13. Cambiarlo

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Dependemos de una chica. Una chica que si somos honestas en verdad no nos conoce, porque eso no es posible. De todas formas dependemos de ella, y vaya que odiamos esa idea disparatada.

La odiamos pero nos da comodidad, es detestable y aún así la adoramos tanto que no podemos zafarnos de su agarre.

Y aún así, eso es lo que somos, y nada en el mundo hará que cambiemos permanentemente para mal. Siempre para bien. Y aunque no exista la posibilidad de que eso suceda, no cambiará lo que alguna vez prometimos ser.

Soy Enid Anderson.

Soy Avis Wilson.

Y juntas descubrimos un mundo del cual ninguna de las dos ha logrado escapar. Y aunque eso sea posible de hacer, no gastaríamos energías tratando de hacer algo que no queramos.

Nos gusta creer que siempre fuimos destinadas a encontrarlo, nos gusta creer que el hallarnos no fue casualidad, y nos gusta creer que el amarnos como nos amamos ahora no es un error.

Nos gusta creer, pensar e imaginar varias cosas. Todas distintas y únicas, pero jamás igual o similares. Así somos nosotras y así seremos. No sabemos por cuanto tiempo ni si será por siempre, lo que si sabemos, es que ahora así es como es, y eso jamás lo cambiaríamos.

Mi vida con Enid a sido única e inigualable, jamás parecida a ninguna de las otras relaciones de las cuales he tenido. Tampoco similares. 

Avis era otra cosa, ella algo totalmente distinto a lo que alguien podría llamar "persona". Ella era especial, tomaba gran parte de mi vida, corazón, y pensamientos. Ella era inigualable.

Ella era preciosa

Solo pensábamos que ojalá sentíamos lo mismo de la una a la otra.

Lo segundo que pensaba era en la cosa que más me dolió en todo el mundo, fue encontrar el diario de Avis una vez que fui a su casa a ver películas con ella, antes de que todo el mundo supiera que éramos novias, claro.

En el, habían varias hojas llenas de sufrimiento y angustia. Una de las páginas decía:

«Podría encerrarme en mi casa y nunca volver a salir, sin preocupación a que alguien me extrañe y recuerde, en mi habitación, mirándome fijamente al espejo, recordándome todos y cada uno de los defectos que ya tengo en claro en mi, dejar de comer para eliminar esa grasa que tanto deseo que desaparezca de mi cuerpo, vomitar al momento de comer un pedazo de comida y actuar como si en verdad la hubiera comido, y otras veces escondiéndola, haciéndolos creer que terminé la comida del día.. y seguir así hasta que llegue a como quiero verme. Y aunque podría, y hago, tuviste que cambiar mi forma de vivir mi vida, y ahora, ya no creo necesario seguir haciéndolo.»

Las siguientes páginas eran donde Avis se encontraba insultando a su familia, su doctora y su psicóloga. Pero otras simolemtne me llegaron hasta el corazón, eran muy profundas que terminé llorando al leerlas.

«Uno sufre de varias maneras, distintos momentos, personas, y normalmente de sí mismos. ¿No es cierto? Párenme si no estoy diciendo la verdad, cállenme sin son solo patrañas las que salen de mi boca, o mátenme si solo estoy loca.

«Come» «No seas estúpida» «¿De donde sacaste esas ideas?» «Es solo comer» «No, te lo dieron a ti, ahora te lo comes» «¿Por qué aún tienes todos estos dulces? » «¿No te los vas a comer?» «O subes de peso o no irás» «Sube de peso y te lo compro» «Come, es por tu bien» «Solo es comer, Avis » «¿Qué escondiste bajo tu ropa?» «¿Odias las donas?» «¿No quieres pastel?» «¿No te gusta la pizza?» «Sírvete más» «¿Eso es todo lo que te comerás?» «Una mordida no te matará» «Flaca» «Flaquita» «Pareces un palo» «Eres un esqueleto» «¿Te gusta verte como un hueso?» «Así no te verías antes» «¿Estas comiendo bien?» «¿Qué tienes?»

¿Atarías mis agujetas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora