¿Sabes distinguir lo falso?

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Miraba fijamente cuando ante mí vista las personas que me rodean se convirtieron en monstruos. Tenía mucho miedo, quería escapar pero mi cuerpo era muy pesado y temblaba como gelatina, cerraba mis ojos con fuerza, ya no quería ver. Los monstruos me miraban fijamente, se iban acercando cada vez más a mí, quería gritar pero la voz no salía, agachaba la cabeza para no verlos. Mi cuerpo cayó al suelo del miedo que me paralizó, quería que esto acabará pero no sucedía. Mis lágrimas caían, tenía mucho miedo. Uno de los monstruos se acercó a mí con un arma, la cuál enterró en mi brazo derecho, quería defenderme pero mi cuerpo no obedecía. Poco a poco fui perdiendo la conciencia, sabía claramente que me habían envenenado, el arma tenía veneno. Mi brazo me dolía pero no podía hacer nada. Poco a poco mis ojos se fueron cerrando, cayendo en un profundo sueño.

— No —

— Ya basta —

— No me gusta este juego —

— Para —

— No quiero jugar — suplicaba pero no recibía respuesta.

— No me gusta — quería que dejarán de tocar mi cuerpo.

— Porfavor no quiero jugar — pedía una y otra vez pero no me hacían caso, no me gusta que toquen mi cuerpo, me da un asco inexplicable.

— No quiero jugar —

— Ya porfavor —

— Aaaaah — grite despertando nuevamente atado a mi cama.

— Jimin ¿Cómo sigues? — preguntó la señorita de bata blanca.

— Eh, no sé —

— Recuerdas ¿Cómo me llamo? —

— No, no la conozco —

— ¿Sabes por qué estas aquí? —

— Porque ustedes me secuestraron para hacerme daño —

— No Jimin, estas aquí para que puedas mejorar y puedas distinguir la realidad de lo falso. —

— Mentira, ustedes son monstruos que me atacaron —

— No Jimin, ¿Crees que eso sucedió realmente? —

— Si, así fue, todo es real —

— ¿Cómo lo sabes? ¿Cómo distingues lo falso de la realidad? —

No sabía que contestar.

— ¿Cómo sabes si soy real? ¿Cómo sabes que realmente estás acostado en un cama? —

— No lo sé — me confunde.

— Jimin —

— No me hable me da miedo —

— Jimin —

— No porfavor, no sé me acerqué —

— Jimin es hora de la comida. Ve a formarte. — dijo desatando mi cuerpo de la cama.

Nuevamente es hora de comer, no me gusta, me siento muy solo, nadie me habla, tal vez sea porque soy la persona que más tiempo lleva  aquí y a cada rato colapso. Pero no me gusta. No sé cuánto tiempo llevo aquí. Parece una eternidad.

Llego mi turno y me dieron mi charola de comida la cuál contenía, tacos dorados de pollo, sopa, tortillas y agua de Jamaica y con un pequeño postre.

— Jimin toma asiento en aquella mesa— ordenó la señorita.

Caminé con la mirada en el piso, tomé asiento, comenzando a comer, podía oír como todos comían mientras hablaban, reían y a mí nadie me hacía caso, parecía invisible, quería entrar en la conversación pero no podía, no me incluían y yo siendo tan cobarde como para intentar nuevamente acercarme a ellos. No sé cómo explicar con palabras lo que siento. El sabor de la comida no era nada mal. Dan de comer comida muy sabrosa, pero mi peso baja aún más. Éste dolor que siento al no ser incluido es demasiado, me siento muy incomodo. No sé qué hacer. Quería llorar por la sensación que tengo. ¿Por qué estoy solo? ¿Tú lo sabes?

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