Capítulo 14: Un Baño de Dudas y Sentimientos.

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Desperté como cada mañana, con el sol asomándose por la ventana, proyectando su calidez directa sobre mi cama. Los rayos iluminaban mi rostro, forzándome a esconderme bajo las sábanas, tratando de escapar de su luz insistente. El silencio en la habitación era denso, casi palpable, y durante unos segundos me sentí suspendida en un limbo entre el sueño y la realidad. Pero el calor bajo las mantas comenzó a ser sofocante.— Finalmente, cedí y aparté la frazada, dejando que el aire fresco llenara mis pulmones.

Me giré de costado, mirando hacia el ventanal, y por un momento, solo observé el cielo despejado. Parecía tan inmenso, tan libre, mientras yo estaba atrapada en mis propios pensamientos. Mis dedos, casi por inercia, rozaron mis labios, recordando el beso de ayer.— Una sonrisa ligera se dibujó en mis labios, y casi sin darme cuenta, los acaricié con la yema de mis dedos, como si aún pudiera sentir su tacto en ellos.— Mordí mi labio inferior, saboreando ese recuerdo.

Nicolás, con sus gestos, me mostraba una caballerosidad que parecía sacada de otro tiempo, algo que me resultaba tan... auténtico en él.

Mi mirada se desvió hacia las flores sobre la mesa, un hermoso ramo que me había sorprendido estando al frente de aquel atardecer. Sus colores vibrantes contrastaban con mis pensamientos enredados.

La invitación de Nicolás seguía rondando mi mente: Ir a la propiedad de sus padres, fuera del estado, para celebrar el cumpleaños de su padre. Era un gesto tan dulce, tan considerado. Pero, en ese momento, solo pude responder con un simple: «Lo pensaré» .

Pero en realidad, mi mente estaba llena de dudas.

Una corriente de preguntas inundó mi mente: ¿Qué pensarían sus padres? ¿Nos harían preguntas incómodas?.— Aunque ya habíamos compartido algunos besos, todo se sentía aún tan nuevo. Estábamos conociéndonos, tanteando el terreno, y no estaba segura de querer dar ese paso tan repentinamente. Sabía algunas cosas sobre él, pero, ¿Qué tanto sabía él sobre mí?

Sabía que era una invitación importante. No era solo un viaje, era un paso más hacia algo que aún no sabía si estaba lista para enfrentar.

Y entonces, una parte de mí, esa pequeña voz en mi subconsciente, me susurró: Ya lo has besado tres veces. ¿De verdad piensas que esto no es serio? .— Sentí un nudo en el estómago.— Era cierto, me había dejado llevar por él más de lo que esperaba. Y ahora la idea de ir más allá comenzaba a rondar mi mente, inquietándome.

La duda comenzó a crecer, a enredarse entre mis pensamientos.— ¿Y si solo quiere jugar conmigo?.—Pensé.— Era una pregunta aterradora, pero real. En este juego, el miedo a ser vulnerable era mi peor enemigo.

"A veces, el amor es una apuesta que te exige saltar al vacío, sin garantías."

El temor a enamorarme y acabar lastimada era lo que más me frenaba. No quería ser la protagonista de una de esas historias donde el amor te atrapa solo para romperte. Ya había visto suficientes películas y leído demasiados libros de romance como para caer en la misma trampa.

Aunque, claro, mi subconsciente no tardó en recordarme: Sabes que amas esas historias.—Suspiré de nuevo, sonriendo para mis adentros, admitiendo la verdad.— Quizás, esta vez, solo me quedaba confiar en que no todas las historias tienen el mismo final.

El timbre de mi teléfono vibró sobre la mesita. Desconecté el cargador y tomé el móvil, entrecerrando los ojos por la luz de la pantalla. Un mensaje.— Bajé la barra de notificaciones para ver de quién se trataba, y como era de esperar...

Nicolás:
Buen día, pequeña. No, espera... me equivoqué, quise decir 'gruñitos'.

Sonreí inevitablemente, rodando los ojos. Sus apodos eran una forma pícara de intentar fastidiarme, aunque en el fondo no podía negar que me sacaban una sonrisa.

ETERNO AMOR DE MARZODonde viven las historias. Descúbrelo ahora