Capítulo 22. Nunca funcionaría entre nosotras

11.1K 875 47
                                    

Narra Freen.

Me moví a través de mi mañana en una bruma, todavía aturdida por el giro de los acontecimientos. ¿Por qué Becky no comprendía que lo que ocurrió entre nosotras era real, y que esto se trataba de mi trabajo? Era evidente que no confiaba en mí como yo la necesitaría si íbamos a tener algo juntas.

Ni siquiera me dio la oportunidad de explicar, saltó a las conclusiones y salió furiosa. No me molesté en detenerla. El asco y la sentencia escrita en su cara me dijo lo que había sabido en el fondo todo este tiempo, yo nunca sería lo suficientemente buena para ella. Ella nunca sería capaz de comprender que a veces hay cosas en la vida que uno no quiere hacer, pero tiene que hacerlas para cuidar de su familia. Y Darlene era mi familia. Haría cualquier cosa por ella. La vida no era un jodido sol y arco iris. La vida real era difícil. Estaba haciendo lo que tenía que hacer. Punto.

Ella dijo que entendía mis responsabilidades en relación al cuidado de Darlene, pero cuando las cosas se complicaron, se largó. Fin de la historia.

Después de llevar a Darlene a la escuela, me di una ducha larga, luego me vestí y me aseguré de estirar. Recordé que mi sesión anterior de tres horas de sexo me dejo adolorida hasta en los lugares más extraños. Cuando llegué al set, la modelo con la que iba a trabajar ya estaba allí, con el peinado y el maquillaje ya hecho. Desde luego no se ajustaba a la imagen de estrella porno. Sus miradas eran el epítome de la dulce chica de al lado. Tenía el pelo castaño ondulado y largo hasta los hombros, ojos marrones grandes y era más linda que sexy. Me acerqué para presentarme.

—Hola, soy Freen, quiero decir Tulip. — Sonrió cálidamente.

—Hola. Soy Alice, pero me puedes llamar a Molly.

—Lo tengo. Encantada de conocerte —repliqué su sonrisa. Al menos parecía alguien con quien fuera fácil trabajar, lo cual era agradable. No necesitaba más drama hoy.

Se volvió hacia el artista de maquillaje para terminar, y fui a buscar a Nuttapong. La sesión de hoy era relativamente sencilla. Empezábamos en el baño principal opulento, donde me iba a encontrar a Molly tomando un baño de burbujas, y después de pasar unos minutos besándonos y ayudándola a lavarse, la levantaría de la bañera y la llevaría al dormitorio donde terminaríamos la escena.

Una vez que supe la organización, me pasé el bronceador, y luego esperé por mi señal de Nuttapong. Una vez que Molly se relajaba en el jacuzzi, me paseé dentro, descalza, vestida con sólo un par de jeans. Compartimos unos pocos besos tiernos, y froté sus hombros y cuello, antes de pasar a sus pechos. Luego capturaron una toma de mí ayudándola a salir de la bañera antes de que cortaran. Retomamos las cosas una vez que estábamos en la cama, y pronto estaba enterrada profundamente dentro de Molly. Pero una vez dentro de ella, no podía escapar de mis pensamientos acerca de anoche con Becky.

Ella era tan suave, tan confiada que yo no le haría daño. Estar con Molly era todo lo contrario. Empujó sus caderas para que coincidiera con mi ritmo y me rogó que la follara más rápido. Un sentimiento profundo y persistente hervía, instándome y cedí, conduciendo dentro de ella fuerte y rápido, la persecución del alivio voraz incendDerekdo dentro de mí. Al darme cuenta de que no tenía que tener cuidado con Molly, no me contuve. Choqué contra ella hasta que dejó de pedir más duro y comenzó una letanía de pequeños gemidos. El sonido de los gemidos de Molly me recordó a Becky. Y sosteniendo la imagen del rostro de Becky en mi mente, terminé. Pero a pesar de mi liberación, el alivio no llegó.

***

Derek llegó justo cuando el juego estaba a punto de comenzar. Echó un vistazo a mi mesa de café e hizo un gesto a los seis paquetes de cerveza y la caja de pizza para llevar con el ceño fruncido.

—Oye, ¿dónde están las alas? —Negué con la cabeza.

—No estoy de humor. —Eso me recordaría demasiado a Becky. Maldita sea, ver su boca dulce desgarrar la carne del hueso y su lengua rosada lanzándose a atrapar una gota de salsa de barbacoa... no, no habría alas esta noche. Se dejó caer en el sofá, tomando una cerveza.

—¿Has estado trabajando mucho? —Sabía que no preguntaba acerca de la construcción. Normalmente manteníamos la política no preguntes, no me cuentes cuando se me ocurrió incursionar en el porno, pero había hablado de más acerca de que Becky me había dejado por ello, y que por eso había estado tan miserable.

—No. He pagado las facturas que necesitaba, y ahora me estoy manteniendo fuera de toda esa mierda. —Asintió, bebiendo su cerveza.

—¿Y Becky? —Mantuve mi boca en una línea apretada y sacudí la cabeza. —¿Aún? Maldita sea, eres terca. —Vacié mi botella y agarré una cerveza fresca, manteniendo mis ojos pegados en el juego.

—¿Cómo soy terca?

—Porque me estás diciendo que ya no estás haciendo porno... y la razón de que Becky te dejó era porque estabas haciendo porno...

—Sí, supongo que sí —gruñí, recogiendo mi botella.

—¿Y no ves lo estúpida que es esa lógica? —Derek negó con la cabeza—. Ve tras ella, hermana. Deja de ser una tonta.

—Déjalo, Nunca funcionaría entre nosotras, de todos modos.

Pornstar | Freenbecky (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora