6.- It's Nice To Have A Friend

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"Something gave you the nerve to touch my hand"

12 años antes

James había comenzado a entrenar con su padre algunos meses atrás. Él le enseñaba a utilizar distintas armas después de que James le insistió tanto a su padre, pero sin duda, la espada era su favorita. La primera vez que la sostuvo era pesada, pero con el tiempo se hizo más ligera.

Cuando él y Betty no estaban haciendo algo juntos simplemente pasaban el tiempo en el jardín. Betty estaba en la cima en la casa del árbol con el aire veraniego en su rostro mientras leía un libro. Podía ver a James en el suelo utilizando su espada, lo veía hacer movimientos que ella no entendía.

En la mayoría de las ocasiones Betty fingía e intentaba concentrarse en el libro que tenía sobre su regazo, pero a veces se encontraba echándole miradas a James inconscientemente, admirándolo desde la casa del árbol, esperando que no la atrapara mirándolo. Y James nunca lo notaba.

El chico levantaba su espada y la movía de un lado al otro, como si tuviera un adversario imaginario al que intentaba derrotar. El sol estaba en su punto más alto lo cual provocaba que las gotas de sudor resbalaran por la frente del muchacho.

Betty seguía viendo a James desde el árbol. Observaba a James moverse de un extremo del jardín al otro, se sentía curiosa casi hipnotizada. Podía ver la manera en la que su cabello se movía cuando hacía un movimiento brusco o como sus mejillas se tornaban de un color rosa por la agitación de los ejercicios que hacía.

James paró un momento, dejó caer la espada en el césped, levantó la mirada hacia la casa del árbol y sonrió cansado. Betty también lo miraba así que le devolvió la sonrisa. James pudo percatarse que su amiga iba a bajar del árbol así que se acercó a ayudarla.

Una vez que Betty estuvo junto a James se miraron por unos instantes. La castaña aún estaba acostumbrándose a mirar a James hacia arriba; unos meses atrás el ojiverde había superado a su amiga en estatura lo cual le seguía pareciendo extraño ya que ella siempre había sido más alta. Hasta ahora.

Fue la chica la que terminó el contacto visual. Unas semanas atrás descubrió que la ponía un poco nerviosa y temía que James se diera cuenta de eso. Así que se alejó y se sentó en el césped. James la siguió y se dejó caer.

El chico con los ojos entreabiertos miraba el cielo y las nubes. Estaba cansado, pero había encontrado cuanto amaba usar y luchar con la espada. Cuando era niño soñaba ser como su padre. Quería pertenecer a la guardia real, y creía que ese era su primer paso para llegar a serlo.

— James —llamó Betty. El chico se levantó dejando todo su peso en sus codos.— ¿Me enseñas a usar la espada?

El muchacho se sorprendió de la repentina petición que su amiga le había hecho. No sabía de donde había venido eso, su madre nunca lo permitiría. La miró a los ojos confuso, ella sonrió nerviosamente.

— Por favor, James —insistió una vez más.

— Está bien, Betty. Lo que tú desees.

Ambos se levantaron del pasto. James buscó su espada en el suelo y la tomó. Estaba a punto de darle la espada a su amiga.

— ¿Por qué quieres hacer esto? —cuestionó a su amiga.

— Sólo quiero entender porque te gusta tanto eso —respondió apuntando a la espada que James sostenía.— Y si mi madre no se entera no habrá problemas ¿no? —su amigo asintió.

James le tendió la espada a su amiga e intentó advertirle del peso de esta misma, pero se lo avisó demasiado tarde. Betty dejó caer la espada. Era más pesada de lo que ella imaginó. Afortunadamente la filosa arma no cayó demasiado cerca como para hacerles daño.

— Lo sé, no es tan ligera como aparenta ser —agregó James.— Mejor voy a enseñarte primero la postura.

Betty estaba a punto de arrepentirse ¿Por qué le había pedido tal cosa a James? Y después recordó que quería aprender algo que su madre no le inculcara. Quería aprender algo para llevarle un poco la contraria a su madre. Quería aprender algo que la sacara de su zona de comfort ¿y quién mejor para enseñarle eso que James?

— Betty, ven —ordenó el castaño. Su amiga se acercó.— Tienes que poner tu pie izquierdo detrás de derecho, un poco separados.

La chica hizo lo que su amigo le indicó. James se paró detrás de ella e hizo la posición como ella intuyó que debía ser correctamente. Intentó copiar lo que James hacía.

— Tienes que girar un poco más tu tronco —James tomó la cintura de Betty y corrigió su postura.

Betty nunca se lo iba a admitir a James, pero casi sintió su corazón acelerarse en el momento en el que él la tomó de la cintura por unos segundos. Pero para James sólo le bastaban unos segundos para poner a Betty nerviosa sin realmente quererlo.

— Ahora, voy a darte la espada. Ten cuidado, no quiero que se te caiga otra vez —Betty soltó una pequeña risita que no supo diferenciar si era por los nervios o la emoción.— Pon tu mano derecha más arriba de la izquierda.

James rodeó con sus brazo a Betty. Tomó sus manos y las acomodó en el mango de la espada. A Betty le sudaban las manos. Estaba a punto de echarse para atrás.

— Betty, concéntrate.

— ¡Eso hago! Sólo que es difícil —se arrepintió inmediatamente de lo que había dicho.

— Sé que puede ser un poco difícil, no es tan ligera como parece —James se alejó finalmente de Betty quien sostenía la espada.

Betty volteó a ver a James orgullosa de lo que estaba haciendo. Su madre la mataría si la viera ahora mismo. Por alguna extraña razón se sentía poderosa, un sentimiento que nunca antes había experimentado. Sentimiento que no le duró mucho.

— ¡Betty! —la chica soltó el arma en cuanto escuchó la severa voz de su madre.

Volteó la mirada en dirección a la puerta. Ahí se encontraban su madre junto con una joven Inés de 13 años. Su madre no le gritaría ahora mismo, no en frente de su amiga. Cuando estaba con James no le importaba porque realmente no le agradaba aquel chico, pero con su amiga era diferente.

No era necesario analizar demasiado a su madre para saber que estaba furiosa. Incluso Inés podía darse cuenta. La chica nunca había visto como lady Berenice castigaba y regañaba a su hija, pero Betty le había contado un montón de veces la manera en la que su madre la controlaba y lo imponente que era.

— Inés está aquí —Betty dirigió una última mirada a James sin decir nada y entró a casa con su amiga.

James recogió su espada. Sabía que tendría que encontrarse con la madre de Betty en el camino a la salida. Siempre supo que la madre de Betty no lo quería cerca de ella y aún no tenía muy claras las razones del porque. Llegó a la puerta del salón cuando la madre de su mejor amiga lo detuvo.

— Nunca más vuelvas a traer una arma así a mi casa y mucho menos sé la acerques a mi hija —ordenó severamente lady Berenice al chico.

James simplemente asintió y salió de la casa. Él regresaría con la espada hasta que su mejor amiga fuera la que le ordenara que dejara de hacerlo. Incluso si eso significaba meterse en problemas.

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Holaaa, hoy tocó un capítulo cortito, creo que le falta pulirlo un poco, no estaba tan motivada cuando lo escribí, de todos modos espero que les haya gustado.
Algunas veces estaré también actualizando entre semana probablemente los miércoles o jueves, eso no será algo de siempre, sólo cuando tenga tiempo libre y pueda seguir escribiendo. De todos modos recuerden qué hay actualizaciones todos los domingos.
All the love <3
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Folklore: This LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora