Capítulo 10. ¿Lo has visto?

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Narra Freen.

Aparqué mi camioneta y me pregunté dónde diablos se había ido el auto de Heidi. ¿Llevó a Darlene a algún sitio? No me gustaba la idea de Heidi llevando a Darlene por ahí en esa trampa mortal suya. Agarré mi caja de herramientas de la cama de la camioneta y lo dejé en el garaje antes de ir dentro.

Me recibieron unos sonidos de risas provenientes del cuarto de Darlene. Entonces ella estaba aquí, pero ¿qué pasaba con Heidi? Me detuve en el fregadero de la cocina para lavar la suciedad de mis manos y luego me dirigí por el pasillo para ver qué estaba pasando. La vista que me recibió no era para nada lo que esperaba. Darlene estaba tumbada sobre una gran pelota de ejercicio y Becky estaba arrodillada a su lado, ayudándola a rodar sobre la pelota.

Observé por un momento con fascinación aturdida, tratando de entender qué estaba haciendo aquí y a dónde diablos se había ido Heidi.

—¡Freen!—gritó mi pequeña hermana, al verme en la puerta. Se levantó de la pelota con las piernas temblorosas, dando unos pocos pasos sin su andador y arrojándose en mis brazos.

—Hola, muñequita—Atraje su pequeño cuerpo contra el mío en un breve abrazo—, ¿Qué estás haciendo?—Quería preguntarle a Becky qué coño estaba haciendo en mi casa, pero la sonrisa en la cara de Darlene me tranquilizó.

—¡Becky me está enseñando algunos nuevos ejercicios para las piernas!— regresó a la pelota, y rebotó con entusiasmo mientras Becky le sonreía y la mantenía firme. Las mejillas de Darlene estaban rosas y tenía que admitir que no la había visto nunca tan emocionada por hacer sus estiramientos. Sólo esperaba que no se estuviese sobre esforzando.

—Eso es... bueno. Em, Becky, ¿puedo hablar un momento contigo en la otra habitación?—Me volví para ir al salón sin esperar su respuesta.

—Quédate aquí mientras hablo con Freen ¿de acuerdo?—le oí decir. Me siguió al salón, con preocupación dibujada en su rostro.

—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Dónde está Heidi?

—Vine a ver a Darlene y luego Heidi se fue.

—¿Se fue? La persona a la que estoy pagando para que la cuide solo la dejo... contigo. ¿Qué estás haciendo siquiera aquí?

—Realmente no es un gran problema.

—Es un gran maldito problema para mí —Me volví y me quedé frente a la ventana, no quería perder la paciencia con ella. Maldita sea, yo confiaba en Heidi. ¿Cómo podía dejar sola a Darlene con una desconocida?

—Oye —La mano de Becky en mi antebrazo me llamó la atención—. Le dije que era amiga tuya y enfermera. Creo que asumió...

—¿Qué eras la enfermera de Darlene?

—Algo así—Se encogió de hombros y apartó la mano de mi brazo. Dejé escapar un suspiro y presioné los talones de mis manos en mis ojos. Joder, estaba exhausta y sucia por trabajar todo el día en la construcción. No esperaba volver a casa y ver esto. —Lo siento, quería ayudar—dijo Becky con voz suave—. Heidi se fue sólo cinco minutos antes de que llegaras. E intentó llamarte a tu móvil, pero no pudo.

Abrí los ojos y encontré los suyos. Claros y abiertos con preocupación. Mierda. Estaba siendo una idiota.

—Escucha, está bien. Darlene está segura y feliz. No debí haber explotado así. Encontrar una buena ayuda para cuidarla es difícil, y no creo que vaya a contratar a Heidi otra vez, pero no es tu culpa.

—No la despidas por mi culpa. Sólo fue un malentendido—suplicó.

—Pensaré en ello. Al menos, vamos a tener una pequeña charla sobre seguridad y desconocidas en la puerta—suspiré, no quería discutir con Becky. — Gracias por trabajar con ella hoy. —Dejó salir una bocanada de aire y sus hombros se hundieron visiblemente con alivio.

Pornstar | Freenbecky (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora