Profundo Mar De Secretos

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Todos los amigos que Natsu había hecho en el viaje, se encontraban a su alrededor, mientras tomaban un poco de café caliente. Los únicos alejados del grupo eran Laxus y Mirajane, que también tomaban café, sin embargo se encontraban del otro lado de la cubierta. Nadie quiso juzgar sus actitudes al respecto, había momentos en los que todos querían estar solos. Ichiya también se había sentado con ellos en cubierta y tomado una copa de vino. Incluso Loke. Aunque jamás contó el insignificante detalle de que parte de la culpa por la que el Titanic chocó, quizás fuera de él.

Jellal bajaba las escaleras hacia la tercera clase mirando hacia todos lados. Al llegar al último escalón un encargado se le acercó.

—No creo que encuentre a nadie aquí, señor. Son de tercera clase.

El peliazul no respondió. Gray advirtió su presencia y tosió para que Erza y Natsu se dieran cuenta. Inmediatamente, estos dos se taparon hasta la cabeza con sus frasadas y fingieron que nada pasaba.

Jellal caminó por la cubierta pasando por al lado de ellos sin ni siquiera percatar su presencia, sin embargo reconoció a Mirajane y agarrando su muñeca, la obligó a levantarse del piso donde estaba tranquilamente sentada y la zamarreó con fiereza, provocando que la peliblanca derramara su café por todo el piso de madera.

Jellal: ¡¿Dónde está, Erza!? ¡Se que fueron en su ayuda y que sos amiga de ese estúpido pelirosa! ¡¿Dónde está?!.

Mirajane: Suélteme, no se de qué habla.

Jellal: Es la única vez que voy a repetirte esto.. ¿dónde está Erza?

Mirajane: Ya le dije, Jellal. No lo sé.

Jellal levantó su mano libre, dando a entender que iba a abofetearla, pero Mirajane solo sonrió. No intentó correrse, no intentó detenerlo, solo le sonrió. Cuando la mano del hombre se disponía a bajar con fuerza para impactar en la dulce cara de la muchacha, Laxus apareció en escena. Detuvo la mano del peliazul en el aire, lo empujó hacia atrás, obligando a soltar a Mirajane. Entonces, sin decir nada más, cerró sus puños con fuerza y apretó sus dientes. Le dio una trompada con el puño derecho, una con el puño izquierdo y una patada en el pecho tirándolo de espalda al piso.

Laxus: ¿Quién pensas que sos.. —susurró el acercándose al hombre caído en el suelo —...para intentar siquiera pegarle a una mujer? ¿Para intentar siquiera pegarle a mi mujer? —se corrigió poniéndole énfasis a la palabra MI.

Se acercó a Mirajane que lo observaba con una sonrisa tierna y le observó la muñeca. Solo tenía un poco rojo por el fuerte agarre, pero estaba bien. Tocando su cintura, la guió hasta el salón comedor, para intentar buscar algo más que café para llenar sus estómagos. Pero antes de entrar, Jellal se encontraba parado nuevamente, apuntando esta vez a Laxus con un arma. El pelirrubio ni siquiera se había advertido de tal acontecimiento al estar dado vuelta.

Jellal: ¡¿Y QUIÉN PENSAS QUE SOS VOS PARA DECIRME QUÉ HACER?! ¡SIMPLEMENTE ERES BASURA MALOLIENTE CONTAMINANDO EL AIRE QUE RESPIRO! —posicionó su dedo en el gatillo y Laxus giró rápidamente, toda la gente al rededor dio un grito y se agachó al ver el arma.

De repente, casi como un flash, algo desvió la mano de Jellal y por ende el arma, voló a metros de distancia de él. Era Gray quien agarro la muñeca del peliazul, haciendo que suelte el arma. Miró a Laxus de soslayo.

Gray: Estamos a mano, rayito —el pelirrubio sonrió y entró junto con Mira al comedor.

Jellal se dio vuelta intentando correr hacia el arma, pero Gray fue más rápido y le dio fuertes patadas en sus dos piernas, haciéndolo caer al piso. Un vez tirado ahí lo miró tranquilamente. Con un punta pie lo dio vuelta, vio las gotas de sudor recorriendo la sien del peliazul. Flexionó su pierna derecha, y se preparó para dejarla caer sobre su cuello.

TITANICDonde viven las historias. Descúbrelo ahora