Los brillitos en los pómulos siempre le funcionaban; sombras oscuras en los párpados y en la línea de agua, rubor por la nariz y mejillas, era todo un chico guapo. Incluso parecía que era un cantante.Pero no, realmente se estaba preparando para un buen cliente, uno con dinero, que portaba un reloj hermoso, un perfume costoso y su aura dominante y evaluada por miles de dólares. Todo eso valía la pena.
Su belleza tenía que ser aprovechada, no por nada sus mejores clientes adoraban como Haechan relucía sus piernas, su delgada cintura, su cadera, su lindo abdomen, y su piel tan exquisita, todo de él les parecía tan femenino que querían manipularlo como si de una muñeca se tratase.
Detrás de eso, a Hyuck no le gustaba el proceso de todo, detestaba como esos viejos miraban su cuerpo con hambre, como unos lobos cuando ya tienen a su presa.
Pero no podía ocultar sus pupilas dilatadas al ver todo el dinero que ganaba su gran ayudante y él, era la mismísima gloria.
Creció en un ambiente tan asfixiante que ahora se enaltecía a sí mismo por todo lo que había logrado, al inicio estaba inseguro de dar ese paso, pero gracias a su amante y a que lo había obligado, ahora estaba en donde siempre creyó estar. Podría ir de compras cuando quisiera, la comida no era problema, ni mucho menos casas y autos, aunque eso sí... tenía que seguir trabajando cautelosamente, o todo eso se iría a la mierda.
— ¿Estás listo, bebé?
La voz ronca y brusca de su amante resonó por su casa. La cual siempre estaba mostrando o por no decir "presumiendo" la cantidad de ropa cara que tenía en sus ganchos.
La casa era grande, con espejos lindos y llamativos, Hae nunca había sido fan del alcohol pero tenía una barra especial en donde atrás en las repisas se encontraba todo tipo de vino y bebidas, sólo le gustaba dar una vista como si fuera su propio bar.
Todo estaba decorado al gusto del menor, con discos por donde quiera, cuadros de arte colgados en cualquier pasillo, estaba en la casa de sus sueños, y por fortuna era totalmente suya.
— Ahm... falta hacerme unos cuantos rizos en el cabello, espera unos minutos, por favor...
— ¿Por qué te empeñas tanto en hacerte todo eso, cariño? Al final del día terminas cansado y tu cabello se arruina.
— No lo entenderías, tú ni siquiera te maquillas, no creo que te guste arreglarte el cabello.
— Bueno, como digas, chiquito. Me gusta como te ves.
Jaehyun hizo su presencia en el espejo apareciendo detrás del castaño y tomándolo posesivamente por la cintura, rodeando ésta con sus largos brazos. Su toque era algo autoritario.
— Me encanta como te ves así... para mí.
Deslizó sus labios al lóbulo del menor, quién se retorció ante su toque y pidió alejarse pero no podía hacer nada por la bruta fuerza de Jae en su pequeño cuerpo.
— No vayas a empezar... ya estoy casi listo...
— Igual no iba a hacer nada, no te asustes, ya vas tarde.
Se distanció del moreno con una sonrisita burlona no sin antes darle una nalgada algo fuerte que fue respondida por un jadeo sorprendido de Hyuck.
— Déjame ya, prepara el auto de una vez.
— Bien, te veo abajo, chiquito.
Los brillitos rojos le recordaban a lo que acontecía cuando sol caía y el cliente se dejaba llevar por el extasis.
Las manos sucias de Jaehyun tocando el cuerpo de Hyuck por la noche...
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— ¡Espera! No lo hagas hasta que yo salga, esa es la puta regla, Jae.
El moreno se levantó rápidamente de la cama del hotel para sacudirse la ropa con asco, tomó el maletín que estaba en el suelo y salió de ahí apresurado y casi cerrando los ojos.
Todavía ni terminaba de cerrar la puerta de la habitación y escuchó el crujido del cuchillo entrar en los huesos de la cadera del señor con el que estaba anteriormente, ya se sabía todo el procedimiento...
Una vez por error se quedó más tiempo en la habitación de un cliente, y debido a que Jaehyun era un desesperado y hambriento, no dudó en estampar la navaja por el pecho, cortando cada capa de piel, llegando hasta lo más profundo y visible para hacer círculos dentro de la carne viva, chapoteando sangre fresca por todo su alrededor y haciendo el orificio con brusquedad para cuando tuviera espacio meter su mano crudamente y con sus dedos buscar el corazón del viejo millonario. Lo peor fue cuando lo sacó y éste aún palpitaba desesperadamente.
Y lo más probable era que el mayor había hecho lo mismo esa noche con el empresario con el que casi se acostaba Hyuck, eso no le importaba sino el maletín que ahora llevaba con desesperación al auto de su mayor Jae.
Apenas abrió la puerta y se encerró dentro y la notificación del teléfono le sacó un suspiro algo histérico, sus ojos se movían a todos lados, parecía un maldito desesperado que había sido visto por todo el mundo y ahora estaba escabullendóse en el carro. Cerró todas las puertas con seguro, reclinó los asientos y colocó el maletín en el asiento del copiloto, para abrirlo con miedo y finalmente soltar un suspiro aliviado.
No estaba lleno de wones, sino de solamente dólares. Puras fajas hermosas con las que Haechan se podía limpiar las lágrimas de aquel miedo que le daba cada que veía la sangre correr.
Otro ruidito lleno de susto salió de su garganta al escuchar varios toques fuertes en la ventana, para darse cuenta que era Jaehyun con la cara salpicada y con un gesto de frustración.
— Ábreme.
Rápidamente se subió a los asientos traseros donde sin dudarlo, su vista se dirigió al maletín que le hacía compañía a su pequeño.
— Ou... esto recompensa todo. Ahora conduce hasta casa que quiero ducharme e ir a cenar contigo.
Haechan odiaba esas veces en las que iban a cenar, todo era bonito hasta que el mayor se emborrachaba y tenía que cargar con todos sus problemas. No era su psicólogo.
Sin embargo, hizo caso y fueron a su casa para bañarse ya que a Jaehyun no le gustaba "tocar" el cuerpo de Hyuck cuando iba a hacer su trabajo y tenía que bañarse aun sin haber hecho nada. Era un idiota tan hipócrita.
Comieron como reyes, bebieron de lo más caro, se emborracharon, fueron a casa para besarse cómodamente y terminaron jugando en la cama con las pocas energías que tenían.
— ¿Crees que podríamos descansar algún día? Ósea... me refiero a no hacer nada de lo que hacemos en mínimo una semana y vivir como gente normal.
— Somos gente normal, Hyuck.
— No, no lo somos.
— Sí lo somos, otra cosa es conseguir dinero de una forma muy distinta a otros. Pero fue a lo que la vida nos orilló a hacer, sobre todo a tí, cosita. Así que ahora duérmete para que dejes de decir tonterías.
El moreno abultó sus labios y se acurrucó en el pecho de Jae, sintiendo su calor y sus ojos pesados, lo que provocó que cayera en un profundo sueño esa noche. Una rutina de siempre.
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spattered by blood - jaehyuck
FanfictionA Jaehyun le gusta manchar sus manos en sangre. Y a Hyuck no le gusta que Jae lo toque con las manos sucias. 🔞 Mantener discreción, lenguaje no apto para personas sensibles. ¡! leve mención del johnmark, johntae.