5. ¿Dónde estás? ♡

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TW- Problemas alimenticios.

Al día siguiente.

Jorge despertó a las 6:30 AM, por más de que se le había hecho muy difícil dormir, no se sentía seguro en ése lugar, estuvo pensando en eso por un muy buen rato, hasta que la llegada de una enfermera anunciando la hora de desayuno esfumó sus pensamientos.

Se dirigió hacía una gran sala dónde vió a varios chicos y chicas de aproximadamente su misma edad, aunque también pudo percibir a algunas personas que parecían muy menores, algo así como 10 años.
Ante todas éstas personas se sentía avergonzado, pero en realidad nadie lo había visto llegar, nadie excepto Diego.
Se sentó en el primer asiento que vió vacío y empezó a comer cómo hacía el resto de gente a su al rededor.

Aunque no tenía tanta hambre, pudo terminar su plato completo en no mucho tiempo, y mientras observaba más detenidamente a quiénes estaban a su al rededor, lo vió, vió al mismo chico lindo con el que había estado hablando ayer.

Diego en cambio, solo centraba su mirada en su plato de comida, no se sentía capaz de comer todo lo que tenía en frente, suplicaba que por cualquier azar del destino pudiera librarse de tener que comer, pero no le quedaba de otra, había mucha gente vigilandolo, así que con gran dificultad, empezó a comer.

Finalmente todos, o al menos la gran mayoria habían terminado su desayuno, así que se les permitió volver a su habitación.

Diego solo podía pensar en lo "mucho" que había comido, se sentía culpable, y no quería hacerlo, pero sentía una necesidad, se forzó a vomitar.
Entre una de las razones por las cuáles estaba ahí, estaban sus problemas con la comida, así que la enfermera que solía visitarlo, por tercera vez desde que Diego había llegado, lo encontró vomitando.

En la tarde, se les permitía salir a una sala de "juegos" para distraerse, dónde podían encontrar juegos de mesa y materiales como cuadernos, lápices y marcadores. Éstos últimos eran la actividad favorita de Jorge, así que al igual que él día de ayer, dibujó lo primero que se le vino a la mente, aunque ayer estaba acompañado, y hoy no. Con la mirada intentó encontrar a Diego, pero él no estaba ahí, así que supuso que había preferido quedarse en su habitación ésta vez.

Por su parte, Diego no quería salir, pero incluso aunque hubiera querido, no lo dejarían, pues tuvo la obligación de tener una larga charla con su psicóloga. Las cosas con él empeoraban cada vez más, no había ningún indicio de que estuviera mejorando, pero por el momento no lo forzarían mucho, de todas formas, llevaba pocos días ahí.

En la hora de almuerzo, Jorge esperaba finalmente ver a Diego cómo en el desayuno, pero no, Diego siguió en su habitación y debieron llevarle su comida aparte.

Jorge pensaba mucho en el mayor, no es que le haya agarrado gran cariño, pero le llamaba la atención no haberlo visto nuevamente después del desayuno, incluso en la cena, no apareció. Pensó en preguntarle a alguna ayudante o enfermera si sabían algo sobre él, pero sintió que quizás era demasiado entrometido, y decidió esperar hasta el día siguiente.

Diego por otro lado, se había sentido débil todo el día, por más de que llevaba poco tiempo en ese lugar, sentía que no podría aguantar ni un día más, al menos no tan sólo y devastado cómo estába. No tardó mucho en caer profundamente dormido, pues estaba agotado de todo lo que había sentido en un sólo día.

Después de una larga noche para Jorge, pues nuevamente se le había dificultado dormir, se levantó temprano para ir a desayunar, dónde tampoco logró ver a Diego, y sentía que se empezaba a preocupar.

Cuándo todos podían ir a divertirse a cierta sala, Jorge había ido únicamente para ver si ésta vez si encontraría a Diego, y finalmente, lo vió sentado sin nada en las manos ni en su mesa, simplemente mirando hacía un punto fijo, bastante distraído.

Con timidez, se acercó hacía el mayor, no estaba seguro si debía ir, no quería molestarlo, pero llevaba horas esperando verlo y no podía desaprovechar su oportunidad.

- Diego! - tocó su hombro esperando que lo note.

- Oh, Jorge! - dijo después de haber pegado un saltito, pues estaba tan distraído pensando en muchas cosas al mismo tiempo que no esperaba la llegada de su único "conocido".

- ¿Cómo estás? Ayer después del desayuno no te volví a ver... - dijo el de chinitos mientras se sentaba a un lado del mayor.

-Yo... Estoy bien, sólo es que ayer me sentía muy cansado. - Se sentía un poco avergonzado, y sobre todo, débil.
-Bueno... Y tu? Como estás?

-Ah, yo bien, supongo, no sé cómo sentirme aquí.

-Claro, no es nada bonito... Sabes, ayer estuve casi todo el día encerrado y aproveché a terminar de pintar tu dibujo! - Cambió de tema repentinamente, formando una sonrisa en su cara y en la del menor.

-En serio? Necesito verlo! - dijo entusiasmado Jorge, por primera vez se sentía aunque sea un poco feliz en ese lugar y eso era un poco extraño para él.

-Mira~ - dejó la hoja en las manos del menor, había pintado con plumones sobre todo de colores pasteles.

- Wow! Diego tu realmente pintas muy bien, te quedó muy lindo! - el de rulos tenía una amplia sonrisa en su rostro.

- Claramente no pude haber pintado nada sin tu dibujo como base, fué hecho por los dos y la verdad nos quedó muy lindo! Eres talentoso~ - Ante estás palabras Jorge sintió cómo sus mejillas se ruborizaban.



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Era El Destino | DIORGEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora