Capítulo 1. Erección

20.8K 1.2K 43
                                    

Maldición. Sabía que una erección de cuatro horas no era normal.

Me moví incómoda en la cabina de mi camión y debatí que hacer. La clínica de emergencia estaba abierta las veinticuatro horas, por lo que ese no era problema. Era la vergüenza por mi condición lo que me hacía quedarme en el estacionamiento. Pero, maldición, esto era jodidamente doloroso. Tiré de mis pantalones, intentando tener más espacio para mi entrepierna y acomodé mi erección una vez más. Al diablo. Iba a entrar.

Atravesé el estacionamiento con poca luz, tratando de caminar lo más normal posible, pero cada paso probaba mi cordura. Cuando llegué a la recepción, una anciana levantó la vista y preguntó si podía ayudarme con algo. Luché para mantener una cara seria mientras le expliqué mi problema. Me tendió un portapapeles de formas con una expresión adusta, sin querer oír ni una palabra. Me dirigí a la sala de espera, poniendo el portapapeles en frente de mi ingle.

Para empeorar las cosas, Nuttapong, el director con el que había estado trabajando en el set, llegó irrumpiendo en la sala de emergencias para unirse a mí en la sala de espera, diciendo que no iba a permitir que uno de sus actrices pasara por esto. Carajo. Una vez que entregué los papeles, me concentré en pensar en algo que pudiera domar a este monstruo de erección. Los Osos de Chicago, lo mucho que odiaba los hospitales, cualquier cosa no-sexual. Nada ayudó. Mi sangre corría acelerada en el momento en que me llamaron media hora más tarde.

Tenía la esperanza de un médico masculino, así podría manejar esto, pero cuando entré detrás de la sala con cortinas y vi a una joven enfermera esperándome, todas mis esperanzas se convirtieron en humo. Nuttapong me siguió dentro de la pequeña habitación y se colocó en la esquina para observar. Estaba convencido de que estaba aquí con el único propósito de divertirse.

La enfermera me miró, y sus ojos se abrieron y contuvo su respiración. Parecía joven, demasiado joven para ser una enfermera, y tenía una expresión inocente y dulce que ya no se encontraban en la vida.

—Hola. ¿Freen Sarocha? —Preguntó. Su voz era suave y tenía una nota de preocupación. Me tomó un segundo responder.

—Freen.

—Por favor, toma asiento. —Hizo un gesto a la mesa de examen cubierta de papel y empezó a hojear mi forma—. Mi nombre es Becky. Soy una estudiante de enfermería y estoy ayudando al médico esta noche. ¿Te importa si te hago algunas preguntas simples antes de pasar a las cosas difíciles? —Desplazó sus ojos nerviosamente a mi regazo, y no pude evitar sonreír.

—Seguro. Asintió con la cabeza astutamente.

—Está bien, entonces. Empecemos. — Se sentó en el taburete rodante a mi lado y se acercó—. ¿Su peso?

— 62 kg

—¿Altura?

— 1,67 m —Lo garabateó en su archivo.

—¿Y tú edad?

—Veinte y dos. —Ella reprimió una sonrisa, aunque no sabía muy bien por qué.

Tenía el pelo entre rubio y castaño y tenía los ojos cafés. Era pequeña pero bien formada, rellenaba bien sus batas de hospital azules, con curvas en los lugares correctos. Tenía la boca llena como capullo de rosa y una nariz pequeña respingada, e incluso su uniforme de trabajo se veía pulido y elaborado —daba la impresión de que fue criada para este trabajo. Muy lejos de cómo crecí.

Terminó las formas y se ocupó con el equipo médico para comprobar mis entrañas. A pesar de que su presencia era profesional, no hizo nada para ayudar a debilitar mi erección. De hecho, creo que mi polla se puso aún más malditamente dura sólo para burlarse de mí. Colocó un estetoscopio sobre mi corazón y escuchó durante unos momentos antes de anotar algunas notas. La vi trabajar con una sonrisa tirando de mis labios.

Pornstar | Freenbecky (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora