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El día que volví a verme con Jungkook fue el día que menos estuve preparada para hacerlo.
Primero, había llegado tarde a la facultad. La alarma había sonado 3 veces con un intervalo de 5 minutos entre cada una y a todas las ignoré hasta que mi regulador biológico me dijo que levantara. Ni todas las «aaaa» permitidas en una oración podrían describir cómo mi cerebro me dijo: ¡Levantaaaa, tarada!
No sé qué pasó. Todo se lo debía al cansancio mental pues los días habían sido bastante frenéticos. Tres semanas se pasaron increíblemente rápido. No me había dado tiempo de siquiera cansarme porque mis horarios estaban delimitados. Si no estaba haciendo una cosa, era otra, y así en una concatenación de eventos que se me empalmaban como si fueran muchas personas metidas en un ascensor.
Luego, me había venido la regla y, aunque a mi ciclo le restaba un día para terminar y solo estaba manchando, aún mi cuerpo se resentía. Bendita suerte que me viniera después de estar desaparecida por dos meses. Sí, sufría de amenorrea, desde los dieciséis años, y ya me habían advertido que eso no era tan normal; que, de continuar ese ritmo inestable de periodos, probablemente corría el riesgo de quedar estéril. A los dieciséis no me había importado mucho; ahora que había retomado mi vieja vida sexual, tampoco. Quién sabe después. A madre es algo que le preocupaba, aunque "preocupar" no es la palabra más correcta para definir sus pensamientos. Mejor dicho, estaba histérica de que no le diera nietos y que de modo inevitable ningún hombre me quisiera siendo una mujer deficiente.
Me dolía la cabeza, parecía haberme convertido de pronto en un viejo cascarrabias cuando me preguntaban algo, también me dolían las articulaciones por momentos y no había obtenido un buen descanso en ninguno de esos días. Generalmente mis horas de sueño se descontrolaban con la regla, pero aquello era diferente. Procuraba dormir apenas terminaba con los deberes y me duchaba, pero conciliaba el sueño hasta después dos horas. Al despertar, sentía que no había dormido nada y me levantaba con ánimo de volverme a tumbar. Sin embargo, las diligencias en la facultad me golpeaban como un vendaval de octubre.
Era el peor momento, de verdad. Y creo que habría esperado que Jungkook aceptara que estaba bastante comprometida para decirle que nos viéramos. Me había escrito algunas veces con son amigable y respetuoso, y en ninguna me había recordado que teníamos un encuentro pendiente. Supongo que existía un régimen de límites para él mismo: no presionarme porque tenía bastantes cosas en la cabeza y porque había una diferencia importante de responsabilidades entre los dos.
En fin, me había excusado en distintas ocasiones. Hubo una noche que se le dije por mensaje después de textearnos durante unos minutos. No creáis que no intenté sextear con él, pero fue nada del otro mundo. Jamás había sexteado con nadie ni mandado las famosas fotos semi desnuda y el profesor no parecía sentir la situación totalmente cómoda, así que pronto paré y me determiné a hablar con él por mensaje sobre cualquier otra cosa.
Lisa: Perdón por no poder quedar. He tenido mucho que hacer. Mamá parece encontrarlo idóneo para no someterme a un interrogatorio, pero tarde o temprano volverá a la carga.
Jungkook: No te preocupes. Entiendo la desconfianza de tu madre, por cierto. Sigo pensando que, mientras no te pida conocerme, nada tiene por qué salir mal. Y también comprendo perfectamente tu limitado tiempo. Me conformo con verte cada semana en clases.
Lisa: No es lo mismo.
Jungkook: Oh, claro que no, pero por fortuna tengo una mente muy imaginativa y fantasiosa. Puede que no te des cuenta, pero cuando te veo en clases nos he imaginado haciendo muchísimas cosas.
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Beso Escarlata 18+ (Spin off)
FanficEl mundo está loco. Jungkook ha estado jugando con mis sueños y emociones, aunque un abismo de diferencias nos separe. Él es nada más y nada menos el que yo creí mi antiguo profesor hasta que el nuevo cuatrimestre dio inicio. Le advertí que se deja...