𝟎𝟗

1 3 0
                                    

DESCONECTAR PARA CONECTAR.

En mi travesía, buscando mi esencia luego de perderla por un amor que nunca fue, o una amistad de años que acabó, pensé que lo mejro sería desconectarme. Para no buscar de manera masoquista cosas que podrían lastimarme aún más.

Empecé a leer libros, a conectar conmigo misma y aceptarme. Me miraba al espejo más frecuente, porque cuando algo te rompe hasta el alma, eres incapaz de sentirte conforme contigo. Pero te lo digo aquí, nunca serás el problema, todo está bien contigo.

Si algo no fue, no debe haber culpas de por medio, porque las páginas de un libro no siempre serán iguales y siguen avanzando. Así como las personas. Siguen avanzando, no porque "más adelante vive gente", si no, porque es lo correcto para volver a conectar.

Seguirás oyendo esa música con la que te sientas identificado e intentarás de refugiarte en el llanto para sacarlo todo, hazlo, créeme me salvo. Ir a la playa, ver el atardecer con una amiga y hablar de la vida también me salvo. Y tú también puedes ser ese amigo que salva, aunque necesites ser salvado.

Me puse mi curita en el corazón y volví a ponerme esa ropa que no quería ponerme, deje la oscuridad en un rincón de mi cuarto y la oculté debajo de las sábanas. Porque el sol volvería a salir, si algo no funcionó, estaba bien, porque algún día lo volvería a intentar y funcionaría, tendría el gozo que quería.

Sea terminando una carrera, comprarme algo que quería hace mucho, viajar o hacer algo que no me atrevía hacer, como nadar con tiburones o saltar de un avión con paracaídas. De eso se trata, de arriesgarse y ahí estaba, ¡ahí lo entendí! Si lo intentaste y no fue, ¡al menos lo intentaste y no te quedaste con las ganas!



No recuperaría a las personas que se fueron. A ese amor que no pude disfrutar, esa amistad con la que ya no reiría, o ese familiar que me contaría a ecotasas, pero al menos me los llevaría en el corazón. Esos días son raros y extrañarás ver a esos con los que hoy ya no estás

𝐋𝐎 𝐍𝐔𝐍𝐂𝐀 𝐅𝐔𝐄 𝐘 𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐎 𝐐𝐔𝐄 𝐒𝐄𝐀. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora