Capítulo 1: Un Fin de Semana de Revelaciones.

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¡Al fin, llegó viernes!

El eco de mis pasos en la acera resuena con más fuerza de lo habitual. Entre la universidad y las obligaciones del hogar, siento como si estuviera corriendo una maratón interminable. Pero hoy es viernes. Mi salvavidas. Mi escape.

Estudio leyes en la Universidad de Houston, y aunque me gusta, la presión es enorme. Estoy a un paso de ser la próxima abogada de la familia, pero a veces siento el peso de generaciones de médicos y abogados sobre mis hombros.—"¿Quién romperá esta cadena?", "¿Yo?" .— A veces sueño con ser diferente, con tomar otro camino. Pero sé que no lo haré.

Acelero el paso mientras la ciudad zumba a mi alrededor.— Hoy es el día que espero con más ansias porque cada viernes me reúno con Abigail Rizzo, mi mejor amiga, mi roca. No necesito muchos amigos cuando tengo a alguien como ella. Abigail es ese tipo de persona que parece sacada de otro mundo, con una risa que ilumina cualquier lugar y una lealtad inquebrantable.

— ¡Maldita sea! .— Exclamo en voz alta, golpeando el volante con frustración.

Una hora atrapada en este maldito tráfico, y todavía no he hecho las compras. Perfecto. A este paso, llegaré justo cuando Abigail esté tocando la puerta. Mi impaciencia es legendaria, y los atascos son mi kriptonita. Me hierve la sangre solo de pensarlo. Quizá sea por eso que no puedo mantener una relación.— Nadie tiene la paciencia suficiente para lidiar con este huracán llamado «Abella» .

Finalmente, el tráfico cede, y llego a casa, respirando con alivio.— Hice las compras a toda prisa, apenas el tiempo justo antes de que tocaran a la puerta.

— ¡Toc, toc!

Abro y, como siempre, Abigail no se hace esperar. En cuanto me ve, me envuelve en un abrazo lleno de energía.

— ¡Estás increíble! .— Dice con una sonrisa tan amplia que es contagiosa.

-Tú lo dices, pero imagina cuando esté camino a la corte. Esto no es nada.— Le respondo, bromeando, aunque sé que lo digo en serio.

Abigail se ríe, y esa risa es como un bálsamo. Sin embargo, hay algo en sus ojos que no cuadra, un brillo apagado que me hace fruncir el ceño. Lo noto antes de que hable.

— ¿Qué pasa? .— Le pregunto, sintiendo el nudo en el estómago antes de que siquiera responda.

Sus ojos se llenan de lágrimas en un abrir y cerrar de ojos. De repente, mi salón de estar se convierte en un refugio para sus sollozos.

— Gilbert y yo terminamos .— Dice, su voz temblando.

En un instante, mi amiga fuerte, la que siempre tiene respuestas para todo, está derrumbándose frente a mí. La abrazo sin decir nada al principio. A veces, las palabras sobran.

— Tres años, Abella... Tres años juntos, y se acabó.— Su voz es apenas un susurro.

No sé qué decirle.— A veces, las relaciones se rompen sin que nadie lo vea venir.— Gilbert me caía bien, pero en el fondo, siempre supe que algo no iba del todo bien entre ellos.

— ¿Por qué? .— Le pregunto suavemente, con cuidado de no presionar demasiado.

— Su trabajo... todo se volvió tan... distante. Apenas teníamos tiempo para nosotros. Era como si estuviéramos en piloto automático. Decidimos terminar, pero no fue fácil para ninguno de los dos. — Hace una pausa, tragando saliva—. Pero, Abella, todavía lo amo. Lo amo como el primer día.— Y entonces rompe a llorar de nuevo.

Mis palabras no son nada comparadas con el dolor que está sintiendo. Todo lo que puedo hacer es abrazarla, dejar que llore, que saque todo ese sufrimiento. El amor es así, pienso. Te toma por sorpresa, te eleva y luego te destroza sin piedad.

— Lo sé, Abby, lo sé .— Murmuro, acariciando su cabello—. Pero, escucha, vas a estar bien. Te dolerá, sí, pero vendrán cosas mejores. Lo sé, porque eres increíble, y si él no fue capaz de mantener eso, entonces alguien más lo hará. ¿Me oyes?

Asiente, pero no deja de llorar. Todo su mundo se ha desmoronado en cuestión de días, y verla así me recuerda por qué siempre he sido cautelosa con las relaciones. El amor puede ser maravilloso, pero también es una apuesta. Una en la que, más veces de las que quisiéramos admitir, terminas perdiendo.

Esa noche, Abigail se queda dormida con su cabeza en mis piernas, su respiración aún temblorosa por las lágrimas.— La miro mientras duerme, sintiendo el peso de su tristeza sobre mí. El amor... ¿Cómo puede algo tan poderoso ser también tan devastador?

No es solo flores, chocolates o atardeceres perfectos. El amor no es lo que te pintan en las películas, ni lo que encuentras en los libros de cuentos. Es un campo de batalla, una lucha constante entre quedarse o partir. A veces, ni siquiera sabes en qué lado de la línea estás hasta que ya es demasiado tarde.

Y ahí está Abigail, exhausta y rota por dentro. Sé que se recuperará, pero me pregunto cuánto le costará reconstruirse. Me pregunto si alguna vez podré ser lo suficientemente valiente como para arriesgarme así.

El amor es incierto, pero a veces... solo a veces, vale la pena la caída.

"El amar nos puede matar. Pero también traernos consigo mismo la oportunidad de volver amar".

ETERNO AMOR DE MARZODonde viven las historias. Descúbrelo ahora