- ¡Cierra tu puta boca! -grito Naerys, tirando al hombre a un lado, haciéndose paso.
Llego al lado de la Velaryon, echando a las parteras y todo aquel que la molestara.
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- Por favor Naerys, por favor -suplico adolorida- , haz que pare.
- Lo se, solo resiste un poco mas -la consoló llevándola a la cama para ponerla boca arriba- , dolerá un poco pero pasara.
Palpo su vientre para darse una idea de que impedía la salida, cuando encontró el problema presiono el área del estomago, preparándose para girar al bebe con sus manos. Lo logro luego de unos momentos, al colocarlo en posición pidió a Laena que pujara, recibiendo ella a la criatura recién nacida.
Sus entrenamientos no eran pura espada, el estudio de la medicina también eran parte de su día a día, el conocimiento siempre era bueno y mas en el área de la salud. Conmocionada por lo sucedido, el castaño la saco del shock, viendo como la ahora madre era asistida dado que por el esfuerzo se desmayo.
Tomo una manta par envolver al niño y se lo dio a su hermano. Quien ya mas tranquilo por el susto que traía, con su esposa e hijo fuera de peligro.
- Siempre superas toda exceptiva Naerys -alago- , eres excepcional.
- Mas lo es Laena, soporto mucho -abrazo al castaño, teniendo cuidado con el pequeño.
Al dia siguiente, Rhaegar agradecía a los dioses que ambos estuvieran a salvo, eso pensaba mientras tenía al bebé en brazos y admiraba a la Velaryon descansar por la noche intensa que tuvieron.
Lo dejo en la cuna asegurándose de que estaba durmiendo y respirando, se sentó mirando hacia la cama con preocupación.
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Estuvo por un rato en la misma posición hasta que Laena mostró signos de estar despertando, se levantó rápido y fue hacia ella.
- Cariño, ¿Cómo estas? -expreso con preocupación-, ¿quieres que llame a un maestre?
La rubia lo observo un poco somnolienta agarrando su mano.
- ¿Qué paso con nuestro bebé? -dijo con miedo. Recordaba desmayarse del dolor pero nunca escucho un llanto.
