My best friend, my world

22: Jin

No tengo suficiente con Jungkook. Sé que debo tener cuidado. Es fuego con lo que estamos jugando, pero no puedo dejar de tocarlo. No puedo dejar de deleitarme con sus labios, aunque tengamos que ir a la escuela.

Es como una droga. Nunca he tenido problemas con ningún tipo de adicción en mi vida. El alcohol puedo tomarlo o dejarlo. Hierba-está bien de vez en cuando. Comida-es sólo un sustento, pero Jeon Jungkook... Sí, soy adicto.

—Tengo que llevar a Lucy a la escuela—, digo mientras la mano de Jungkook se arrastra bajo mi sudadera y camiseta.

—Tenemos unos minutos—. Me besa, tumbado en mi cama, con su otra mano en mi mejilla. Anoche se quedó aquí. No es inusual, pero las pajas mutuas son nuevas.

—De verdad, de verdad que no—digo sin aliento, frotando su dura polla a través de sus vaqueros y mordisqueando su garganta.

Su boca vuelve a encontrar la mía y me besa profundamente mientras mete las manos por la parte trasera de mis vaqueros, me agarra el culo y me atrae hacia él. —Así.

Quiero ceder, y voy a hacerlo hasta que hay un fuerte golpe en mi puerta, seguido de otros múltiples y un quejumbroso

—Jiiinnie.

—Mierda—. Me incorporo rápidamente, la mano de Jungkook se retira de mis vaqueros mientras lo miro con rabia, pero no es tanta como debería. El maldito imbécil tentador. —Te lo dije.

Se limita a reírse, pasándome la mano por el pelo, creo que para arreglarlo, pero solo lo desordena más.

—Lucy es genial.

Salta de la cama, todavía luciendo una erección total en sus vaqueros y luego respira profundamente.

—De acuerdo, piensa en cosas asquerosas.

Me rio de él y me pongo de pie, teniendo el mismo predicamento y deseando que mi polla insatisfecha baje.

—Ahora mismo salgo, Lucy—grito a través de la puerta.

—No quiero perderme el desayuno, Jiiinnie—vuelve a gimotear.—Tienen palitos de tostadas francesas con forma de fantasma.

No sé cómo demonios lo consiguen, pero no discuto. —Lo sé. Te llevaré allí a tiempo para desayunar, lo prometo—digo, mi polla finalmente se desinfla.

—Jiiiiinnieeee—sigue alborotando, y Jungkook agarra su mochila, atrayéndome para otro beso rápido.

Pero no está ayudando a la situación de la polla dura en absoluto, por muy breve que sea. —Feliz Halloween.

Le sonrío. Es nuestra fiesta favorita. Siempre lo ha sido. —Feliz Halloween. ¿Vas a ir conmigo a llevar a Lucy a hacer truco o trato?

—Claro que sí—dice, agarrando una barrita de proteínas de su mochila, entregándomela y buscando otra para él. —Nos vemos luego.

Asiento con satisfacción mientras él sale por la ventana. ¿Por qué? No tengo ni idea. Lucy sabe que se ha quedado la noche anterior, pero creo que esta es su manera de guardar mi secreto y asegurarse de que Lucy no le diga nada a mamá sobre que se ha quedado la noche y tengamos que mentir.

Vuelvo a respirar hondo, me bajo la capucha sobre el culo y espero no oler a semen de la noche anterior. Creo que me he limpiado lo suficiente, pero mis extremidades estaban un poco cansadas después de correrme. Así que, ¿quién sabe?

Abro la puerta y miro a mi hermana pequeña, muy enfadada, con su disfraz, pero que parece muy enfadada para ser una princesa de Disney.

—Hola.

—Llegamos tarde—dice, con un adorable mohín en los labios.

—¿Quién te ayudó a ponerte el disfraz?— Mi madre se ha ido antes de que se despierte normalmente, pero tiene buen aspecto. Nada fuera de lugar, excepto el pelo. Eso necesita la ayuda de su hermano mayor.

—Yo lo hice. Soy una princesa muy buena—dice indignada, lo que me hace reír. Me encanta esta niña.

—Ahora, eso es cierto. Eres una princesa preciosa. ¿Cuál eres de nuevo?

Ahora pone los ojos en blanco y empieza a caminar por el pasillo.—Jinnie, sabes que soy Cenicienta. Necesito ayuda con mi pelo.

No puedo contener mi sonrisa, aunque llegamos un poco tarde. Anoche dormí en los brazos de Jungkook después de correrme con él. Besé sus labios antes de que se fuera esta mañana. No creo que nada pueda derrumbarme en este momento.

Le hago un moño rápidamente y se lo aliso antes de salir corriendo hacia mi camioneta, y la llevo al colegio justo a tiempo. Cuando llego al instituto, ya ha sonado el primer timbre, pero me siento antes de que suene el timbre de retraso y veo una sonrisa socarrona en el atractivo rostro de Jungkook.

Kennedy me mira mal -todavía cabreada por mi discurso del Equipo-Jungkook-, pero me importa un carajo. Era odiosa para él. Ella sacudió su confianza tanto que comenzó esta cosa conmigo...

Hmmmm, tal vez debería darle las gracias.

Me sacudo ese pensamiento porque, pase lo que pase, nunca quiero que Jungkook salga herido, y nunca le desearía eso a él. Sin embargo, saber lo que se siente al besarlo y al acosarse con él hasta que los dos nos desahogamos es un regalo.

Uno que no tomo a la ligera. Uno que sé que no puedo mantener.

Sin embargo, voy a tratar de disfrutar del infierno mientras pueda. Me doy cuenta de que ambos estamos obteniendo algo de esto ahora. Él ha recuperado su arrogancia, eso es seguro, y yo me siento...

No sé... menos solo que nunca.

Probablemente no tenga sentido. Siempre ha sido mi amigo, pero he pasado tantos años sintiéndome tan diferente. Otros chicos hablaban de su primer beso, y yo tenía que seguirle la corriente y hacer el papel, pero nunca llegué a experimentarlo de verdad.

Hasta ahora.

Miro a Kook, que casualmente me está observando en ese momento, con una sonrisa tonta en la cara, y me pregunto en qué estará pensando. Sus mejillas se calientan y se tiñen de rosa, y miro rápidamente hacia otro lado porque ahora puedo adivinar lo que está pensando.

Mantén la calma, Kim.

Ahora no es el momento de salir del armario. Puede que nunca sea el momento, no en esta ciudad. Ese pensamiento me tranquiliza rápidamente, se me revuelven las tripas porque realmente tengo que tener más cuidado.

Este asunto con él es adictivo y peligroso. Si no tenemos cuidado, ambos sufriremos consecuencias muy graves. Seremos condenados al ostracismo y posiblemente intimidados. Su estatus de rey de la escuela secundaria se arruinará. Lo admita o no, sé que eso es importante para él. Su popularidad le importa, y eso está bien. Él trae alegría a toda la escuela con su brillante sonrisa y su buena apariencia. Sus divertidas bromas que son realmente graciosas. Su espíritu escolar e incluso el amor por la ciudad que desprende. Todo eso también importa.

Y no puedo dejar que le pase nada malo -no puedo dejar que pierda nada de eso- por mi culpa y mi maldita adicción a mi mejor amigo.