Kara

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Desde mi nacimiento en la hermosa ciudad de Argo en Krypton, fui criada en un ambiente lleno de maravillas y descubrimientos. Con mi edad, me encontraba en medio de la transición de la niñez a la adolescencia, y mi vida estaba llena de curiosidad y ansias de explorar mi entorno.

En la ciudad de Argo, conocida por su avanzada tecnología y su enfoque en la ciencia, cada día era una oportunidad para aprender y crecer. Mi ukuhr, Zor-El, y jeju, Alura, me inculcaron el amor por el conocimiento y me alentaron a seguir mis pasiones.

A través de la educación kryptoniana, desarrollé una amplia gama de habilidades y conocimientos. Me sumergí en el estudio de la historia de Krypton, su cultura y su herencia científica. También aprendí sobre nuestras tradiciones y valores, como el lema de nuestra casa, el Marayah, que enfatizaba la importancia de la unión y el apoyo mutuo.

Mi tiempo libre lo pasaba explorando la naturaleza única de las afueras de la ciudad. Me maravillaba con la variedad de paisajes que se extendían: desde majestuosas montañas hasta extensas llanuras, y desde profundos océanos hasta vastos desiertos. Cada rincón alrededor de Argo tenía su propia belleza y misterio, y yo disfrutaba de cada aventura que emprendía.

También cultivé amistades cercanas con otros jóvenes kryptonianos. Juntos, compartíamos risas, descubríamos nuevos lugares y soñábamos con nuestros futuros. Nos apoyábamos mutuamente en nuestros esfuerzos y compartíamos el deseo de hacer nuestro planeta un lugar mejor.

Sin embargo, a medida que crecía, también me di cuenta de que Krypton enfrentaba desafíos cada vez mayores. Las señales de problemas ambientales y sociales se volvieron más evidentes a medida que los recursos escaseaban y la inestabilidad geológica aumentaba. El consejo no quería escuchar a mi ukuhr y mi tío. A pesar de estos desafíos, nunca dejamos de tener esperanzas de encontrar soluciones y preservar nuestra querida civilización.

Fue en este contexto que escuché la conversación entre mi ukuhr, jeju y mis tíos sobre las cápsulas de salvamento. Fue una revelación desgarradora de la realidad que enfrentábamos y de la necesidad de tomar medidas drásticas para proteger a nuestra familia y a nosotros mismos.

Zor-El: (con tono preocupado) La situación en Krypton se está volviendo insostenible, necesitamos encontrar una solución para asegurar nuestra supervivencia.

Alura: (suspirando) Sí, cada vez es más evidente que el planeta no puede sostenernos por mucho más tiempo. Tenemos que tomar medidas para proteger a nuestra familia.

Tío Jor-El: (con voz grave) He estado investigando sobre las cápsulas de salvamento, podrían ser nuestra única esperanza. Podemos enviar a nuestros hijos a otros planetas habitables y asegurar su futuro.

Tía Lara: (con angustia) Es una decisión difícil de tomar, pero no podemos quedarnos aquí y esperar lo peor. Debemos actuar para garantizar su supervivencia.

Escuchar esa conversación me llenó de temor y preocupación. Comprendí que mi vida en Krypton estaba en peligro y que mis padres estaban buscando una forma de mantenernos a salvo. Aunque era joven, sabía que mi mundo estaba a punto de cambiar de una manera que no podía comprender por completo.

Mi vida en Krypton se convirtió en una mezcla de asombro y preocupación, de exploración y preparación.

A partir de ese momento, mis padres y tíos trabajaron incansablemente para preparar las cápsulas de salvamento. Aunque no entendía todos los detalles, sabía que era una carrera contra el tiempo para asegurarse de que las cápsulas estuvieran listas antes de que la situación empeorara.

A medida que los días pasaban, sentí una mezcla de miedo, tristeza y determinación. Me aferré a la esperanza de que, independientemente de lo que sucediera, mi familia estaría unida y encontraríamos un nuevo hogar donde pudiéramos reconstruir nuestras vidas.

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