— ¿Qué te parece si dejamos esto por la paz...? —ya se había deshecho del seguro pero el arma seguía guardada y escondida por la espalda del moreno. —Firmas el contrato, y yo te doy el dinero.
— ¿Y qué si no acepto? —se burló dejando en la mesa su vaso de alcohol, luego empezó a retar al hombre mayor que traía a Haechan en sus manos.
— Debes estar totalmente confiado en lo qué haces. Bien sabes que no me gusta andar con rodeos y me fastidia la gente que intenta intimidarme.
— Yo no soy como los demás a los que puedes atemorizar con videos íntimos. No, yo soy un hombre de bien, no tengo nada qué temer.
Mark estaba absteniéndose de cualquier mal paso, grito o murmuro ante los manoseos que estaban profanando su pequeño cuerpo. Sus ojos redonditos y asustadizos estaban demasiado enfocados en la gran tensión que había entre esos grandes hombres con su aura imponente y sucia.
Haechan estaba del mismo modo, tuvo que quemarse la garganta con tragos del pesado whisky para cohibirse de esos malos presentimientos.
— Asistente Kang, por favor... hazme el favor de traerme el maletín.
Bingo. Ahí estaba el tesoro que Mark perseguía con la vista hasta caer en la mesa.
Se dejó ver que dentro traía una aterradora cantidad de billetes, todos en fajas y bien ordenados.El corrupto giró el maletín hacia el hombre que jalaba su corbata con manos temblorosas al ver tanto dinero junto para él solito. —Mmh, no lo sé, no me llega a convencer tu dinero sucio. —dudaba sobre si aceptar o no.
— Bueno, de igual forma... te quedarías con las ganas de invitarle una comida apropiada a tu esposa, muerto de hambre.
En un lento y bien calculado movimiento, se escuchó el crujir del gatillo y el ruido sordo de una bala salir le hizo cerrar abruptamente sus ojos por el impacto y se tapó los oídos al escuchar su corazón dar palpitaciones fuertes y se acobardó de más.
Pero el canadiense no alcanzó a bloquear su vista, se quedó rígido en su lugar cuando vió el cráneo de aquel individuo partirse horriblemente en pedazos, los sesos salieron disparados por la pared y escurriendo de forma asquerosa por ese plasma carmesí tan conocido.
La escena lo impactó una vez más y el cosquilleo en su vientre se volvió más intenso, las náuseas se asomaron y quemaron su garganta, el pecho le ardía demasiado, y su corazón estaba tan agitado que pensaba que lo vomitaría también, todo junto. Pero sólo pudo responder con un gemido tan débil que temió quedarse afónico por un buen rato.
Hyuck lo reprendió con sus ojos por haber reaccionado y quiso despistar a los otros hombres, queriendo distraerse de toda esa escena que le causaba una repulsión enorme que erizaba su piel.
— Espera, morenito... mueve tu culo un poco y vuelvo, mi amor. —lo tomó de las caderas sin previo aviso para dejarlo a un lado y poderse levantar en dirección al ahora cadáver con su cabeza destruida por todos lados, creando un charco de sangre en el suelo. —Bien, ven tú, anda...
Hasta ahí cayeron en cuenta que el hombre recién asesinado y su asistente personal estaban en la misma habitación. Lo más escalofriante fue la cuestionable moral del joven ayudante que, apenas cayó muerto a sangre fría su jefe, sonrió y se acercó cautelosamente, manteniendo su saco apretado para no mancharlo en el intento, tomó su mano que aún estaba tibia y la hundió en la sangre; sacudió un poco sus dedos y llevó su pulgar húmedo hacia la hoja blanca que tenía y lo presionó, firmando así el contrato por finalizar.
— Listo, Señor. —hizo una reverencia y se alejó del cuerpo.
— Bien, recibirás tu parte en el banco. —una risa turbia volvió a salir de sus labios, era tan chirriante que fastidiaba los oídos de cualquiera. —Es una pena que la tinta se haya acabado y hubiera recurrido a eso, no me gusta tanto este tipo de cosas.
Regresó con Haechan para bajar su vista y acariciar delicadamente su mentón, saboreando cada una de sus facciones y queriendo comérselo ahí mismo. Pero el menor habló.
— ¿Hablaremos del... dinero, papi? —le repudiaba tanto ese estúpido apodo pero tenía que hacerlo.
— ¿Qué dinero, amor? ¡Es falso! —las carcajadas inundaron de nuevo el lugar y sus hombres también lo hicieron. —¿También te engañé a tí? ¿Tan real se mira? —agarró con fuerza un puñado de billetes del maletín y los aventó por todo el lugar aún con su risa burlona.
En ese momento Haechan se puso demasiado colorado, su sangre lo estaba haciendo arder por todo el cuerpo y se levantó de golpe para verificar el dinero que estaba siendo tirado en vano.
— ¡¿Ésta mierda es falsa, idiota?! ¿Eres estúpido o qué? ¿Qué tienes en la puta cabeza?
El plan definitivamente no era eso y Mark lo supo por la reacción que tuvo su compañero, y no dudó en levantarse también de ahí, alejando a empujones a los demás.
— Cuida tu tonito, princesa. Odio que las zorras hablen así. —el hombre se tronó el cuello al voltearse y quedar de frente con el moreno, que era un poco más bajo que él pero muy altanero.
— Yo te hablo como se pegue la puta gana ¿Cuál es el problema, eh? ¡Dime! —sus palabras fueron calladas por una abofetada que le hizo girar el rostro bruscamente.
— No sabes como me gusta educar a los chiquitos rebeldes.
El canadiense tomó a Hyuck de los brazos para alejarlo de ese hombre y divisar que estuviera bien y se atrevió a también sacar su coraje reprimido.
Tomó del cuello al hombre mayor y lo empujó hasta llevarlo hacia atrás hasta que su espalda crujiera contra la pared fuertemente e hizo presión contra su piel, con todo afán de desquitarse y lastimarlo con toda la fuerza que tenía en ese momento.
Definitivamente toda esa mierda se había torcido tanto.
Pero sus matones no dudaron en querer deshacerse de Mark y se lanzaron contra él para jalonearlo violentamente.
— No sabes... ni que mierda... estás haciendo. —el oxígeno de aquel asesino se estaba yendo, la desesperación empezaba a a circular por su sangre y movió sus hombros en busca de detener al canadiense, vaya que sí tenía fuerza.
De pronto Haechan notó de lejos como sacaba su arma de debajo de su saco como anteriormente lo había hecho, y ese terror carcomió su cabeza en segundos, ni siquiera dudó en actuar.
— ¡Mark! ¡Déjalo! —se fue acercando poco a poquito, con mucho cuidado para poder controlar a su compañero, quien no reaccionaba, solamente actuaba por instinto.
Un disparo tronó en dirección al techo y los sentidos de Mark se agudizaron, causando que alejara sus manos rápidamente de ahí y diera unos pasos atrás, titubeante de su movilidad y con un semblante demasiado aterrorizado, no podía creer que rápidamente se sentía cobarde.
— ¿Por qué... te alejas? Ven, intenta ponerme una mano encima otra vez, y te voy a tronar en mil partes esa cabeza tonta que tienes, mocoso. —la tos que lo interrumpía era brusca, tocaba su cuello con rabia mientras se preocupaba de respirar, aunque sus ojos escalofriantes no dejaban de estar clavados en Mark, acercándose poco a poco.
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spattered by blood - jaehyuck
FanfictionA Jaehyun le gusta manchar sus manos en sangre. Y a Hyuck no le gusta que Jae lo toque con las manos sucias. 🔞 Mantener discreción, lenguaje no apto para personas sensibles. ¡! leve mención del johnmark, johntae.