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Aún no estaba segura de en qué momento me pareció buena idea aceptar aquella invitación.
Creo que fue al instante de recibir el tercer mensaje de advertencia de madre. Entonces, totalmente fastidiada, decidí seguir un impulso primario y estúpido, el de ir contra las reglas cuando tenía todo para perder.
Pero ahora, pensando en retrospectiva y acompañando al profesor en ese restaurante bar ubicado en el circuito oeste de Seúl, asimilé el peso del problema. Había aceptado una confraternidad directa con él, y, si bien no se trataba de sexo, aquello era igual de comprometedor.
Mientras miraba mi rededor con repentina alarma, rogué que nadie nos ubicara como profesor y alumna. No sabría convencer a nadie de que estaba allí para solo beber, y menos cuando era obvio que allí no se estilaba eso.
Aquel lugar era de esos centros nocturnos en los que acabas ligando o llegando con alguien en plan ligón y que al calor de las copas augura todo tipo de experiencias, pero no sabría decirlo con seguridad, solo eran suposiciones.
Desde nuestra llegada, la atmósfera había seguido un curso de lo más ordinario. Había música actual, un vasto grupo de gente heterogéneo de hombres y mujeres riendo y echándose miradillas cómplices, otra gente más solitaria buscando una excusa para acercarse a otro, camareros cansinos apostando por más consumo y alcohol para atiborrar a un vecindario entero, sobre todo. Me sorprendí yo misma de ver el lugar con tanto desconocimiento, como si estuviera explorando el interior de un planeta desconocido con habitantes de raza no descubierta. ¿Alguien de todas esas personas habría ido al sitio para encontrar el amor o estaría en mis mismas circunstancias?
Me di cuenta del aspecto que debía tener. Antes de ir a clases me había planchado el pelo y era un auténtico milagro que no tuviera ningún resto de electricidad a pesar del recorrido del día. Del otro lado, en la cámara encendida de mi teléfono, mi reflejo me dio el visto bueno. Estaba con el delineador casi intacto y el rímel decente gracias a su larga duración. Mi pintalabios coral era el más coral de todo mi neceser. Ningún desaliño, pero, debido a que los días lluviosos habían pasado y el calor se asentó con más fuerza, iba con un atavío quizá no tan adecuado para esa noche: unos tejanos viejos en conjunto con un ligero vestido floreado de manga tres cuartos. Era una imagen muy informal. Si hubiese sabido que el profesor iba a proponerme salir esa noche, ¿habría cambiado algo respecto a mi ritual diario?
Mis ojos se dieron un revolcón frustrado. Pensar en ese detalle era un desperdicio ahora. Nada habría podido ser más circunstancial que estar sentada esa noche a la mesa con el profesor Jeon. De haber sido un karaoke bar habría considerado la situación más fortuita aún.
—Mire la carta, habrá algo que quiera comer antes de beber alcohol.
Levanté las cejas con aire sobresaltado e inclusive temeroso. El profesor me animaba con un ademán de manos para revisar el menú en código QR dispuesto en los cristales de la mesa de aquella sala lounge en la que yacíamos solos.
Así que estaba confiado a que ese sería el siguiente paso: beber. Era un hecho bastante obvio de establecer si había conducido su auto hasta encontrar un restaurante bar y no solo un restaurante. Por lo menos había visto diez edificios multiusos con nombres alusivos a fiesta y el profesor Jeon había escogido el más despampanante del área. Luego abordó a la anfitriona sin mediar palabra, solo entregándole una tarjetita negra a modo de anunciamiento, así, sin reservación alguna, y después me había pedido que siguiera las instrucciones de uno de los camareros entretanto él iba al servicio.
¿Aquello había sido una posible emboscada? Puede que sí. Entonces ya no creí que todo lo que estaba sucediendo hubiese sido inesperado. Ya que reflexionaba con más claridad, las cosas se habían dado de una manera raramente conveniente para el profesor. ¿Habría decidido invitarme a salir desde ese día que me echó de clase? ¿O acaso lo hizo cuando me vio presa de la angustia en las inmediaciones de la biblioteca mientras estaba con esa chica?
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Beso Escarlata 18+ (Spin off)
Fiksi PenggemarEl mundo está loco. Jungkook ha estado jugando con mis sueños y emociones, aunque un abismo de diferencias nos separe. Él es nada más y nada menos el que yo creí mi antiguo profesor hasta que el nuevo cuatrimestre dio inicio. Le advertí que se deja...