Estuve en el limbo por tanto tiempo, que me acostumbré.
No quería estar ahí.
Pero no tuve opción.
Ahora estoy libre, soy la reina y tengo un propósito que nadie sabe. O tenía, hasta que llegó él.
*Hace mucho tiempo existió una reina muy poderosa, er...
Me despierto con dificultad, tengo mucho sueño, miro a mi alrededor, no hay nadie en la habitación. Han pasado unos días desde que vimos al embajador, pero últimamente no ha pasado nada relevante, solo queda esperar que Haldor me diga la sorpresa. Estoy con la misma ropa de ayer, ni si quiera me he molestado en cambiarme. Tomo aire para estirarme y me levanto, cuando estoy a punto de abrir la puerta veo a Haldor enfrente de mí.
-Hola.
-Buenos días, mi amor.
Sigue llamándome así. Está vestido con unos pantalones negros y una camisa blanca arremangada, ese estilo le queda increíble, y sus brazos... dejo de mirar cuando él se acerca hacia mí y pone las manos en la puerta, apoyándose, se acerca mucho a mi rostro con una sonrisa pícara y siento como me voy poniendo roja.
-Estás roja.
-¿Qué? No.
-Sí -dice riéndose.
-Eres tú el que lo imagina. El que hambre tiene en pan piensa.
-Tal vez tienes razón.
Abro los ojos como platos, él se acerca y cierra la puerta, tengo que echarme hacia atrás para que no se acerque mucho a mí.
-¿Dormiste bien sin mí? -dice muy cerca, aunque intenté alejarlo quedé atrapada en la pared. Pone las manos a mi lado impidiendo que salga.
-Sí... -suspiro.
-Qué mal -dice sonriendo mientras mira mis labios, sube la mirada y me mira ambos ojos.
Sus ojos...
Tienen demasiada intensidad, es imposible que alguien pueda mirarlo sin intimidarse.
Nos quedamos mirando por un rato y me doy cuenta de lo claros que son sus ojos, tiene unas lindas pestañas y me mira con ternura. De repente se acerca y creo que va a besarme hasta que habla mirando mis labios.
-Creo que es hora de tu sorpresa, hoy tenemos un baile.
-¿Qué?
-Para celebrar que la reina ha vuelto.
-Vaya... no creí que fuera por eso.
-Oh, sí lo es. Es importante tu regreso, claramente nadie tomará a la ligera que la reina haya vuelto después de tantos años, habrá gente muy importante que querrá verte.
-Pero no estoy preparada, no sé cómo hablarle a la gente así
Él frunce el ceño, pero tiene una sonrisa.
-¿Cómo que gente así, importante? -pregunta y se separa un poco.
Asiento.
-Cariño, eres la reina.
-Yo... sí, es que-
-Estás distraída últimamente eh -alza las cejas y sonríe -. Está bien, puedes con esto, me tienes a mí. Ponte algo bonito y baja a comer, vendré por ti a las seis y traerán tu vestido un poco antes.
Asiento y cuando él se va, miro los vestidos que hay en mi armario, son hermosos, con esto no necesitábamos un diseñador. Hay uno que llama mi atención, es blanco y largo, tiene estilo de vestido de novia, tiene perlas y mallas delicadas, unas mangas largas y con capas. Decido ponerme eso y bajo a comer. Cuando bajo hasta el comedor gigante está Haldor esperándome, me mira sorprendido y me sonrojo, cuando lo nota sonríe, me da una mano para bajar y vamos a comer.
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