3. Dormiré después.

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 Se pasó una mano por el pelo y se acostó despeinado. Eso era bueno. Cuanto más despeinado se acostaba, mejor desordenado amanecía su rojo cabello; lo único que debía hacer era peinarlo hacia arriba y estaba concluido.

  No había cerrado los ojos cuando el teléfono sonó. Atendió rápido.

– Hola, Aziraphale– dijo antes de que el ángel hablara.

– Hola, Crowley ¿Ya te habías dormido?

– No, acabo de acostarme ¿Hoy terminarás la historia de ayer?

  Aziraphale titubeó sorprendido.

– Si así lo quieres– dijo finalmente.

– Sí– dijo él simplemente y acomodó las sábanas a su alrededor.

– Aquí lo tengo ¿Ya empiezo?

– Sí– dijo Crowley y acomodó su cabeza en la almohada, dispuesto a cerrar los ojos mientras escuchaba a Aziraphale leer.

– ¿Sabes? – dijo Aziraphale y se oyó cómo cerraba el libro y lo apoyaba en la mesa– Anoche estuve pensando y me di cuenta de que hace ya casi dos semanas que no nos vemos... Y últimamente nos habíamos estado viendo a diario.

– Entonces anoche no dormiste, ¿eh?

– No... ¿Por qué crees que sea? Además de que rechazaste mis últimas dos invitaciones a comer y ya no fuiste más a alimentar a los patos.

– He estado ocupado.

– ¿Haciendo qué?

– Cosas que a tu bando no le incumben... Y durmiendo.

 Aziraphale sonrió.

– ¿Dormiste anoche? – preguntó.

– Ni te imaginas– dijo de buen humor. – Compensó por completo el desvelo de la noche anterior.

– Me alegra oír eso.

– ¿Leerás entonces?

– Sí– dijo Aziraphale y Crowley escuchó cómo volvía a agarrar el libro y buscaba la página.

– ¿En qué capítulo quedamos?

– Seis– respondió Aziraphale.

– ¿Y cuántos capítulos son?

– Catorce y el epílogo.

– ¿Crees que lleguemos a terminarlo antes del lunes?

– ¿Tienes prisa?

– No– se apuró a decir–, sólo preguntaba.

– Creo que sí llegamos antes del lunes– respondió finalmente Aziraphale.

 Crowley se acomodó sonriente en su cama y sostuvo el teléfono en sus manos.

– Empieza– pidió y cerró los ojos. Aziraphale empezó.

 Fue distinto. Crowley lo interrumpía, ambos opinaban, discutían lo que pasaba. Hasta que Aziraphale vio hacia afuera y se dio cuenta de que empezaba a amanecer. Se lo dijo a Crowley.

– Termina el capítulo, no interrumpiré.

Aziraphale leyó sin apurarse y cuando terminó se hizo un silencio.

– No dormiste– notó Aziraphale.

– Dormiré después.

– ¿No tienes trabajo que hacer?

– Dormiré después– repitió Crowley.

– Buenas noch- buenos días, Crowley– se corrigió.

– Ten un buen día, ángel– respondió y se tardó tres segundos en cortar.


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Y aquí me retiro, bajo la promesa devolver muy pronto.

Vamos, que sólo quedan 23 días!

Everyday it's a getting closer <3

Gracias por leer :)

Phone call - Ineffable HusbandsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora