7.- Don't You

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"Don't you smile at me and ask me how I've been"

Betty estaba distante a la hora del té al día siguiente. Oía conversaciones a la distancia que realmente estaban ocurriendo frente a ella, pero para la castaña sonaban como sonido de fondo. Tan cercano y lejano a la vez.

Aún recordaba la manera en la que pudo sentir su mirada sobre ella y sus ojos implorando encontrarse con los de él, pero ella no había sido capaz. Las palabras se le olvidaban y las excusas desaparecían con su sola presencia. No quería imaginar con un simple roce de su piel.

No era capaz de mirar a los ojos a su prometido. Le debía una explicación que ni siquiera era capaz de dar en voz alta, pero era algo inminente. Una explicación que tarde o temprano llegaría, pero que ahora mismo no era capaz de dar y sabía que si la daba su madre se interpondría.

— Cariño, has estado muy callada. ¿Está todo bien? —Betty asintió fingiendo una sonrisa.

Estaba confundida. ¿Realmente lo estaba? Se suponía que estos serían los mejores días de su vida, pero no se sentía tan plena como imaginó alguna vez. Recuperaría el balance de su vida, de su antigua vida, antes de que regresara James. Además, tenía que evitarlo a toda costa, él no traería nada bueno.

Sus hermanas estaban preocupadas por ella. Pensaban que últimamente su hermana mayor estaba desconectada de su vida y sabían el porque, pero al igual que los Thompson, ninguna mencionaba el tema. Su madre y sus hermanas se levantaron de la mesa, dejándola a solas con Damián.

— Ayer en la tienda estuviste un poco rara —admitió su prometido rompiendo el hielo.— Ni siquiera saludaste a Brooke.

— ¿Me lo estás reprochando?

— No, para nada, cariño. Simplemente me pareció extraño. Tampoco saludaste a su hermano. ¿Cuál era su nombre? James ¿cierto? —Betty se alarmó por unos segundos al escuchar a su prometido repetir su nombre.— Parece buen tipo. Ustedes dos se conocen ¿no es cierto?

Betty miró aún más alarmada a su prometido. Era consciente que Damián no tenía ni la menor idea, él no sabía quien fue James en su vida, no sabía la manera en la que la había marcado y mucho menos se esperaba que los últimos tres días él era lo único que ocupaba la mente de Betty.

— Sí, hubo un tiempo en que fuimos amigos. Lo normal, nuestras hermanas son mejores amigas —respondió finalmente.

El duque al juzgar por la manera en la que su futura esposa había mencionado aquel dato tan vagamente dudó. Con tan sólo escucharla creyó que había partes de la historia que él no conocía y que los Powell le habían ocultado. Sin embargo, no mencionó nada al respecto.

James estaba en su habitación jugando con una daga entre sus manos mientras pensaba en su siguiente paso o si es que lo habría. No podía quedarse ahí en su casa ocultándose de Betty y ella tampoco podía hacer lo mismo para siempre.

Y por un momento se preguntó si realmente sólo era eso lo que lo inquietaba. Recordó como su estómago se revolvió cuando los vio en el salón, en la fiesta. La recordó a ella aceptando la propuesta de matrimonio y también recordó cuando él creía que sería el que se arrodillaría ante ella.

Deseaba hacer las pases con su mejor amiga. No podía evitarla el resto de su vida, ni tampoco lo quería. En muchas ocasiones se preguntó cómo era posible que alguien a quien amabas más que a ti mismo podía desaparecer de tu vida así sin más y no volver a dirigirle la palabra. No quería que eso pasara con Betty.

También se reprochaba la manera en la que había querido disculparse con ella cinco años atrás y pensaba que no era justo, no había sido una disculpa adecuada. Podía verlo ahora, porque cuando eres joven no sabes nada.

Folklore: This LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora