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Sugawara iba caminando como si nada, en sus aidofonos se reproducía una de las tantas canciones de esa amplia playlist que siempre llevaba con él para el camino a la escuela.

Tarareo la melodía y cerró los ojos cuando su parte favorita empezó a sonar, estaba tan inmerso en su propio mundo que no se percató de la bicicleta que venía con dirección a él y de un momento a otro ya estaba en el suelo o bueno, más bien encima de alguien.

Su cabeza había sido protegida con la mano ajena y no tenia ni un sólo rasguño, abrió los ojos y se encontró con un castaño gesticulando varias muecas de dolor, pues había sido él quien recibió todo el impacto.

Koushi se quitó rápidamente los audífonos y se apartó de encima bastante preocupado por el chico quien por alguna razón lo había salvado de un posible accidente.

—Cielos— se escuchó con alarma —Lo siento mucho, mucho, mucho— empezó a decir con bastante rapidez agachado su cabeza. Verdaderamente estaba avergonzado, sino hubiera estado tan distraído, eso no hubiese pasado.

—Oye, ten más cuidado para la próxima — espetó el castaño mientras se enderezaba sobre el suelo y se sacudía la camisa del uniforme —Casi te atropella una bicicleta— bufó y fue en ese momento que sintió un ardor sobre sus brazos.

Ya sabía que seguramente se había llevado varios raspones y moretones en el cuerpo, después de todo se había lanzado sin importar las consecuencias para apartarlo del camino y usó su cuerpo para amortiguar la caída, sin embargo, eso no quitaba que doliese bastante.

El peligris al notar todos los gestos en el contrario se acercó y tomó los brazos del chico para revisarlos dándose cuenta del tamaño de los daños.

—Ohno— se llevó una mano al pecho y la culpa que estaba sintiendo creció aún más —Levántate, te ayudaré con esas heridas— No esperó ni un minuto más y casi arrastras se llevó al chico con él directamente a la enfermería.

Oikawa no sabía que le dolía más, si todos los golpes que tenía o el fuerte agarre que el platinado tenía sobre su muñeca. No se quejó y mucho menos dijo nada, simplemente se dejó llevar aún si por dentro moría de ganas por decirle que le bajará el ritmo y que no se le iba a salir el corazón.

Realmente la situación era cómica; era su primer día en esa nueva escuela y ya se había metido en un entretenido problema. No sabía por qué lo había hecho, pero cuando vio a esa aura tan tranquila disfrutar de la música y se percató de la bicicleta, su cuerpo se movió por sí solo y cuando fue consciente ya estaba en el suelo con él encima.

Por alguna razón desconocida no quería que ese chico de hebras grises y tez blanca se lastimase, se veía tan bonito con esa faceta que quizás era por eso que lo había hecho.

Llegaron a la enfermería y debido a la carrera su cabello estaba bastante revuelto, parecía un nido de pájaros y por un momento se sintió avergonzado por su aspecto tan desarreglado cuando ese mañana se había esmerado por dar una buena impresión.

Sugawara se sentó enfrente de él cuando se percató que la enfermera no estaba y de la nada sacó un botiquín que colocó sobre sus regazo para sacar unas torundas, alcohol y banditas, todo lo necesario para hacer una curación superficial.

—Lo siento mucho, no sabes cuanto— se volvió a disculpar mientras tomaba el brazo ajeno y pasaba la torunda empapada de alcohol

—Ouch— se quejó abiertamente el castaño mientras hacía varios pucheros que evidenciaba todo el ardor que estaba sintiendo —No tienes porque disculparte— trató de sonreír para calmar a su enfermero personal —No podía dejar que te lastimaras— dijo sin pensar y las mejillas de Koushi se sonrojaron levemente por aquel comentario.

—Ouh...— se quedó callado tratando de encontrar una respuesta pues nunca le habían dicho algo así y mucho menos hecho algo así —Supongo que eres mi héroe — bromeó y soltó una pequeña risa que encandiló los oídos del castaño.

"Qué bonita risa"

—Supongo que sí— se encogió de hombros siguiendo con la broma —Considerate afortunado, porque no voy todos mis primeros días de clases salvando chicos de bicicletas— ahora era su turno de reír

—¿Así que eres nuevo?— preguntó Koushi mientras se pasaba al otro brazo para continuar con la curación.

El castaño asintió y el peligris sonrió con pena. Era su primer día e iba a regresar a su casa con raspones por su culpa.

Vaya manera de comenzar un ciclo escolar.

—¿Y puedo saber cuál es el nombre de mi héroe? — cuestionó esta vez con un gesto más juguetón, acción que contagió a su interlocutor y empezó a reír en respuesta.

—Soy Oikawa Tooru, quien te salvará en más de una ocasión de ahora en adelante— infló su pecho con orgullo y como si de unos de esos superheores de cómics fuera —¿Y cómo se llama el afortunado?—

—Sugawara Koushi— contestó —quien se meterá en problemas constantemente para que mi héroe venga a salvarme— soltó una carcajada y sus mejillas se ruborizaron cuando ambos cruzaron sus miradas mientras sus rostros reflejaban esa sonrisa llena de complicidad.

》🎐《

"Soy Oikawa Tooru, quien te salvará en más de una ocasión de ahora en adelante."

Pero no había sido de esa forma y frente a sus ojos estaba la imagen que había terminado de hacerle trizas el corazón.

—Mentiroso...

Rosa PastelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora