09. Aunque todo sea

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No sentí nada. Mis labios no tocaron nada y vaya que quería que lo hicieran. Tocar los labios de Enid. Eso era lo que quería. Tocarlos con mis propios labios y sentir los suyos. Y puede que iba sentirlo, de no haber sido por la madre de Enid, Estela, quien entró a la habitación justo cuando había decidido dar el paso. 

—¿Entró un oso o por qué tan calladas?

—¡Nop! No pasó nada mamá —mencionó Enid, notando un leve nerviosismo en su voz—. Es plática de chicas, así que shu shu

La corrió Enid, logrando que antes de que pudiera Estela mencionar otra cosa, dejará la habitación en donde ahora se encontraba un completo silencio, y no se me ocurrió otra manera de romperlo más que ser directa y decir:

—Quiero besarte. —mi voz sonaba segura, pero estaba segura de que la sangre estaba totalmente en toda mi cara, dejándome como un completo tomate. Creía que Enid me iba a rechazar, que esa posibilidad de que nunca sintió ni sentiría algo por mí era porque tenía este trastorno alimenticio, y me veía como un esqueleto andante sería posible. Pero no sucedió. Solo sonrió y dijo:

—¿Y qué te detiene?

"Nada", quise decir, pero en cambio, decidí que era mi oportunidad para tomarla de las mejillas, sentir su tacto, acercarme lentamente y encontrarme con su respiración, la cual pronto se volvió una al momento en que sus carnosos labios y los míos fueron tocados. Estaba pasando, estaba besando a Enid y Enid me estaba besando a mi. ¡Nos estábamos besando! Se sentía un sueño, no se sentía real, era irreal.

Pero aunque se sienta irreal, estaba sucediendo en verdad. No lo estaba soñando, y no me estaba volviendo loca, lo que en verdad esperé que sucediera sucedió. Enid era algo indescriptible, algo que jamás creí capaz de que naciera en este mundo de mierda, más sin embargo, nació, al igual que yo. Aunque no sentía que ella mereciera vivir en el mismo planeta que yo.

Puede que exagere, y que tarde o temprano mi amor por ella desaparezca y la termine odiando al final, pero por ahora, lo que siento es real, y no es como si estar con ella fuera solo por diversión o por aburrimiento, ella en verdad me gustaba, y solo esperaba que ella sintiera lo mismo.. o más. Si fuera posible.

Profudice más el beso, alargandolo aún más, esperando no asustarla, al contrario, ella aceptó y me siguió el ritmo. Mi mano derecha pasó de su mejilla a su cintura, mientras que las suyas pasaron por mi cuello. Nos tomábamos un segundo para recuperar el aliento, pero eran tan cortos que ni se podían tomar en cuenta, mientras más me besaba más me sentía en el cielo, y mientras más me tocaba la espalda con sus manos, más me enamoraba de ella.

Sus manos pronto me empujaron hacia la cama, dejándome boca arriba con Enid encima mío. Sus ojos brillaban aún más, y su respiración estaba acelerada al igual que la mía. Puso sus manos debajo de mi blusa, se acercó hacia mí y comenzó a besarme, desatando al mismo tiempo mi braciel y tirándole al suelo. Fue ahí donde decidí que esto debía parar

—Eres tan linda, y duele —comentó antes de volver a besarme y volver a separarse nuevamente y decir—: ¿Estas lista para más? —dijo sonriente, pero sabía que sí seguíamos no habría marcha atrás y no pararía. Y esto en verdad que debía parar.

—Enid, esto es un mala..

Pero antes de que pudiera terminar la oración, Enid se quitó la blusa, y justo unos segundo antes de poder desabrochsrse por si sola el braciel la detuve. Ella se veía confundida, pero claramente yo lo estaba más.

—Enid, esto debe parar. Ahora.

—¿Por qué? ¿No te gustaba?

—Me gustas, mucho en verdad, pero..

¿Atarías mis agujetas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora