Capítulo 23. ¡Tu pequeña conspiradora!

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Narra Becky.

Irin y yo estábamos sentadas en mi sala de estar con dos copas de vino sobre la mesa de café y una botella de Merlot entre nosotras. Había sido una larga semana. Me despertaba cada mañana con pensamientos de Freen y Darlene dando vueltas en mi cabeza y me iba a la cama cada noche con lágrimas en los ojos. Les echaba de menos con fiereza, aunque nunca admitiría eso ante Freen.

Lo que había hecho era imperdonable. Me había decepcionado, pretendiendo ser esa fantástica chica — había conocido a mis padres, por amor de Dios— pero lo peor de todo, había tomado mi corazón. Era exactamente lo que Irin me había advertido. Gracias a Dios no escuché un "te lo dije" Simplemente me escuchaba cuando necesitaba desahogarme y se mantenía en silencio cuando yo no quería hablar y vino todas las noches de la semana pasada para distraerme.

Después de unas pocas copas de vino, Irin intentó sonsacarme información sobre cómo era Freen en la cama. No le conté nada. Ella tomó otro sorbo de vino, apoyando una mano sobre su cadera.

— Demonios, podría estar embarazada de siete meses del bebé de otra persona y todavía querría un pedazo de ella.

—No estás ayudando. —Le fruncí el ceño. Alzó las manos.

—Perdón, pero es la verdad. Escucha, cariño, tuviste tu diversión. Quizás solo deberías aprender de la situación, y dejar ir el resto. —Lo que ella no entendía era que no era tan sencillo. No era solo el hecho de que Freen robó mi corazón, también lo había hecho la dulce Darlene. Eran un paquete en mi mente. Oí un golpe en la puerta, y luego la llave girando. Tenía que ser Heng entrando. Irin se animó al oír el sonido. —¡Es mejor que traigas pizza!—gritó. Los dos se rieron. Le habíamos llamado hace media hora pidiéndole que nos trajera una pizza. Extra de queso, extra de pepperoni.

Heng entró en la sala de estar, una caja de pizza en equilibrio sobre la mano.

—Mis señoras. —La puso sobre la mesa de café entre nosotros.

—Heng, eres el mejor —Le dije, extendiéndome hacia él para darle un abrazo con un solo brazo.

—No hay problema. Voy a buscar algunos platos y servilletas. —Se dirigió a la cocina mientras Irin y yo abríamos la tapa y aspirábamos el increíble aroma que emana de la caja. Me alegré de ver que no había ninguna incomodidad persistente entre Heng y yo. Sabía que todavía estaba enfadado por el tema de mi pequeña aventura con Freen, pero por ahora, estaba siendo civilizado al respecto.

—Hazte con un vaso —Le dije a Heng.

—¡Y trae otra botella de vino! —añadió Irin. Sin esperar por los platos, Irin y yo cogimos un trozo cada una. Después de acabar una pizza grande y tres botellas de vino, decidimos terminar la noche. Los acompañé hasta la puerta y cogí mi cartera para pagarle a Heng por la pizza. Le tendí unos cuantos billetes antes de abrazarlos y darles las buenas noches. Cuando devolví a mi billetera a mi bolso, mi mano tropezó con algo frío y firme. ¿Qué...? Saqué el bote negro de mi bolso y lo levanté para inspeccionarlo.

—¿El guardián? —Leí el lateral—. ¿Qué demonios es esto?— Parecía ser un spray de pimienta. ¿Cómo...? Oh, Dios mío. Freen.

Ella había metido algo en mi bolso esa noche, diciendo que me había conseguido un regalo. Me olvidé de ello. Dejé el objeto que me había dado sobre la isla de la cocina y me paseé por la habitación. ¿Por qué me consiguió eso? ¿Por qué intentó actuar como si le importara cuando obviamente no lo hacía? Sin esperar a que la lógica se asentara, agarré mi móvil y marqué su número. Había pasado más de una semana desde el incidente, pero mi reciente consumido valor líquido me había proporcionado el combustible necesario para realizar la llamada. A pesar de lo tardío de la hora, contestó al primer timbrazo.

Pornstar | Freenbecky (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora