C a p i t u l o 3

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H e a l i n g

Agatha se encontraba en una auténtica carrera contra el tiempo aquel día, ya que se había quedado profundamente dormida

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Agatha se encontraba en una auténtica carrera contra el tiempo aquel día, ya que se había quedado profundamente dormida.

Con el corazón palpitando aceleradamente, salió apresuradamente de su pequeño apartamento con una tostada a medio morder en la boca y su nueva mascota abrazada entre sus brazos. Algunas cosas parecían destinadas a no cambiar nunca.

Era el primero de septiembre, un día anhelado que había finalmente llegado: la hora de dirigirse a la Estación King's Cross para abordar el Expreso a Hogwarts.

Agatha experimentaba nerviosismo al dar inicio a su último año escolar, pero también sentía aprehensión por el inminente reencuentro con Ron y posiblemente con Ginny.

En aquel día en el Callejón Diagon, los chicos prácticamente se le echaron encima a Agatha, bombardeándola con preguntas sin pausa. ¿Qué has estado haciendo? ¿Dónde has estado? ¿Por qué desapareciste? Después de un año entero sin noticias de ella, el trío dorado tenía numerosas interrogantes para su amiga. Sin embargo, la joven Slytherin se encontraba sumamente incómoda y sobreestimulada en ese momento, tratando de asimilar la situación.

Agatha trató de ofrecerles una sonrisa tranquilizadora con todo lo que le quedaba de energía y optó por mentirles, declarando que tenía prisa por regresar a casa. Aseguró que en el primer día de clases respondería todas sus preguntas.

No obstante, aquel día no solo la afectaba la incomodidad generada por los ruidos y las multitudes, ni tampoco el breve encuentro con Draco Malfoy. También estaba evitando cuidadosamente abordar el tema de Fred una vez más. Si bien era consciente de que Ron y su familia merecían una explicación, simplemente no se sentía preparada para brindarla.

Para su pesar, el momento que había estado esquivando había llegado finalmente

Agatha corría por las calles de Londres con sus pertenencias y con su nuevo compañero peludo en brazos llamado Michi, un gato que había encontrado de casualidad devuelta a su hogar aquel día que fue al callejón Diagon.

Michi era un gato negro, arisco y cojo. Agatha no pudo evitar sentir pena por él cuando lo vio fuera de la tienda de varitas hecho bolita y temblando. Por lo que, se quitó su suéter y se lo llevó a casa. A pesar de que se llevó varios rasguños en el camino, la chica no se rindió con él hasta que finalmente el gato negro se relajó. Su conducta le recordó a ella misma cuando se trata de convivir con personas.

Llevaban poco tiempo juntos, solo un par de días compartiendo y conociéndose mutuamente , pero Agatha estaba segura que aquel gato sería un buen amigo durante su último año en Hogwarts.

Al llegar a la estación observó cómo varios estudiantes y sus familias cruzaban la misteriosa pared entre las plataformas 9 y 10. Agatha frunció el ceño divertida al ver la escena.

Healing     | Draco Malfoy x OC  |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora