Capítulo 25

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Why isn't my heart doing what I want it to do? why do I still missing you? Your face keeps flickering before me. I'm stuck on you, stuck on you.
My eyes want to see you, my heart remembers all of you. 24/7 I wanna be with you. I'm stuck on you, already my heart is stuck on you.

Me había levantado temprano para ir a trabajar, más temprano de lo normal ya que no había podido dormir bien esa noche. Estaba por salir de la habitación cuando escuché a Stan hablando con alguien y pidiéndole verse esta noche a las ocho. Ingenuamente pensé que hablaba de una reunión de trabajo o algo así pero no fué hasta que volví a casa cuando descubrí toda la verdad...

Normalmente llegaba a casa a las ocho y media de la noche pero por alguna razón esta vez el camino en transporte público fué más rápido de lo normal así que ese día llegué quince minutos antes y... Ví algo que se supone no debía ver: Stan estaba afuera de la casa besando a un chico rubio, sin darse cuenta de que los había visto. Yo no dije nada, entré a la casa aparentando que todo estaba bien y aunque Stan me llamaba una y otra vez pidiéndome que regrese porque necesitábamos hablar lo ignoré, subí a nuestra habitación y cerré la puerta con seguro para luego tomar mis maletas y comenzar a empacar mis cosas.

Se supone que este debía ser un momento trágico en el que debería llorar ¿pero sabes qué? No siento nada, mi corazón no se está rompiendo porque no siento nada en absoluto. De algún modo ya veía venir esto pero aún así no me sentía triste al saber la verdad... Bueno, para que miento, sólo me frustró el haber sentido que él me estaba usando para super su ruptura con Wendy y que ahora que ya estaba con otra persona ya no me necesitaba más, luego me dí cuenta de que yo estaba haciendo lo mismo con él y ese sentimiento de frustración desapareció.

No podía engañar a él ni a mismo, jamás iba a poder amarlo como se supone debí hacerlo, mi corazón no hacía lo que yo quería y tu rostro seguía apareciendo entre mis pensamientos porque aún te seguía amando, estaba atrapado en ti y no había nada que podía hacer para cambiarlo. Me dí cuenta de lo idiota que fuí al haberte mentido, te lastimé por quedar bien con mi familia y es algo que jamás me perdonaré... Y supongo que tú tampoco lo harás pero de todos modos quería ir a buscarte y disculparme contigo.

Antes de salir de la casa con mis maletas Stan me tomó del brazo, me miró a los ojos y suspiró antes de hablar.

- Kyle... Lo lamento mucho, es sólo que... Gary estuvo apoyándome durante toda mi rehabilitación y sin darme cuenta me enamoré... Nunca pude verte como algo más que un amigo, lo siento.

- Está bien - respondí algo indiferente - yo tampoco pude hacerlo. Lo siento pero yo amo a otra persona.

Nos miramos una última vez y me fuí de esa casa.

Y así es como llegué a donde estoy ahora, caminando solo a altas horas de la noche luego de un largo viaje en autobús, en medio de la lluvia y con la mirada baja. Caminaba con destino a tu casa otra vez, dijiste una vez que siempre vuelvo y al parecer tenías razón. La última vez que nos vimos te juré que jamás volvería después de esa pelea pero por alguna razón a mi corazón le encanta joderme y no quiso obedecerme cuando le ordené dejar de amarte. No me importó la lluvia ni el clima frío, quería volver a encontrarte a como dé lugar.

Fuí a buscarte a tu casa pero ya no estabas ahí, tu mamá me contó que te mudaste y después de insistirle durante un rato diciendo las razones por las que quería verte por fin logré que me diera la dirección de donde vivías ahora. Estuve un rato más bajo la lluvia pero por fin había encontrado ese lugar en el que sabía que estarías, toqué el timbre y en cuanto abriste la puerta me lancé a tus brazos y te abracé como desde hace muchísimo tiempo había querido hacerlo.

- ¿Kyle? ¿qué haces aquí?

- Tenías razón, siempre vuelvo - en ese momento mandé al carajo mi orgullo y seguí abrazándote, incluso dejé salir algunas lágrimas - por favor perdóname, sé que antes solía reprocharte tus errores pero ahora el que se equivocó fuí yo... Perdóname por favor.

En cuanto dejé de abrazarte tomé tu mano y te miré a los ojos mostrando lo arrepentido que estaba. Tú me miraste de arriba a abajo notando los notorios cambios que había sufrido mi cuerpo, siendo lo más evidente mi vientre de seis meses de embarazo.

- Ese bebé es mío ¿verdad? - pese al tono indiferente de tu voz yo te sonreí y asentí - ¿estás seguro? Supe que te habías ido con el idiota de Stan así que ya no sé si creerte.

- Te juro que no miento, podríamos hacer la prueba de paternidad si no estás seguro - suspiré - además jamás pude tener intimidad con él, ni siquiera me gustaban sus besos porque no se sentían... Como los tuyos.

No pude evitar volver a abrazarte, te había extrañado demasiado y ahora que volvía a tenerte de frente no iba a soltarte.

- Lamento lo que te hice, pensé que estaría mejor con la aprobación de mi mamá pero eso ahora me importa un carajo... ¿Hay algo que pueda hacer para que me aceptes una vez más?

Hubo un breve silencio que para mí se sintió eterno. Quería decir algo pero preferí dejarte pensar tu respuesta antes de cualquier cosa. De igual manera se sentía eterno el esperar a que dijeras algo.

- En realidad... Sí hay algo. Admites que yo tenía razón ¿no? Pues bien, si quieres que estemos juntos otra vez deberás decírselo a tu familia. Debo confesar que aún te quiero pero no puedo estar contigo si pretendes seguir manteniendo esa mentira.

- Bien, les diré la verdad. Ya no me importa lo que mi mamá o papá piensen, me dí cuenta que no vale la pena tener su aprobación si no te tengo a ti...

Al escuchar eso sonreiste, me cargaste y dejaste que entre a tu casa. Incluso me dejaste dormir usando una camiseta tuya con la excusa de que mi ropa estaba bastante mojada. No recordaba cuánto había extrañado tu presencia hasta esa noche en la que volvimos a dormir juntos y finalmente pude volver a sentir que mis latidos se aceleraban y las mariposas en el estómago volvieron a estar presentes.

Al día siguiente cumplí mi promesa y te llevé a donde solía ser mi casa para presentarte como mi pareja. Expliqué todo lo que pasó entre los dos y tuve que dejar en claro que tú eres el padre de mi bebé y si bien mi mamá no estuvo del todo de acuerdo ya no me importaba demasiado, me diste una segunda oportunidad y eso era lo más importante para mi.

Con el pasar de los días volvimos a recuperar la comunicación que solíamos tener antes, volvimos a ser la pareja que antes fuimos (quitando las discusiones por la misma mentira) y aunque nuestra relación tampoco sería perfecta esta vez estaba seguro de una cosa: jamás te volvería a dejar ir.





















































































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