10. Una Mierda,

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Mi madre no me dejaba explicarle nada. Y sinceramente, ¿Cómo podría? ¿Era este el momento de salir del closet con ella? Esperaba un momento diferente, en un día diferente. No en mi cuarto sentadas en mi cama con ella mirándome decepcionada o confundida, mientras yo buscaba una manera de aclarar las cosas. Entonces habló. Y dijo una frase que por un momento se me había hecho irreal.

—¿Te gusta Avis?

La amo, quise decir, pero me diría que no podía estar segura por el poco tiempo que pasamos juntas. Sería absurdo, pensar que en tan poco tiempo uno haya encontrado el amor, y por mas absurdo que lo fuera, en verdad lo hice, y esperaba que en verdad ella también lo había encontrado en mí.

—Sí. Y el hecho de que llevó días sin contactarla me parece injusto.

—¿Sabes que es injusto? ¡Que mi hija sea lesbiana después de todos estos años y no me lo dijo! —me quedé callada tan ptonto lo dijo. Estupefacta—. Creía que teníamos confianza, mi amor. No esperaba enterarme así.

—Mamá, Ella no es la indicada. —se quedó callada una vez dije eso—. Ella no es mía. Y definitivamente no es perfecta como todos pensaban. Ella es Avis Wilson. Una chica que ama la música, tocarla o incluso escucharla. Es una chica que dibuja caras felices en su cuerpo para que pueda recordar sonreír una vez que una mierda le suceda. O tal vez simplemente le gusta recordar cómo la trata la vida. No sé; Ella nunca me lo dijo. —comenté, acercándome hacia ella y tomando su mano—. Pero para mí mamá, ella es lo que quiero perseguir. Y si no te lo dije antes es porque todavía no estaba segura de si sería capaz de perseguirla toda mi vida.

Ella solo me abrazó y sentí como el mundo se hacía más grande, como todo podía ser posible, y a la vez como un gran alivio en mi interior salía de mi pecho. Había arreglado las cosas con ella, lo que significaba que ahora podía volver a tener contacto con mis amigos, y Avis.

Al recibir mi celular lo primero que hice fue escribirle a Avis.

4fterlifee

Avis, volví.

¿Podemos hablar?

Ya arreglé las cosas con mi madre.

Sky.00

¿Enid?

No puedo. Me metí en una pelea.

Estoy castigada.

Ni siquiera debería estar hablando te ahora.

Fue lo último que escuché de ella, por lo que no pensé en algo más que ir a su casa y arreglar las cosas. No sabía en que pelea se había metido.. Otra vez. Ella suele defenderse mucho a golpes.  Pero eso no me importaba, me gustaba con todo y cicatricez.

Vi mis demás mensajes mientras iba en camino a su casa. Mi madre me había dejado tomar el auto e ir con ella, deseándome suerte antes de salir.

En mis mensajes noté los de mi prima, Martina, y supe por qué se había metido Avis en otra pelea. No podía creer que su escuela fuera así de homofobica. Era increíble lo hipócrita que la gente podía llegar a ser.

No le avisé a Avis que iría a verla, ni menos que sabía sobre la pelea. No sabía la situación en la que se encontraba con su familia, ni si quería verme o en verdad quería tener algo serio conmigo, solo sabía que debía besarla y aclarar las cosas.

Entonces eso hice, llegué a su casa y toqué el timbre y la puerta un par de veces, y por suerte fue ella la que abrió.

—¿Enid? ¿Que haces aquí? Si Natalia te ve.. —"Natalia" siempre por su nombre pero jamás madre. A veces sentía que Avis necesitaba un abrazo interminable. Uno que durará hasta que con el tiempo cada cicatriz y herida desapareciera, y que el dolor se fuera lejos. La tomé de las manos y la miré a esos ojos color miel.

—Vámonos, a donde solo tu y yo sepamos. —y fue ahí cuando la arrastré hacia el carro y me la lleve lejos. Lejos de su "familia", lejos de donde la lastima AN y lo hicieron por años, hasta que la llevarán a tal punto de odiar se a a sí misma y a la comida. Su cuerpo, espíritu y todo se le arrebatado de su interior por culpa de ese maldito lugar. Y yo se lo iba a recuperar.

Mientras nos íbamos Avis no paraba de decirme que me detuviera, que diera la vuelta porque se metería en más problemas. Pero no me importó, solo sonreía y reía mientras escuchaba sus plegarias. La mire detenidamente cunado llegamos a un semáforo rojo y noté como ya había agarrado algo de carne en su cuerpo. Había seguido mi consejo, pero sabía que sí le hacía saber que se "veía" mejor volvería a recaer. Por alguna razón logré comprender en poco tiempo la situación de Avis. Y eso me ayudaba bastante a lograr conectar con ella aún más.

—¿Qué? —dijo con una sonrisa en la comisura de sus labios, junto a su bella risa de niña pequeña. Me preguntó si tuvo una buena infancia antes de todo este trastorno alimenticio.

—Nada. —dije, tomando al mismo tiempo su mejilla con mi mano derecha—. Solo te amo.

Sus mejillas pronto se tornaron rojas y eso me provocó ternura. Avis era muchas cosas, pero entre ellas mi favorita. Se lo podía decir, se lo podía demostrar, pero eso perdería su punto al final. Por lo que decidí, quedarmelo, guardarmelo, y atesorarlo por siempre hasta que algún fuerza nos separe. Y esperaba que esa fuerza fuera la muerte.

Entonces la tomé de ambas mejillas y besé esos tiernos labios que ya había tiempo que no lo hacía. Extrañaba ese tacto, ese sentimiento de un nudo en mi estómago, o las clásicas mariposas en el estómago que nunca llegue a experimentar hasta ese momento en que la vi, hasta ese momento en que establecí una conversación con ella en esa fiesta, ¡hasta ese momento en que se me ocurrió bailar con ella en la feria! Honestamente no sabía lo que estaba pensando en ese momento, pero simplemente pasó y sucedió como uno debió esperar.

Avis fue y será lo mejor que me ha pasado, y espero que sea lo mismo para ella.

Se pronto escuché las bocinas de los autos detrás nuestro y comencé a reírme. Arranqué el auto y seguí mi camino, con aún una sonrisa en mi rostro e interminables risas. Avis solo mostraba una tierna sonrisa sobre lo sucedido.

—Solo a Enid Anderson se le ocurre besar a alguien mientras esta manejando.

—Solo a Avis Wilson se le ocurre seducir me mientras voy manejando.

—¿Oh me vas a echar la culpa a mí?

—Si me besas no.

Pero no lo hizo, solo se rió y me pegó en el brazo derecho. Amaba sus besos, amaba su risa, y amaba su tacto. Amaba a Avis Wilson. Y esperaba que ella dijera lo mismo.

Pronto llegamos a nuestro destino. Una cafetería. No tenía planeado pedir nada, sólo esperaba platicar con ella y seguir admirandola de cerca. Pero todo cambió cuando me hizo la siguiente pregunta:

—¿Compartimos un café? No creo poder acabar me uno yo sola —mencionó, sonriendo levemente.

—No lo dudes.

Pasamos toda la tarde hablando y hablando, bromeando y compartiendo un moka blanco frío. Nos tomamos fotos, videos y una que otra con un beso ahí. Me sentía feliz, calmada y completa. Solo faltaba una cosa que aclarar. Tomé su mano y salimos de la cafetería, donde le pregunté directamente:

—Avis, quiero saber algo.

—¿Que cosa? —me preguntó sonriente.

Tomé su cabello y la acaricie—. ¿Puedo ser tu novia?

La idea era un sueño. Y si todo el tiempo que pasamos juntas significaba algo, entonces podía ser posible que en verdad podíamos llegar a ser algo Avis y yo. Y eso, era algo que esperaba con todo el corazón.

Ella solo colocó sus brazos detrás de mi cuello, y sin importar la gente que se encontraba a nuestro alrededor, me besó y dijo:

—Sí.

Y fue ahí donde sentí que todo era un sueño, y que tarde o temprano iba a despertar. Cosa que no dejaría que sucediera. Porque la tenía a mi lado, y no iba a dejar que eso terminara. 

La vida ya me había quitado varias cosas, no iba a dejar que me quitara alguien más que amara. Me había quitado a mi padre, y si me quitaba a mi otro ser querido no sabía que más haría. Lo q ue si sabía, es que iba a proteger a Avis lo más que pudiera, iba  a defenderla y protegerla de la mejor forma posible, sin importar los peligros. Ella me había elegido, y yo la había elegido a ella.

¿Atarías mis agujetas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora