My best friend, my world

19: Jungkook

Me molesta que Jin se moleste. No es que no entienda por qué no quiere que nadie hable de esto. Lo entiendo más que nadie. Pero no es que me haya levantado y haya dicho: 'Jin es gay, así que será mejor que todos ustedes cierren la boca

'Sólo les dije que no estaba bien.

Aún así, la forma en que parecía que iba a perder su almuerzo y estaba tan malditamente pálido me dice lo asustado que está.

Odio que haya lidiado con eso solo durante tanto tiempo. No sé cómo arreglar esto.

Jugamos con Lucy un rato hasta que su madre llega a casa y prepara la cena. No tiene que trabajar esta noche, así que acuesta a Lucy. Jin me hace hacer los deberes durante una hora en su habitación antes de que se haga tarde. Y entonces llega el momento de irme o de sacar a relucir toda la mierda de la que ninguno de los dos quiere hablar.

Soy Jeon Jungkook, el deportista bocazas que rara vez se guarda algo, así que, por supuesto, elijo lo segundo.

—Siento haberte asustado. Pero nunca te delataría.

Mis libros están guardados en mi mochila, que está en el suelo a mis pies, los dos en su cama.

—Sé que no lo harías a propósito—dice con cuidado, con demasiado cuidado. No me gusta que use guantes de seda conmigo.

—¿Pero tenías miedo de que lo hiciera por accidente?

Asiente con la cabeza solemnemente. —Lo tenía. Me arruinaría la vida, Kook.

Odio eso para él. Odio saber que eso es cierto. Al menos, su vida aquí en Kensley. Nuestro último año.

—Sé que a veces soy ruidoso y tonto—. Antes de que pueda argumentar, sacudo la cabeza y continúo: —Pero nunca jamás haría nada que te hiciera daño. Pero sé que la mierda que estaban diciendo también te hace daño. Y eso no me parece bien.

Observo cómo se mueve su garganta mientras traga con fuerza, luchando contra las emociones que sé que siente pero que mantiene encerradas, en lo más profundo de su ser. Siempre lo ha hecho.

—Sé que no lo está, y admiro mucho que puedas decirlo en voz alta. Pero yo no puedo. Simplemente no puedo.

—Lo sé—. Me acerco más a él, viendo que sus ojos están mojados por las lágrimas no derramadas y, más que probablemente, por tanto miedo y ansiedad, aunque siga intentando ocultarlo. —No siempre tienes que ser el fuerte.

Se ríe con tristeza y resopla. —Sí. Está claro que no soy el fuerte. Me limito a callar todo y a hacer mi papel. Es lo único que he hecho siempre.

—Debe ser agotador—digo con seguridad porque sé que es cierto. He visto cómo ha intentado cargar con todo el mundo durante toda su vida. Con su madre cuando su padre se fue. Nuestro equipo. A mí. Todos los que entran en contacto con él.

Kim Seokjin es el guardián de su mundo. Y no es justo.

—Déjame llevar algo de peso. No me importa si me llaman gay o lo que sea.

Sacude la cabeza lentamente, sorbeteando de nuevo. —Los rumores dan miedo, aunque no sean ciertos, Jungkook. Tienes que saberlo. Te aterrorizaba que Kennedy empezara a echar mierda sobre ti.

Me encojo de hombros y trato de reflexionar sobre eso. Sí, la idea de que le dijera a todo el mundo que tengo la polla pequeña y que soy malo en la cama me daba miedo. Pero podría haberme sacudido en público. Sobre todo, tenía miedo de que tuviera razón.

—Bueno, le has demostrado que está equivocada en lo de la polla. Pero aún no en lo de la cama—añado con timidez, y él me sacude la cabeza.

—No vamos a volver a hacer eso.