Capítulo 11 Anakin

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Anakin miró a su padawan desmayada en el suelo y parpadeó al ver su ombligo expuesto.

“¿Quién demonios la vistió así? Anda medio desnuda”, reprendió Anakin en su mente. “No saben esos descerebrados que hay gente enferma por allí suelta”, suspiró. Por supuesto, él no era uno de esos enfermos, él se preocupaba por el bienestar de su padawan, y ella misma había dicho que no le importaba su apego hacia ella.

Algunos recuerdos de la vida de Xión llegaron a la mente de Anakin, específicamente de un episodio en el que Ahsoka era parte de una banda de mujeres y parecían ser amigas cercanas.

Anakin se quedó en shock, tratando de forzar a su cerebro a darle una respuesta negativa, pero no podía negar los recuerdos que tenía. ¿Podía ser que Ahsoka fuera lesbiana? Anakin sacudió la cabeza, descartando todas esas locuras. Si ella lo era, entonces lo era, y no era asunto suyo. Además, él era su maestro y esos sentimientos absurdos debían ser descartados.

Anakin decidió arreglar el asunto de la ropa de su padawan en cuanto se despertara.

Cuando Ahsoka recuperó la conciencia, él la ayudó a levantarse.

Después que ella estuvo recuperada y él la vio en el estado de animo normal, Anakin habló con propiedad.

—Ahsoka, vamos a comprar ropa para ti —dijo Anakin—. Esa ropa no es agradable, necesitas algo más llamativo, los brazaletes están bien, pero necesitas algo que imponga más… —Anakin recibió un codazo que se hundió en su estomago con fuerza, y le dejó sin aire.

Cómo él prometió antes, no se defendió en lo absoluto, pero no pensó que ella le golpeara con tanta saña. Ahsoka le tomó del brazo, y le empujó fuera de su cuarto.

—¡Maestro, su ropa tampoco me parece la más bonita! —dijo Ahsoka antes de lanzarle la puerta en la cara. Anakin se masajeó la nariz. Ella se lo había tomado como una critica personal a su gusto por la moda.

—Ahsoka, esto no es lo que parece. Me gusta mucho tu ropa —dijo Anakin tratando de explicarse, pero Ahsoka abrió la puerta y lo miró con frialdad.

—Ya me voy —dijo Anakin apresuradamente y salió de allí a toda velocidad.

Anakin corrió hasta su habitación y se miró al espejo. Él observó su rostro liso y su cabello largo, su ropa resistente y ajustada al cuerpo, apropiada para la guerra. A diferencia de sus recuerdos de Xión, Anakin no tenía ninguna herida en su rostro gracias a su control sobre la Fuerza y sus emociones.

—Tonterías, mi apariencia es genial —se dijo a sí mismo antes de ir directo a su laboratorio para crear más esferas y estrellas de la muerte para su padawan.

Anakin había recolectado datos durante los últimos dos meses y los aplicó a sus creaciones, mejorando su velocidad de respuesta. Él creó cinco esferas más para Ahsoka y continuó trabajando en las estrellas de la muerte. Anakin llamó a la Fuerza para ayudarlo a crear sus herramientas de destrucción y esta acudió presta a ayudarlo.

—Caballero Skiwallker, veo que ha conseguido más cristales Kyber —dijo Windu acercándose.

Anakin se dio vuelta y vio que Windu, Yoda, Adi Gallia y Sheak Ty se acercaban a él. Él estaba aturdido y no entendía el propósito de esta redada, ya que habían prometido amnistía para cualquier cosa que hubiera dicho o hecho.

Anakin creyó estar a salvo, pero ahora se encontraba en medio de una redada, lo que significaba que había una doble redada. Quizás a estos ancianos simplemente les gustaba acosar a la gente. Mientras Anakin descartaba cualquier sobresalto o emoción que pudiera meterlo en líos, el Maestro Yoda caminó con su bastón para asomar su cabeza detrás de su espalda.

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