Capítulo 18 Mandalore parte 1

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Descargo de responsabilidad.


Star Wars no me pertenece, ni ninguna de las imágenes mostradas. Este fic fue creado por mí con el propósito de entretener.

Star Wars Xión 18

-Anakin, es un conflicto interno; La guardia de la muerte ya ha sido expulsada, la duquesa esta a salvo, los Mandalorianos pueden encargarse del resto -fue lo primero que dijo Obi-Wan cuando Anakin bajó del transporte que lo trajo a Mandalore. Anakin levantó las manos.

-Maestro, no necesitas estar a la defensiva. He percibido tus sentimientos a media galaxia de distancia; ya sé que si la duquesa te da un sí, perderemos a un Jedi -dijo Anakin con una gran sonrisa. Obi-Wan puso cara de tragedia. Anakin le puso la mano en el hombro.

-Maestro, sabes lo que pienso; esta es una de las cosas que la Orden debería cambiar -dijo Anakin.

-Anakin, no digas locuras; tú más que nadie debería comprender...

-¿Que el amor es el camino al lado oscuro? Maestro, eso realmente suena escalofriante; por favor, no digas cosas parecidas -dijo Anakin con un suspiro, y Obi-Wan se quedó con la boca abierta.

-No es eso -dijo con un tartamudeo; era evidente que los argumentos no le llegaban. Anakin miró a su alrededor.

Estaban en una gran plataforma de aterrizaje, donde le habían dejado su transporte. Más allá, un domo se extendía por kilómetros en un páramo desierto.

-Dolor, ira reprimida, frustración, cansancio, desgana y miedo. Maestro, ¿es la paz el camino al lado oscuro? -preguntó Anakin. Obi-Wan parpadeó.

-¿No estás de acuerdo con Satine? -preguntó Obi-Wan con sorpresa. Anakin negó con la cabeza.

-El Consejo me ha enviado aquí, maestro; esto es un nido de víboras. No dejes que tus sentimientos te distraigan; la duquesa Satine es una extremista -advirtió Anakin.

-Anakin, Satine es una pacifista; ella descarta la violencia en todas sus acciones -explicó Obi-Wan.

-Maestro, todos somos libres de hacer lo que queramos, pero cuando obligamos a otros a hacer lo que queremos, estamos sobrepasando los límites. Recuerda que esta es la razón de esta guerra -dijo Anakin y empezó a caminar.

Obi-Wan reflexionó y siguió detrás de él. No le ignoró y centró sus sentidos en la gente que les rodeaba, olvidándose por unos segundos de Satine, lo cual era algo increíble, que solo el negociador podría lograr, pues los más grandes Jedi sucumbirían ante su corazón. Por eso, los ancianos decidieron borrar tal posibilidad y negar el sentimiento llamado amor. Eran como aquellos guerreros que decían que los lazos emocionales les hacían débiles. Los Jedi eran más diplomáticos con sus palabras, pero al final era lo mismo.

-Señor, la plataforma está despejada, sin amenazas -informó Rex, que había desembarcado con él junto a un pequeño grupo de clones.

-Entendido; vigila el perímetro y revisa el cargamento del transporte para la duquesa. No quiero que nada suba a ese transporte si no está debidamente identificado -ordenó Anakin.

Rex saludó y le hizo señas a un grupo de clones para señalarles a los encargados de aduana, que Anakin sabía tendrían un día pesado, porque él ya conocía los planes de Palpatine para Satine y no se quedaría de brazos cruzados. Era el tiempo de darle dolores de cabeza al Lord Sith y hacerle dudar de sus propias percepciones.

Obi-Wan siguió observando el lugar pensativo; Anakin era conocido por ser precavido y estudiar todo a fondo, por lo que no notó nada raro en sus órdenes.

Lo que sí notó Obi-Wan fue el latir acelerado de su corazón cuando Padmé se acercó a unos kilómetros de ellos. Por una vez, Anakin sonrió, porque Obi-Wan se mordió la lengua para no decir nada. Esta vez, su corazón también estaba alterado, y no quería una réplica a sus pullas.

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