¿Qué fué lo que pensó Dean al conocer por primera vez a Castiel?...
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A menudo su apariencia física no le resultaba un problema para despistar.
Dean Winchester, había aprendido a muy corta edad utilizar cada milímetro de sí mismo como una ventaja, cual soldado de las fuerzas especiales, bien entrenado.
Normalmente le era indiferente que las personas creyeran que no era ni una cuarta parte de listo que su hermano menor, pese a que era realmente bueno en lo suyo.
Estaba bien. Sammy podía ser el inteligente. Sentía que de alguna forma, se lo debía después de todo lo que alguna vez tuvieron que pasar en su infancia, gran parte de su adolescencia y adultez.
Ser llamado "la cara bonita" o "máquina de matar" tampoco le hacía mucha diferencia para ser honesto. Durante mucho tiempo, al verse al espejo, nunca vió más que el reflejo de la herramienta que su padre había puesto tanto empeño en crear.
Sin un gramo de estima por sí mismo, o un poco de instinto de preservación propia. No era el clásico suicida deprimido, Dean no tenía permitido algo tan básico y humano como eso.
Pero sentía que, no era diferente a una máquina cuyos engranajes siguen girando sin importar que no tuviera un sólo motivo propio para existir por sí mismo.
Sólo lo hacía por y para Sam. Sólo eso.
Entonces llegó este “ángel del señor”, con las habilidades sociales de un trozo de cartón, y poco respeto por los espacios personales a rescatar su alma del agujero más profundo del infierno, y decirle a la cara
“¿Qué sucede?... Tú piensas que no mereces ser salvado.”
El tipo escupió una simple oración de nueve palabras, en tiempo presente, cómo si un simple par de minutos en la misma habitación, le hubieran rebelado aquel lado de sí mismo que desesperadamente procuraba esconder hasta de sus propios pensamientos.
Dean le dió con todo el arsenal de armas que poseía para seres sobrenaturales y lo apuñaló con todas sus fuerzas, pero el sujeto ni siquiera se inmutó.
El hombre de cabello oscuro, ojos azul ultramar que lo miraban fijamente, tan atractivo de una forma física y metafísica, que, a pesar de no sentir vergüenza por la desnudez pasada de su cuerpo para tener intimidad con personas antes, por primera vez su alma se sintió de esa manera. Y eso lo asustó.
Porque no estaba seguro de poder intimar con alguien a ese nivel, sentía que su alma mostraba todas las cicatrices que su cuerpo recién reconstruido había borrado.
Sin embargo, seguían ardiendo, latentes, inexistentes pero dolorosamente tangibles para su mente.
Reprimió un pequeño jadeo, cuando el ángel se acercó aún más, y contuvo con el estoicismo practicado de su padre, la expresión de vulnerabilidad que se filtró por sus ojos verdes.
Trató de mantenerse centrado. Sabía que las cosas buenas no le ocurrían sin razón, no las merecía, no las tenía, nunca lo haría. Dean era sólo una máquina, cuyo amor e instinto de protección por su hermano menor lo había salvado de ser un penoso objeto errante.
¿Y ahora tenía que escuchar la cruda verdad de sí mismo, de los tentadores labios afelpados de este ser sobrenatural? Cuya presencia era atrayente como un imán para su ser.
Dean no "pensaba", él sabía que no era digno de la salvación. Había una gran diferencia allí.
Se sentía amarrado con una delgada cuerda que lo mantenía "erguido". Quería terminar de romperse en los mil fragmentos que estaban adheridos a sus grietas solidificadas con kilos de pavimento reseco, de emociones reprimidas.
Por primera vez desde que volvió del infierno, quería despertar en sí mismo la necesidad de aferrarse, de creer por una vez en su vida en el cliché de que todo estará bien.
Quería que el sujeto que estaba frente a él lo abrazara fuerte y finalmente dejar que alguien le diera una mínima noción de lo que debía hacer después, con el desastre en el que se había transformado su existencia después de quebrar lo poco de espíritu que le quedaba, después de vender su alma para salvar a Sam.
Dean quería rendirse a éste primer rayo de esperanza que tuvo en mucho tiempo, sucumbir ante el hermoso ángel que aún lo miraba fijamente, elegante, tranquilo, y con un aire de serenidad que apaciguaba sus instintos más feroces.
Sintiéndose nuevamente un niño de cuatro años, que alguna vez recibió el amor que desesperadamente trató de que a su hermano no le faltase.
Era tentador. Porque desde hace un par de años había roto la brújula y al parecer, la vida encontraba divertido ponerlo una y otra vez en una situación de mucha presión, cada vez un poco más fuera de su liga de inicio.
Sólo quería tener un par de cacerías tranquilas con su hermano de vez en tanto, cuatro ruedas sobre la ruta y sus manos en el volante, para volver a lo que él podía manejar.
Y para cuando su hermano y él, estén lo suficientemente cascarrabias para seguir haciendo eso... Sentar cabeza, conocer a alguien, tener un par de citas, una familia, invitar a Sammy y la suya todos los domingos...
¿Desde cuándo se había permitido a sí mismo pensar que podía tener algo de lo que quería?. ¿Qué alguna vez podría ser así de doméstico?
Este hermoso ser sobrenatural con grandes alas etéreas podrá leer su alma, y conocer cada uno de sus íntimos pensamientos, ya que sus manos estuvieron literalmente sobre cada molécula de su ser.
Pero Castiel, no sabía nada de lo que realmente significaba estar en su lugar.
Los ángeles no tenían empatía, eso era un hecho. Sólo bastaba darle una mirada al mundo para saber que era un enorme patio de recreo dónde cada quien estaba por su cuenta.
Aún había muchas preguntas, sin embargo había una, que formaba un eco en su cabeza... ¿Por qué el cielo permitió que todo esto pesara sobre sus hombros?.
¿Dios lo había elegido porque sabía de lo roto que Dean estaba? ¿De lo vacío que se sentía?...
¿De lo solitario que era?. ¿Qué no tenía caso en fantasear con cosas que jamás podrá tener?.
Estaba jodidamente condenado, lo sabía muy bien y no podría importarle menos... Pero sus instintos protectores de Sam le gritaban que no sea confiado sobre las intenciones de aquellos que abren la jaula, porque todos tienen sus propios motivos, que normalmente nunca llevan a nada bueno.
Jamás lo haría de todos modos, estaba demasiado bien entrenado para dejarse guiar por una atracción, o dejarse seducir por la conveniencia de una situación.
Pero tal vez y sólo tal vez...
Por un breve instante, imaginó que, si los escenarios fueran diferentes, dónde la seguridad de su hermano no estuviera en juego.
Dónde únicamente el jodido fuera él, en caso de cometer un error.
...Y si no estuviera así de roto, entonces merecería ser salvado por alguien como Castiel...
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Historias Destiel
FanfictionAlgunos OneShots, de diferentes historias Destiel, (incluyendo algunas Sabriel), con toda clase de escenarios, momentos y situaciones que este autor decidió escribir en momentos random... Advertencia: algunos OneShot tienen contenido sexual +18, rue...