Pornstar | Freenbecky (G!P)

Capítulo 14. Dime lo que quieres, Becky

Narra Freen.

Llegué a casa del trabajo minutos antes de las seis. La hermana pequeña de Derek, Tabitha, que tenía 19 y estaba tomando clases en la escuela comunitaria cercana, generalmente cuidaba a Darlene por mí y había estado allí desde las 3 para verla bajarse del autobús.

Entré y encontré a Darlene comiendo la cena en la mesa, y a Tabitha sentada con ella, limándose las uñas.

—¡Freen! —Darlene dejó caer el tenedor y estuvo en mis brazos en segundos.

—¿Hiciste tus ejercicios? —Le besé la parte superior de la cabeza.

—No aún. Tabitha y yo estábamos jugando. —Le fruncí el ceño a Tabitha. Ella se encogió de hombros y murmuró una disculpa, levantándose para saludarme con un abrazo.

—Mmm, alguien huele bien. —Enterró la nariz en mi cuello.

—No. Tengo... una cita viniendo para acá. —Luego del trabajo, me había metido en un rápido entrenamiento con Derek y me duché en el gimnasio antes de venir a casa. —¿Tú? ¿Una cita? —Tabitha entrecerró los ojos con incredulidad—. Tú no sales. Dios sabe que he intentado que me invites a salir por años.

—Tabitha... —Suavemente la alejé de allí por los hombros, añadiendo más distancia entre nosotros—. Sabes que Derek me cortaría las pelotas si te pusiera un dedo encima.—Lo cual era enteramente verdad, pero era más que eso. Tabitha se había convertido en una hermosa joven, el problema era que cuando la miraba, aún veía a la chica de 10 años cuyas muñecas Barbie regularmente se volvían prisioneras de guerra de Derek y yo.

—Podríamos evitar eso, y lo sabes. Derek no es mi jefe. —Tabitha sonrió, bateando sus pestañas, apoyando una mano en mi antebrazo. Oh, definitivamente sabía por seguro que ella estaría más que feliz de cabrearlo.

Ha intentado por meses hacer que la notara, limpiando mi casa en sus pequeños shorts, y ofreciéndose a cuidar de Darlene por mí en cualquier momento del día o de la noche. Y a pesar de que sabía sus motivos, dejé que lo hiciera. Si eso me hacía una imbécil, entonces que así fuera. No iba a rechazar su ayuda. Ambas sabíamos que la necesitaba, a pesar de que estaba segura de que ella se aferraba a la esperanza de que yo cambiara de opinión sobre ella. Sobre nosotras.

—Termina la cena, Darlene. Tengo compañía que vendrá esta noche.

—¿Va a volver Bec? —El rostro de Darlene estalló en una sonrisa cuando asentí.

—¿Quién es Bec?— ¿Quién era Becky? Esa era una muy buena pregunta. Una chica fuera de mi liga. Una chica que tenía el rostro de un ángel y el cuerpo para competir con cualquier estrella porno. Alguien dulce con mi hermana y probablemente capaz de destruir mi corazón en el proceso.

—Sólo una amiga —dije. Tabitha rodó los ojos.

—Ajá, amiga mi culo —Llevó una mano a su boca—. Quiero decir, mi trasero —Bajó la mirada a Darlene que ahora estaba riendo—. Limpiaré un poco para ti. Ve a prepararte para tu cita, semental. —Me dio una palmada en el trasero.

—Gracias, Tabitha —Arrastré los pies al cuarto de lavado, dejando caer mi ropa húmeda de gimnasio en la lavadora. — ¿Recogiste la ropa de tu habitación, Darlene? —le pregunté desde el pasillo.

Intentaba tanto como podía tratarla como una niña normal. Quería que creciera independiente sin que pensara que era diferente a otros, o incapaz de cuidar de sí misma. Después de todo, llegaría el día que yo no estaría allí para ayudarla. Y eso era algo en lo que ni siquiera quería pensar. La oí corretear a su cuarto y sonreí para mí misma mientras iniciaba la lavadora.