNO AMOR DE MARZODonde viven las historias. Descúbrelo ahora