Cap 08: La sentencia

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Yuuri recordó aquella noche. Víctor lo abrazaba protectoramente mientras dormía a su lado, y él era incapaz de conciliar el sueño. De nuevo, le había mordido. Tal como se lo pidió, lo había mordido con fuerza y él en medio del desespero se sintió mucho más unido a él. Pero, cuando todo acabó y el frío de su cuerpo volvió, sus inseguridades regresaron con él. La sensación de culpa se sentía como una araña que se arrastraba por su piel, peluda y enorme.

Ya había conocido a Yuri, y a pesar de la marca, le alivió mucho la distancia. Le permitía tiempo para pensar y entender lo que había ocurrido con él y la comunicación en línea le permitía seguir sintiéndolo cerca por mucho que la sensación de culpa le recordaba que estaba traicionando a Víctor. Si se detenía a pensar en lo que sentía por Yuri, definitivamente no era con la fuerza con la que amaba a Víctor después de casi dos años juntos. Pero estaba seguro de que podría llegar a serlo porque Yuri tenía todo para hacerlo sentir así.

El problema que no lo dejaba dormir era que ya había conocido a Otabek y su aroma también lo había percibido. Todavía sentía la culpa de haber cedido sin poder detenerse pese a todo el esfuerzo que hizo de contener su aroma y la explosión de su cuerpo. La marca de Víctor aún seguía, la de Yuri también. Aquello era como vivir una pesadilla... que su cuerpo y todo su ser sintiera correcto algo tan mal visto le estaba provocando profunda repulsión contra sí mismo.

Apretó sus ojos y salió de la cama, cuidando que Víctor no se despertara en el proceso. Caminó hasta el baño y volvió a bañarse. Al acabar, y después de secar su cuerpo, se quitó la bata y se miró en el espejo de cuerpo completo que Víctor tenía en su cuarto de baño. Estaba aumentando de peso producto a la ansiedad que solo podía mitigar comiendo a toda hora. El asco que sentía por dentro, ahora lo sentía al verse en el reflejo. Yuuri se llevó las manos a su cabeza y apretó los dedos sobre su rostro, como si quisiera arrancarse la piel. La necesidad de un grito que le desgarrara la garganta emergió, pero no pudo sacarla. Debió tragarselo así como la culpa, la pena y la angustia.

Dentro de él, escuchó a su misma voz repetir lo que se había convertido en una sentencia: Por eso era tan poca cosa para Víctor. Por eso no era suficiente, por eso no lo merecía. Se llevó las manos a su cabello y trató de recoger aire.

—¿Qué ocurre contigo? —Yuuri escuchó a Víctor acercarse. Estaba tan aturdido que no había notado el acercamiento de su alfa hasta el momento en que lo cubrió con su cuerpo desnudo, abrazándolo de un modo protector.

—E-estoy engordando... —A pesar de sentir ganas de vomitarlo por fin todo y a enfrentarse a las consecuencias, estaba asustado ante la idea del abandono y repulsión de Víctor. El alfa, al escuchar eso, llevó sus manos hasta el abdomen y acarició la acumulación de grasa que se formaba allí. Luego acarició con la punta de su nariz la mejilla de Yuuri y este tuvo que apretar los labios para no llorar.

—¿Por eso estás así? Yuuri, me gustas mucho, con cincuenta kilos de más o la piel pegada a los huesos, me da igual.

—¿No sientes que huelo... diferente? —La nariz de Víctor se acercó a su cabello para olfatearlo. Cada vez que lo hacía, el omega se aterraba ante la posibilidad de que ahora sí, se diera cuenta de lo que había estado ocurriendo en él y lo dejara. Contuvo el aire, hasta que Víctor le hizo dar una vuelta para quedar frente a frente.

El alfa le tomó las manos y las beso una por una. Los ojos marrones de Yuuri se quebraron llenos de arrepentimiento, devoción y un sentido de inmerecerlo todo.

—Hueles a ti, a mi... y me gusta el nuevo champoo. —Yuuri apretó los ojos. Sentía que no podía más. Renegó con fuerza y solo provocó que Víctor lo abrazara, acunandolo en su pecho. La garganta de Yuuri era un cúmulo de nudos imposibles de soltar—. Corazón... ¿qué tengo que hacer para que estés tranquilo? —Yuuri no dijo nada, solo negó—. No me gusta que estés así. Eres mi pareja, y mi destinado.

Juicio de Alfas (YoI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora