Cap 07: El veredicto

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Tribunal de San Petersburgo — July 14, 2017 / 14:17

El tribunal estaba en silencio. Hasta la misma Lilia había dejado de respirar mientras veía las imágenes de las grabaciones mostradas en la pantalla del juzgado. Los jurados a veces se comunicaban entre ellos por medio de cuchicheos, pero todos compartían el mismo estupor. Georgi, con las cejas fruncidas, miraba las imágenes consternado, mientras Mila ya era incapaz de levantar sus ojos. Yuuri observaba atento, conforme la presencia de Yakov a su lado le confortaba. Los otros tres alfas destinados, estaba tan boquiabierto como el resto del salón.

En la secuencia transmitida, estaba la dinámica de una pareja de un omega con dos alfas. La mujer omega terminaba de fregar unos platos, mientras uno de los alfas destinados se acercaba para besar su nuca marcada, y el otro estaba tranquilamente comiendo waffles en el comedor. Minutos después, la mujer omega besó a ambos para despedirlos al trabajo, y empezó a preparar a los hijos para el colegio. Para proteger la identidad de los involucrados, sus rostros estaban cubiertos por un círculo de color que indicaba su segundo sexo.

La imagen se detuvo, justo cuando la madre omega llevaba a dos de sus hijos cargados en sus brazos. El licenciado Christofer Giacometti, ataviado por un traje celeste con finas líneas plateadas, apuntó con su control a la pantalla y retomó la intervención con un carraspeo. Los cuchicheos que habían iniciado desde el momento del pause a la grabación, se apagaron para dar paso al silencio.

—Interesante, ¿no? —emitió con una sonrisa digna de una revista de moda masculina: sensual, potente y segura. A pesar de ser beta, sus pasos derrochaban erotismo—. Cuando conocí a la pareja Adams en mi consultorio, me dije que esto era algo sin ninguna explicación. Dos alfas, destinados a una sola omega. La omega fue la primera en venir a mi consultorio de asesoría matrimonial. Pensé que necesitaban a algunos consejos para... ustedes saben. —Sus mímicas en las manos y la desfachatez con la que caminaba, le habían dado a Christofer el dominio del escenario, haciendo que todos olvidaran el protocolo de permanecer sentado en el estrado—: satisfacer a su alfa. Pero al escuchar su testimonio me encontré con algo más allá de toda lógica. Había sido encontrada en el lecho por su esposo, tras haber yacido con otro alfa que, al reconocerlo, aceleró su celo. Lo curioso es que el alfa no pudo atacar al otro alfa aun estando en su territorio. Solo se replegó en la sala y esperó que ambos acabaran mientras estaba atónito, sin saber qué hacer. ¿Saben para qué vino el alfa esposo? Para decirme que sentía que algo estaba mal con su instinto alfa, por no reaccionar.

Nadie perdía la vista ni de los movimientos del beta, ni de su explicación, dicha con jovialidad como si contara alguna anécdota en la fiesta de fin de año. Algunos alfas ajustaban sus anteojos, otros observaban con mucha seriedad, pero nadie podía dejar de escucharlo. Sus lentes, además, le entregaban un aire intelectual. Y no era para menos considerando que era el máximo representante de la facultad de psicología de la Universidad de Zúrich, líder en el departamento de investigaciones de comportamientos familiar, autor de tres libros sobre sexualidad de alfas/omegas y betas, además del esposo del famoso alfa que dirigía el centro de investigaciones genéticas del estado suizo, con una investigación en curso sobre el origen de los lazos destinados.

¿Cómo había llegado allí? Solo bastó la influencia de Víctor Nikiforov; era parte de lo que se habló en el intento de negociación infructuoso que tuvieron con la parte de la demanda.

—Les pedí que me presentarán al nuevo alfa de la manada y se integró a nuestras reuniones. Mi decisión final fue probar un fin de semana juntos. Se hizo una programación de actividades y aunque los tres pensaban que era una mala idea, aceptaron probar. Les pedí que nos permitieran grabarlos, y obtuvimos unos resultados increíbles incluso en su vida sexual. Había una predisposición genética en ambos alfas para reconocer la importancia del otro, y unirlos en una colaboración. —Christofer juntó sus manos, hasta que sus dedos formaron una sola unidad.

Juicio de Alfas (YoI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora