Capítulo 2. Puedes ver por qué la contraté

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Nuttapong caminó hacia mí para darme una charla.

—¿Estás lista para esto? Respiré hondo y miré al set de grabación —un sofá de cuero blanco contra ventanas de piso a techo en el elegante loft que alquiló el estudio. Se sentía frío y artificial, pero ¿qué podía esperar? Era sólo sexo. Podría hacer esto. Era lo único en lo que sabía con certeza que era bueno. Y lo más importante, se paga mucho, lo suficiente como para pagar la atención médica de Darlene.

Me imaginé su dulce rostro asomándose por el borde de su edredón cuando la había recogido hace un rato. Le había dicho que Anna iba a cuidarla y que no me iba a ver hasta la mañana. Ella apretó los labios y asintió. No le gustaba la oscuridad, e incluso a veces prefería meterse en mi cama por la noche, pero estaba poniendo su cara valiente.

—¿Freen? —preguntó Nuttapong, exigiendo mi atención de regreso a él.

—Sí, estaré bien.

—Esa es mi chica. Nuestra actriz debería llegar pronto. Es una chica nueva. Vas a amarla. Joven, dulce... —Hizo un sonido de succión con la boca y los ojos tenían una mirada lejana. Me estremecí. Ignorando el hecho de que él era un director de películas para adultos, el comportamiento de Nuttapong sólo gritaba mala calidad.

Comenzaba a arrepentirme de mi decisión de trabajar para él, pero las visiones de signos de dólar seguían flotando ante mis ojos. Nuttapong me había visto en el ring de boxeo en varias ocasiones durante el año anterior, y unos meses antes comenzó a acercarse a mí después de las peleas, prometiéndome grandes sumas de dinero si alguna vez estuviese interesado en trabajar para él. En ese momento, me reí. Pero las peleas trajeron menos dinero y las cosas empeoraron con Darlene, acepté la oferta y decidí darle una oportunidad.

El artista de maquillaje se acercó, por suerte, distrajo a Nuttapong de cualquier pensamiento pervertido que se estuviera reproduciéndose a través de su cabeza. Me quité la bata a su petición y comenzó a aplicarme algún tipo de bronceado en spray sobre los hombros y el pecho. No me gustó el olor, pero lo alejé de mi mente y me concentré en lo que tenía que hacer.

—Lo más importante de recordar es el control. No hagas nada hasta que yo lo diga. Pero si necesitas ir más despacio, o cambiar posiciones, hazlo. Siempre y cuando no eyacules hasta que yo dé la señal. Tenemos un montón de escenas y posiciones antes de que eso suceda —Me recordó Nuttapong.

—Lo tengo. No me será un problema. Él se echó a reír.

—Arrogante. Me gusta eso.

La confianza no solía ser un problema para mí, pero no podía negar que había un dejo de ansiedad ante la idea de tener sexo con una chica a la que nunca había conocido, en la cámara, frente a una sala llena de gente —técnicos de iluminación, director, equipo de filmación, y algunos otros cuyos papeles no sabía. Traté de no centrarme en eso y en su lugar pensé en el dinero que Nuttapong me prometió.

—¿Qué pasa con ella? ¿No debería hablar con ella primero? ¿Descubrir lo que le gusta y eso?— Nuttapong se río y palmeó mi hombro.

—Niña tonta. Se trata de una escena porno, no una primera cita. Ella fingirá, así que no te preocupes porque tenga un orgasmo. Sólo concéntrate en ti.

No podía imaginar cómo podría tener una conversación así con una extraña. ¿Así que te gusta la penetración o la estimulación del clítoris para alcanzar el orgasmo? Dios, ¿yo era una idiota o qué? Estaba pensando demasiado en esta mierda.

La puerta principal se abrió y todo el mundo se volvió.

—¡Y ahí está! Mi chica hermosa... —Nuttapong se dirigió a saludar a la estrella con los ojos abiertos mientras ella entró en el apartamento. No pude dejar de notar lo asustada que ella estaba. Y joven. Mierda, ¿esta chica siquiera tenía dieciocho años? Vi como Nuttapong le ayudó a quitarse su chaqueta y la colocó sobre la silla de maquillaje.

Tiempo actual.

Cuando Becky regresó, yo estaba sentada en la mesa de examen, la bata de papel cerrada sin anudar a mí alrededor. Nuttapong no se había ofrecido a irse mientras me cambiaba. Él y toda una habitación llena de gente ya me había visto desnuda, así que pensé que no importaba mucho en este punto. Ansiaba que esta jodida noche acabase.

Becky se lavó las manos y cuidadosamente colocó una bolsa de hielo sobre mi ingle. Me moví y dejé escapar un gruñido de sorpresa por la frialdad, y los ojos de Becky se encontraron con los míos.

—¿Está bien? —preguntó en voz baja.

—Bien —dije y tragué la cadena de malas palabras que quería dejar salir y ajusté la bolsa de hielo para que no se sentara directamente en mis bolas. Nuttapong se apoyó en la mesa de examen y río para sus adentros como si encontrara nuestra interacción divertida. Era evidente que yo estaba intrigada por ella y por la forma en que sus ojos vagaron por la habitación, desesperada por mirar a otro lado excepto directamente a mí, o, mejor dicho, a mi apéndice inflamado. Ella estaba claramente incómoda.

—Puedes ver por qué la contraté, ¿no, cariño? —Nuttapong sonrió con orgullo y me dio un codazo suavemente en un costado. Sus mejillas se ruborizaron y metió la barbilla contra el pecho.

—Continuaremos con esto —gruñí. No me importaba el examen o estar expuesta, sólo quería poner fin a su vergüenza lo antes posible.   

Pornstar | Freenbecky (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora