26- Finalmente

401 44 13
                                    

Al abrir los ojos, lo primero que vio fue al hermoso hombre de cabellos verdes acostado a su lado, le abrazaba con cariño y besaba su brazo.

Frotó su rostro con su mano y alzó su mirada para hacer contacto visual con él, al ver esa sonrisa ladina sintió su estómago resolverse de emoción.

--Buenas días, ¿dormiste bien?-- Su voz grave erizó su piel.

--Sí, aunque mi cuerpo está algo adolorido...-- Sus ojos se pasearon por la habitación, buscando al otro chico.

--Dijo que tenía que hacer algo y que regresaría muy pronto.-- Ella mordió su labio inferior al escuchar las palabras de Zoro. --Ese bueno para nada al menos nos dejó el desayuno preparado.

<< Tan caballeroso cómo siempre. >>

--Te lo traeré.

--Gracias, Zoro.-- Le regaló una sonrisa que logró sonrojar al joven.

(...)

--Eres una maldita desgracia. Sabía que éras un bueno para nada, un maldito inútil que sólo sirve para jugar a ser ama de casa.-- Palabras que se clavaban en su piel como cuchillos. --¿Qué eres? ¿Una mujer?

--El hecho de que no quiera vivir bajo tus reglas no me hace menos hombre.-- Se defendió el rubio, quién solamente recibía una mirada de asco y frialdad.

--Arruinaste nuestra oportunidad de relacionarnos con una familia tan espectacular cómo la Familia Charlotte...  ¿esperas a que te de besitos y te hable cómo un niño?-- Su voz se iba quebrando levemente debido a la furia, incluso su rostro se había puesto rojo.

--¡No me voy a forzar a amar a alguien a quien no amo! Tú no sabes lo horrible que se siente tener que forzarte a dormir en la misma cama con alguien a quien no amas, mentirle con esas dulces palabras, fingir que estás enamorado y jugar a la parejita feliz... ¡No quería hacerlo! Es injusto para ella...

Escuchó las carcajadas de sus hermanos a lo lejos.

--¡¡Es por un bien mayor, hermanito!!-- Exclamó el de cabellos azules, con esa sonrisa arrogante y ese tono de superioridad. --Tú le das falso amor y recibes dinero real.

--Es estúpido tratar de tener una conversación con ustedes, no piensan cómo humanos...-- Sanji apretó sus puños.

--Solo tienes que ir a hablar con Big Mom y decirle que te arrepientes de tu decisión y quieres seguir con el plan de la boda.-- Habló Ichiji, su hermano mayor. Él parecía el más inteligente y razonable de sus hermanos, pero su corazón seguía siendo igual de frío. --Puedes serle infiel o lo que tú quieras, pero al menos quédate con ella.

Y sus palabras le molestaban aún más que los insultos de su padre o las idioteces de su hermano peliazul.

--Quiero dejar de vivir con esa sensación pesada en mi pecho. Quiero despertar con tranquilidad en lugar de despertar con un sentimiento de culpa. No quiero seguir con ella, quiero tener mi propia vida.-- Ésta vez Sanji hablaba con seriedad y determinación. --Y si eso significa que ya no seré parte de tu estúpida familia... Entonces, por mi no hay problema.

Aquello último lo dijo clavando sus ojos en los ojos del mayor de cabellos dorados, aquel que se hacía llamar Padre.

Sin intenciones de añadir alguna otra palabra, Sanji se dirigió a la salida, sintiendo un enorme peso caer de sus hombros.

Se sentía libre, era una maravillosa sensación, un sentimiento de alegría y calma.

No podía esperar a ver a su amada.

(...)

La puerta se abrió y el rubio entró por ésta, viendo a Zoro y (T/N) en la sala de estar, se encontraban sentados viendo una película.

Ella se levantó de su asiento para abrazar al ceja rizada, quién se sorprendió por el acto, pero no tardó en corresponder.

--Te traje las pastillas.-- Comentó él, alzando la bolsa que tenia en su mano.

--¡Me olvidé de ello por completo!-- Fingió golpearse la frente y tomó la bolsa que él le ofrecía. --Muchísimas gracias.

Le dio un beso en la mejilla.

Y así terminó esa etapa dónde los problemas intervenían en su relación. Ahora era la calma después de la tormenta.

Zoro y Sanji todavía discutían de vez en cuando, aunque tal vez esa era su única manera de convivir juntos, y a ella ya no le molestaba.

Ambos chicos parecían odiarse, pero la fémina había notado aquellas veces en las cuales se la pasarían juntos en silencio, al lavar los platos, uno estaría sacándolos. Al limpiar la casa, se ayudarían el uno al otro, incluso verían programas de cocina alguna que otra vez.

Ella juraba que hasta iban al gimnasio juntos a veces, ya que a Zoro le gustaba mucho entrenar y Sanji lo hacía cuando podía. También les escuchaba hablar sobre la cena algunas veces, ya que el peliverde le pediría a Sanji muchísima proteína.

Así que si, diría que se llevaban bien a su manera.

Ambos cuidaban de ella y ella cuidaba de ambos.

--¿Entonces todo está bien?

--Mejor que bien, no me he sentido de ésta manera en años. Y no estoy exagerando.

--No sabes lo mucho que me alegro de escuchar eso, (T/N).

--Gracias, sin ti no sé que me hubiese pasado la verdad, eres una gran amiga, Koala.

El silencio al otro lado del móvil era ruidoso, estaba muy segura que su amiga estaba tratando de aguantarse las lágrimas.

(T/N) sonrió al notar cómo la pelinaranja tenía problemas al pronunciar las palabras. Hasta que finalmente habló.

--Estoy muy orgullosa de ti, (T/N), todos lo estamos. Sabo, Luffy, yo... Tú también deberías estar orgullosa de ti misma.

Las palabras de Koala éran dulces y amable, escuchaba su voz quebrarse al hablar.

El corazón de la peli-(c/c) se suavizó, su cuerpo se tranquilizó. No había rastro de tristeza, estrés o enojo. Todo era calma.

Agradeció a su amiga una última vez y colgó la llamada, se sentó en la cama que compartía con sus hombres y limpió las lágrimas que caían por sus mejillas.

--Finalmente... aprendí a vivir sin ti, Ace... Estoy lista para dejarte atrás y empezar mi nueva vida...

CONTINUARÁ...

Bajo La Luna (Sanji x Lectora x Zoro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora