El tercer combate

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Los largos pasillos del Valhalla estaban en su mayoría vacíos y sin nadie que los recorriera, después de todo, todo el mundo estaba en el coliseo presenciando las increíbles batallas a muerte que se estaban desarrollando entre dioses y monstruos. Pero había una solitaria y pequeña figura que estaba corriendo a lo largo de este pasillo, sus pasos resonando con fuerza con un eco mientras corría tan rápido como sus piernas le puedan permitir.

Geir tenía varias preguntas y había solo una persona que podría responderlas, pero al no tener cuidado de lo que estaba haciendo por accidente se tropezó y después cayó de cara contra el suelo. En cualquier otra situación de habría quejado del dolor y habría llorado, pero este no era momento para ningún a de las dos cosas, ella solo se volvió a poner de pie con una expresión e ira y determinación. Volviendo a tomar toda la fuerza que tenía en sus piernas, corrió hacia el final de este pasillo sin detenerse.

Para cuando llegó a su destino, abrió la inmensa puerta que se interponía en el camino con un fuerte impacto y no titubeo en alzar la voz para que todos los presentes la escucharan, "¿Que es lo que sígnica esto, hermana Brunhilde?!" Geir exclamó con ira.

La sala ya estaba llena, la hermana mayor de las Valquirias sentada en la larga mesa mientras que el resto del equipo estaba esparcidos a lo largo de la sala, ninguno de ellos reaccionando ante la pregunta de Geir. Todos ellos estaban concentrados en distintas cosas, como el procesar la nueva pérdida, el pensar en una nueva estrategia, y prepararse para el siguiente combate.

Al ver que nadie le daba una respuesta, Geir estaba apunto de gritar otra vez antes que una presencia detrás de ella la detuviera, "Geir, cálmate." Una voz femenina le dijo con calma y timidez, haciendo que Geir se diera la vuelta y viera a una recién llegada.

Se trataba de una hermosa joven de unos 20 años que vestía un traje escotado que dejaba a la gusta bastante de su gran busto, un cinturón negro grande alrededor de su cintura, largas botas de metal que le llegaban hasta la rodilla con una correa negra en su muslo derecho. Una gran gabardina blanca estaba sobrepuesta encima de sus hombros como una capa, su cabello azul oscuro estaba atado en una larga trenza que le caía sobre el hombro izquierdo y tenía un mechón más largo cubriéndole el ojo derecho. Terminando con un pequeño sombrero blanco encima de su cabeza que combinaba bastante con su expresión suave y amable.

Ella era Hrist, la tercera a hermana de las Valquirias, y la hermana mayor de Geir, "Hermana Hrist, tu también lo viste ¿No es así? La espada de Ikusagami estaba intacta, así que ¿Porque? ¿Porque la hermana Leif tuvo que irse?" Geir preguntó con desesperación y exigiendo una respuesta cuanto antes, aún recordando los últimos momentos del dios del sol y de su querida hermana antes de que ambos se desvanecieran. Pero preguntándose el porqué su hermana tuvo que irse también cuando el volund no estaba roto.

Ante la ignorancia de su hermana menor, Hrist solo suspiro con amargura y pésame, sabiendo que tendría que decirle la verdad aunque vaya a doler, "Geir, el volund no solo consiste en convertirte en un arma, es un vínculo que une el alma del usuario y de la Valquiria. Eso quiere decir que están unidos por la eternidad, y si uno muere entonces ambos lo harán. Pelean como uno, y mueren como uno." Hrist le explicó con tranquilidad y dejando que el silencio reinara en la sala.

En el momento en que Geir terminó de procesar esas palabras, comprendió de inmediato que es lo que estaba sucediendo y todas sus preguntas habían sido respondidas en tan solo una frase. Había subestimado demasiado el poder del volund, nunca imagino que sería tan intimo como para unir dos almas y hacerlas una. Pero lo que me le sorprende y le duele es el hecho de que al volverse uno, entonces eso quiere decir que no importa si el arma divina está intacta al final del combate, ya que si el portador muere entonces la Valquiria lo hará también.

Shuumatsu no KaijuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora