A medida que dioses y humanos estaban teorizando acerca de cuál podría ser el desenlace de este brutal combate, había una verdad que solo muy pocos podían deducir por sí mismos. Megalon por primera vez en su vida sintió lo que significa luchar con todas sus fuerzas y lo que significa poner su propia vida en riesgo con tal de obtener la victoria. Esta es la primera vez en mucho tiempo que Megalon podía luchar con todo su poder sin la necesidad de contenerse.
Comenzó a recocer una parte de su pasado, de la época en la que él junto con su hermano salían vivir en uno de los mundos con el ecosistema más violento del universo. Una lucha constante por sobrevivir y en donde solo se podían valer por sí mismos y confinar solo unos en el otro. Gigan tenía la meta de convertirse en el que estuviera en la cima de la cadena alimenticia para que así ninguno de los dos tuviera que sufrir, pero Megalon envía un objetivo diferente.
La fuerza de Megalon era muy superior a la de la mayoría de las criaturas que vivían en su mundo, era tan ridículamente fuerte que era capaz de acabar con todos sus enemigos sin ninguna dificultad. Al principio fue divertido, la sensación de ser el más fuerte era embriagadora y le encantaba, pero todo ese lujo se terminó el día el que se dio cuenta de que esa fuerza también podría ser una maldición.
A medida que él y su hermano seguían escalando hacia la cima de su mundo, por cada oponente al que ellos derrotaban, se estaban ganando una reputación bastante formidable, una en la que ya eran considerados uno de los dúos de depredadores más feroces de su hogar natal. Ellos eran la espada y el martillo, un asesino letal y un destructor brutal, no había nadie que diera hacerles frente. Hasta que un día Megalon se dio cuenta de lo que sus acciones ocasionaban.
Una de las últimas legiones de enemigos a los que se enfrentaron resultaron ser iguales a todos los demás, unos patéticos debiluchos que lo decepcionaron al no poder darle la pelea que estaba buscando. Desde hace muchos años, han dejado detrás de ellos nada más que un muy largo camino de sangre y de muerte, con decenas de cadaveres de antiguos rivales que se atrevieron a meterse en su camino hacia la grandeza. Cuando estaba apunto de terminar con la vida de estos nuevos retadores, o al menos de los últimos que quedaron, fue cuando por primera vez prestó atención a sus rostros.
Esta vez no vio rostros llenos de ira y humillación, vio miradas llenas de terror y de miedo, miradas de criaturas que deseaban vivir, que suplicaban misericordia. Las mismas miradas que el solía poner en el pasado cuando solía ser el que estaba Justina en la parte más baja de la cadena alimenticia, fue cuando se dio cuenta de que habían intercambiado lugares con aquellos mismos seres que solían oprimirlos a él y a su hermano.
En vez de acabar con ellos, decidió dejarlos ir, la primera vez en que perdona la vida de alguien. Confundido por las emociones tan conflictivas que se habían forjado en lo más profundo de su ser, decidió dejar ese evento de lado y concentrarse únicamente en el futuro que les esperaba a su hermano y a él. Un futuro en donde ellos gobernarían sobre todas las demás bestias de su planeta, un futuro en donde más tendrían miedo o serían tratados como alimañas. O eso fue hasta la llegada de los Nebulans.
Durante años fueron torturados una y otra vez por esos insectos despreciables, convirtiendo sus cuerpos en máquinas con mentes orgánicas con el único propósito de servir órdenes. Conquistar otros mundos, erradicar razas enteras, pero nada fue por decisión propia, simplemente eran usados como marionetas sin alma. Pero hubo una cosa buena dentro de todo esto, que volvió a sentirse poderoso una vez más.
Fue entonces cuando sucedió su llegada a la tierra, ese mundo que se suponía que sería una presa fácil por sus habitantes tan atrasados tecnológicamente y también en armamento. Pero las cosas se complicaron cuando los verdaderos gobernantes de la tierra aparecieron y detuvieron sus planes. Ese día, los lazos que tenían con los Nebulans se rompieron y finalmente era libre de nuevo, libre para hacer lo que desea.
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Shuumatsu no Kaiju
FanfictionLa humanidad está apunto de llegar a su fin a manos de sus propios creadores. Después de millones de años de existencia y de no corregir los pecados del pasado, los dioses por fin se cansaron de sus creaciones y planean erradicarlos a todos de la fa...