Capítulo 7: ¿Por qué no odiarlos?

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Dedicado a @Nadir_sarahi

Nadie entiende mi sentir hacia los cambiaformas y las demás especies. Es momento de contar una historia. Mi historia.

Cletur era un reino bajo la monarquía de Daoimeanan muy diferente a los demás, era habitado exclusivamente por humanos y para humanos.

Por los tratados de paz entre los reinos de especies no humanas, se permitía el ingreso para el comercio entre ellos.

Así, era durante un milenio y medio. Tranquilidad para los humanos y respeto de parte de las otras especies.

Hasta que llego el fatídico día que Loner Daoimeanan, mi abuelo, perdió la corona. Y la cabeza.

Un cambiaforma había burlado la confianza como también la seguridad del palacio y en un acto traicionero, decapitó al monarca en el palco real enfrente de una plaza llena de personas.

El horror se esparció como la peste entre la multitud, los cambiaformas confabulado no tardaron en tomar posesión de la riqueza real. Muchos huyeron y otros se quedaron, esperando dar el toque final.

Porque aún había un heredero que pudiese reclamar. Mi padre, Preth.

Hubo una guerra entre el ejército de humanos y ellos. Muchas personas murieron y más iban a morir a menos que hicieran un tratado. O eso, pensó mi padre.

Primer error.

Mi padre en clara desventaja y velando la protección de las vidas mortales, aceptó darles seis meses para que tomasen la riqueza todo lo que pudiesen y se marchasen del trono.

Segundo error.

No se debe confiar en bestias traicioneras.

Al menos, no en quienes le han cortado la cabeza a tu padre.

Después de todos, quién teniendo el control de un reino y en asegurada ventaja, dejaría todo por un tratado.

Pero, mi padre confió. En ese tiempo se reunió con campesinos, artesanos, comerciantes, circenses, entre otros, para formar estrategias. Prediciendo que ellos dejarían el reino en quiebra. Y siempre confiando que ellos cumplirían su parte del trato.

Pasaron seis meses.

En un frío día de otoño, donde el viento obligaba a todos a abrigarse. Caminó hacia la plaza central. Sin esperar que al igual que su padre sería decapitado públicamente, pero esta vez sin tener la corona en su cabeza y no haber pisado su palacio por última vez.

Su último error.

Mi madre presenció todo y menos mal que su embarazo aun no era notorio, porque eso le permitió marcharse de la capital y vivir en la una granja a la orilla de Cletur y cercana al reino Lethin-cuna de Lorit- hasta que cumplí 3 años.

Mientras tanto los cambiaformas no satisfechos con su fechoría otorgaron el trono al clan que hoy ocupa el palacio usurpado.

Abrieron las puertas indiscriminadamente a cualquier especie que desean entrar sin importar la tranquilidad de los humanos.

Y ¿por qué lo haría?

¿No fue suficiente con arrebatarle la esperanza al pueblo al ejecutar al linaje Daoimeanan?

Dieron un mensaje claro en esos años:

Apártense del camino y sométanse, no hay salvación para ustedes.

Hasta que llego un rumor de la capital que la esposa fugitiva de Preth había estado embarazada y dio un heredero que resultaría en un inconveniente más adelante si no se erradicaba a tiempo.

Hubo mucha revuelta, primero en la capital y de ultimo en los alrededor por la búsqueda del niño Daoimeanan. Mi madre sabiendo que vendrían por nosotros solicitó asilo al reino Lethin.

Salimos de la granja antes que se hiciese ceniza, fuego provocado por mi mama. No debía quedar ninguna prueba que fundamentará el rumor.

Y así permanecimos vivos hasta que el verano pasado reconocieron a mi madre los espías de la actual familia real. La asesinaron, no antes de torturarla y dejar su delicado cuerpo flotando en el baño público.

Si alguna vez creí sentir el dolor antes de eso, fue solo una fábula. Cuando mi palma tocó el pálido, frío y magullado rostro de mi mama, mi corazón se desgarró.

¿Cómo podían haberle hecho esto a ella?

Ella no merecía morir y menos de esta manera.

Y ahora quien estaría conmigo, quien me enseñaría de la bondad, la compasión y el perdón.

Ella había hecho tanto por mí y yo no pude hacer nada por ella. En cambio, fui la causa de su muerte.

El dolor, la culpa y la ira me embargaron. El luto fue una mierda. Pero, el remordimiento de haber hecho más y no haberlo hecho, fue peor.

Quizás si hubiese estado menos tiempo escondiéndome y empezado más temprano que tarde con el plan de sacar a los usurpadores de mi trono, ella aun estaría conmigo.

Así que, me moví. No tardarían en dar conmigo. Pondrían todo el reino Lethin patas para arriba buscándome y yo estaría todo ese tiempo bajo sus narices.

Cletur fue peor de lo que esperaba. Había un exterminio de la raza humana. Por cada cuarenta y cinco de ellos había un humano. Era el inicio de una escasez que cada día es más notorio.

¿Alguna vez fue un reino de solo humano?

Parece que ya no.

–¿Ganar tiempo? ¿para qué?

–¿No lo sabes? Tienes más aliado de lo que crees. Dispuesto a sacar esta familia de este lugar.

Si es uno de ellos. Olvídalo. Mi familia fue ejecutada por confiar demasiado.

Gloria ensangrentadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora