Capítulo 3 Naboo

261 32 0
                                    

Anakin abrió los ojos y parpadeó. La realidad se ajustó y él respiró aliviado, justo antes de ser abrazado.

—¡Anakin! —exclamó Padmé abrazándolo. Ella era algo plana, pero Anakin era un enano ahora y supuso que no podía ser demasiado exigente con las chicas dispuestas a abrazarlo.

—Estoy bien —consoló Anakin—. Solo he usado la Fuerza un poco más de lo debido —agregó, mirando a Obi-Wan detrás de Padmé. Ellos estaban en una habitación grande, pero las sirvientas de Padmé no estaban por allí. Padmé se apartó de él unos segundos después y le dio un beso en la frente.

—Ani, gracias. Has salvado muchas vidas, las nuestras y las de los gungans —dijo Padmé—. Eres nuestro héroe —agregó con alegría. Anakin se sentó y sonrió asintiendo.

—Aun así, no pude hacer nada por Qui-Gon —dijo Anakin con pesar. Obi-Wan hizo una mueca de dolor.

—Anakin, la reina está organizando una celebración de bienvenida para nuestros aliados gungans y tengo que ayudarla. Nos vemos esta noche —dijo Padmé, comprendiendo que ellos tenían cosas de las que hablar, y se despidió con otro beso. Anakin asintió y pasó la mano sobre su cama. Esta era la habitación de Padmé; su esencia estaba por todas partes.

—Anakin, ¿qué ha pasado? —preguntó Obi-Wan.

Anakin suspiró, prefería no contarle nada a este tipo. Él era demasiado rígido, pero también sabía que lo tendría vigilándolo por el resto de su vida si no decía nada. Además, no era como si Palpatine fuera a enterarse de algo, ya que él no tenía acceso al Consejo Jedi.

—¿Qué te dijo Qui-Gon sobre mí? —preguntó Anakin. Obi-Wan pareció incómodo.

—Tu conteo de midiclorianos es superior a todo lo que los Jedi han visto antes. Posees una afinidad con la Fuerza nunca antes vista. Tu percepción también supera a muchos Jedi y posees una inteligencia y sabiduría más allá de cualquier niño de tu edad. Qui-Gon dice que tu madurez mental supera la mía —dijo Obi-Wan a regañadientes.

—Obi-Wan, si te hace sentir incómodo que sea más maduro que tú, no tenías que decirlo. Eres demasiado sincero. Solo te estaba preguntando sobre mis habilidades —dijo Anakin con una sonrisa, y Obi-Wan apretó los dientes—. Sé lo que pasó con Qui-Gon. La Fuerza me guio hasta él con el propósito de recordarle algo que él ya sabía, y esa era la forma de ser uno con la Fuerza más allá de la muerte. No uno como volver a la Fuerza o como ser parte de ella, sino uno como seguir conservando tu mente y tu espíritu más allá de tu muerte física —explicó Anakin.

—¡Eso no existe! —sentenció Obi-Wan con furia contenida. Anakin hizo una mueca y lo miró de arriba abajo.

Obi-Wan parecía estar más allá de sus veinte años, y alguien que fue entrenado por Qui-Gon no debería ser tan temperamental… Anakin hizo otra mueca. Aquí el niño era él, no tenía por qué estar buscando excusas para un tipo que ya tenía más de veinte.

—Obi-Wan, no hagas un berrinche. No soy tu padre ni tu maestro, y se supone que eres tú quien debe cuidar de mí. Además, si bien tengo algunas pocas virtudes, la paciencia no es una de ellas —reprendió Anakin, y Obi-Wan lo miró aturdido mientras él lo observaba con frialdad—. Eres un Jedi, reflexiona, usa la Fuerza y discierne. No pierdas nuestro tiempo haciendo berrinches cuando el mundo no parece ser lo que tú creías que era —agregó, y se levantó para sentarse en el suelo, sobre sus rodillas, e indicarle a Obi-Wan que se sentara frente a él.

Obi-Wan se sintió avergonzado y se sentó frente a él para comenzar a meditar y reflexionar. Para una persona normal, esto sería muy raro, pero los Jedi no eran personas normales y estaban siempre rodeados de la Fuerza, que si estaban dispuestos a permitírselo, podía aclarar sus dudas y llevarlos a una respuesta correcta o apropiada si realmente se empeñaban en ello.

Star Wars Xion EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora