07. Llamarle..

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La canción era lo único que se reproducía en mi cabeza. Y no solo la melodía, pero también la letra de esta. Ambas salían de mi boca sin ningún aviso como si se tratara de una maldición.

—Somos la copa y el vino, tú y yo vamos juntos desde que nos vimos. Subíamos, bajamos, lloramos, reímos —cantaba en mi cuarto mientra tejía en paz, recordando al mismo tiempo la letra de la canción que traía pegada en mi cabeza desde ese día con Enid.

4 días desde ese día y no le he vuelto hablar. Estoy lo suficientemente incómoda e intrigada con ella por sus acciones de esa noche como para estar lista para verla cara a cara. Ni siquiera puedo enviarle un mensaje, ¿Cómo podré mirarla directamente a los ojos?

Solo quiero saber lo que ese momento, y esa última mirada que m medio al irse significaron.

Una llamada fue lo que me hizo salir de mi burbuja y tocara la tierra nuevamente con brusquedad.

Enid 🎉

¿Por qué me llamaba a esta hora del día? Eran la 1:30 p.m., ¿y ya estaba lista para hablarme? ¿POR QUÉ?

No entre en pánico, no decidí bajar la guardia, e intenté mantener la calma mientras respondía la llamada.

—¡Avis, hola! —sonó del otro lado de la línea—. Hablo para preguntarte algo, espero no estar te molestando..

—No, para nada —respondí atropelladamente—. ¿Qué pasa?

Respiró hondo y suspiró antes de decir lo que tenía en mente—. ¿Te gustaría ir conmigo y mis amigos a pasear?

La idea era imposible de imaginar, pero por alguna razón acepte y colgué. Solo para después de unos segundos llamar a Sarah y encontrarme en una nueva llamada.

—¡Estás loca! No vas a ir con una extraña que apenas conociste en una fiesta junto con sus amigos a pasear —gritó detrás de la otra línea telefónica—. No vayas, dile que estas enferma o algo.

—Pero.. quiero ir —susurré.

Se quedó varios segundos en silencio, como si lo pensara seriamente antes de hacer cualquier movimiento.

—Entonces iré contigo.

Fueron las últimas palabras que salieron de su boca. Y las últimas palabras que salieron en esa conversación. Luego de ahí le pregunté a Enid si podía Sarah venir conmigo, y como esperaba, aceptó sin ninguna molestia.

Natalia me dejó ir con la condición de que comiera antes de ir, pero como siempre logré ocultar la comida y no comer nada. Al terminar de "comer" fuimos por Sarah, para luego irnos al centro comercial, donde Enid y sus amigos se encontraban esperándonos.

Tan pronto llegas al Starbucks, Natalia me dejó a solas con Sarah, esperando juntas la llegada de Enid y los demás, o eso esperamos, ya que ellos se encontraban adentro de la tienda comprando café y postres. Al verme, le dio su café a uno de sus amigos, Enid salió de la tienda y sentí como mi cuerpo era abrazado por sus tiernos brazos. Había pasado tanto tiempo desde la vez en la que alguien me había abrazado de esa manera.

—¡Avis, viniste! —exclamó, ya soltando el abrazo—. Dejame te presento a los demás.

—Claro..

—Querrá decir les presento.. Yo también estoy aquí —murmuró Sarah para sí misma.

—Ella es Liz, mi amiga más cercana —eso me dolió dentro de mí por alguna razón—, y ellos son los hermanos Walker: Joe y Conrad. Chicos ella es Avis.

—¡Hola! —saludamos todos al unísono.

Noté de pronto la seria cara de Sarah y decidí hablar:—. Ella es Sarah, mi mejor amiga.

Todos la saludaron e Enid solo bajo la mirada al suelo. Después de eso Enid tomó mi mano y junto a los demás caminamos por la plasa entera. Solo note la sonrisa de oreja a oreja de Liz y la clara molestia en la cara de Sarah. La cual no se iba no importara lo mucho que trataba de hacerla reír o sonreír durante nuestra caminata. Enid también me sacaba algunas sonrisas y carcajadas al igual que sus amigos, pero eso parecía molestarle a ella.

No entendía por qué había venido ella de todos modos. Comenzaba a fastidiarme. Y rara vez ella lograba hacerlo.

Al final de un largo tiempo dejó de importarme, y creo que ese gesto mío la hizo irritarse aún más. Mi mirada ya no se topaba con la suya en ningún momento, mis sonrisas ahora eran de Enid, mis carcajadas se habían apoderado por sus amigos, y por varios minutos había olvidado que la había traído porque estaba nerviosa. Ya no existía en este grupo.

Luego de caminar y de que Enid, Conrad, Joe y Liz se terminarán sus cafés y postres, y de ver tiendas y comprar accesorios, nos fuimos a una tienda de discos.

«Sour Girl» de Stone Temple Pilots sonó dentro de la tienda al momento en que entramos. La tienda era amplia pero pequeña a comparación de las demás a su alrededor, pero por dentro parecía estar dentro de un libro.

Siempre soñé con ser una historia inventada por alguien detrás de papel y lápiz.

Enid vio mi sorpresa cada momento que me daba cuenta que estaba pisando el suelo de este magnífico y mágico lugar. Amaba la música como a nadie más y entrar en una de estas tiendas era un sueño para mí.

No lo pensé dos veces y fui a ver cada uno de los discos que se encontraban a mi disposición. Encontré varios discos, entre ellos Lana del Ray, Guns and roses, Radiohead, y más.

—¿Te fascina lo que ves? —volteé a verla, topandome con esos grandes orbes esmeraldas, y suspiré.

—Sí.. —prono me di cuenta de como eso se malinterpretaría—. ¡Digo! Ya sabes.. La música, los discos, los artistas.

Ella solo rio como respuesta.

—Bueno, y.. ¿No quieres escucharla? —su pregunta se me hizo estúpida, era claro que mi respuesta iba a ser:

—Obvio.

Enid tomó el disco que andaba sujetando y lo colocó en el tocadiscos. Yo agarre los auriculares y juntas escuchamos la melodía al reproducir la canción que llevaba sonando en mi cabeza esa noche que conocí a Enid.

«Sweet Disposition» de The Temper Trap comenzó a sonar por nuestros oídos, y fue ahí, en ese mismísimo momento que me perdí del del mundo. Fue en ese mismísimo momento en que mis ojos no pudieron apartar la vista de los de esos orbes color verde. Ni ella de los míos.

—¿Estás bien? —pregunté con una ligera vergüenza en mi tono.

—Debo de estarlo, porque mi corazón sigue latiendo.

Y fue ahí cuando sentí como el mundo se alejaba de mí, como mis pies despegaba de la tierra, como mi cuerpo abandonaba el planeta y se dirigía al espacio. Ya no estaba en la tierra, estaba en marte, perdida en mis pensamientos, mientras que mi cuerpo se encontraba con Enid, junto con mi cerebro, tiempo, cariño y corazón.

Ella había de dejado de sentirse como solo una amiga como las demás. Enid comenzaba a ser mucho más. Y tenía miedo de lo que eso podía significar.

¿Atarías mis agujetas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora