Despertó lentamente. La luz seguía prendida. Se alarmó al ver su abrazo vacío. Aziraphale no estaba. Se sentó en la cama alarmado. No se habían dicho adiós. Se puso de pie conteniéndose de empezar a gritar, si Aziraphale ya no estaba, no tenía sentido llamarlo.
– ¿Estás bien? – preguntó Aziraphale detrás de él.
Crowley soltó el aire aliviado y volteó a verlo. Aziraphale con ojos preocupados y la camisa todavía desabotonada, lo miraba desde la puerta. Corrió a abrazarlo.
– Creí que ya te habías ido– le dijo
Aziraphale devolvió el abrazo.
– Faltan quince minutos para la medianoche. Estaba pensando cómo despertarte para decírtelo.
– No te hubieras movido– le reprochó. – Luego de dormirme en tus brazos hubiera deseado despertar allí también.
– Lo siento.
– Quince minutos– masculló Crowley contrariado y se alejó– No tendríamos que haber dormido.
– No es mi culpa, estoy seguro de que te dormiste primero.
– Sí es tu culpa, tienes un cuerpo muy relajante.
Aziraphale rio y luego se puso serio. – Estoy nervioso– dijo.
– Yo también– reconoció Crowley. – No imagino cómo será esto sin ti.
Aziraphale quiso responder algo, pero no pudo. Apartó la mirada y guardó silencio.
– Estaremos bien– dijo finalmente yendo a sentarse en la cama– Nos gustan nuestros trabajos dentro de todo, es nuestra naturaleza, aunque sólo sea un poco. Será parecido, sólo que sin la compañía del otro... Sin el condimento– dijo intentando sonreír.
Crowley se paró delante de él y acarició sus mejillas, se detuvo en su cuello.
– No me gusta la comida sin sal– dijo Crowley sin intentar sonreír.
– Tendrás que comerla o morirás de inanición– dijo Aziraphale y tomó las caderas de Crowley para acercarlo a él.
Crowley aceptó la tracción y apoyó sus rodillas lado a lado de las piernas de Aziraphale. Lo besó como a él se le antojó, que casualmente era también como a Aziraphale se le antojaba. Empujo un poco a Aziraphale. El ángel se recostó en la cama con Crowley sobre él besándolo, y él sosteniéndolo por las caderas.
Quisieron pasar los siguientes tres minutos así, hasta que se quedaron sin aire.
Quedaban sólo diez minutos.
Se miraron a los ojos. Aziraphale quería decir algo, pero no sabía qué. Crowley se sentía estúpido, y pensar que podría haber usado dos semanas para besuquearse con Aziraphale, pero él no lo había pensado con claridad, lo había pensado como un completo idiota, y ahora les quedaban sólo diez minutos.
Aziraphale lo abrazó, como diciéndole que no era un idiota, como si pudiera saber lo que Crolwey pensaba. Crowley desarmó su posición y se ablandó en brazos de Aziraphale. El ángel los hizo quedar de lado, enfrentados, y volvieron a besarse.
– Hubiera sido perfecto si primero íbamos a cenar. Yo podría haberte besado en el Bentley cuando me llevabas a casa, justo antes de bajar, y entonces ya no entraría a casa solo.
Crowley sonrió. – ¿Una cena?
– Sí, en el Ritz, a las nueve, tú vestido como siempre y yo también, luego, tal vez mismo esa noche, podríamos habernos conocido de otra forma.
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Phone call - Ineffable Husbands
FanficUn ángel, un demonio, dos teléfonos, un tiempo sin verse y varias cosas sin decir. //No es la primera cosa que escribo sobre ellos, pero sí la mejor que he hecho (dentro de lo malo que eso puede ser) y la primera en hacerse pública. Todos los dere...